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"Si yo fuera rico" (MEGA) una historia que contar

viernes, 12 de enero de 2018

Rodrigo Munizaga
TV
El Mercurio

"Los parlamentos no son infantiles, como desde hace demasiado tiempo lo vienen siendo las comedias chilenas".



El concepto de "familia chilena", que el guionista Rodrigo Cuevas supo retratar tan brillantemente en "Los 80", es el eje de su recién estrenada teleserie "Si yo fuera rico". Una mujer que hace de madre y padre a la vez (María Gracia Omegna), un matrimonio con hijos que quiere salir de la estrechez económica (Mariana Loyola y Jorge Zabaleta) y dos hermanos adolescentes huérfanos que viven con su madrastra (María Fernanda Martínez y Andrés Commentz), son el centro de esta historia que tiene como telón de fondo a la clase media que sueña con lograr dinero "caído del cielo". Ese Chile de los 24 casinos de juegos, de miles de "casinos populares", de las loterías y de gente que pide dinero a empresarios en Twitter para lograr lo que de otro modo parece imposible.

El género de las teleseries, que desde sus orígenes vende "aspiracionalidad" a su público, tiene un subgénero a estas alturas con historias de herencias, relaciones por conveniencia y protagonistas que de un minuto a otro se vuelven millonarios. Pero quien espere encontrarse en esta ficción con una más sobre "ricos y pobres" se va a llevar una sorpresa. Los "nuevos ricos" -ese término tan clasista que se usa para deslegitimar que alguien de una clase social pueda ascender- son retratados acá evitando los clichés y otorgándoles consistencia a los personajes, para volverlos entrañables en la medida de lo que permite el género y elevando la ficción muy por sobre la media. La escena de Omegna y Gonzalo Valenzuela chocando en la calle, que hemos visto tantas veces como modo en que la pareja de una telenovela se conoce, esta vez tiene una vuelta de tuerca (él termina robándole); el antagonista de turno, interpretado por Daniel Muñoz como un asesor financiero, escapa de la maqueta y, lo que se agradece en lo general, los parlamentos no son infantiles, como desde hace demasiado tiempo lo vienen siendo las comedias chilenas, ni tampoco hay esa música machacante estilo Carlos Vives que ya agotaba oír. La trama es coral y el nivel de actuaciones parejo, aunque hay una deficiencia en la dirección de actores: algunos parecen estar actuando a su antojo y recuerdan papeles anteriores que han hecho (es el caso de Jorge Zabaleta), lo que no arruina el conjunto, pero hace ruido.

Luego de "Pituca sin lucas", las teleseries de las 20 horas de Mega iban en caída libre en términos creativos: un par de ideas, buen arranque y luego la debacle, como quedó evidenciado en "Tranquilo papá", que fue alargada sin que la historia diera para más. Tras eso, se nota la preocupación en "Si yo fuera rico" por revertir las cosas y, claro, queda en evidencia que tras ella hay un guionista que no está escribiendo para rellenar escenas, sino que tiene una historia que contar.

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