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En octubre se realizarán los comicios presidenciales:

Enero, mes clave para el futuro electoral de Brasil

martes, 02 de enero de 2018

Amanda Marton Ramaciotti
Internacional
El Mercurio

El miércoles 24 se dictará la sentencia contra Lula da Silva, condenado en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por corrupción.



No es la final del Mundial de Fútbol, ni el Rock in Rio o el último episodio de la teleserie del momento. Pero el fallo que emitirá el Tribunal Federal de la Cuarta Región de (TRF-4) el próximo 24 de enero tiene en vilo a todo Brasil.

Ese día se decidirá el futuro del ex Presidente Luis Inácio Lula da Silva (72), condenado en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

Y, por los anuncios del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, será todo un espectáculo, con la esperada asistencia del líder de U2, Bono; del ex Mandatario uruguayo Pepe Mujica y el senador estadounidense Bernie Sanders. Desde el 22 de enero están previstas una serie de movilizaciones, que incluyen un debate público con juristas locales y extranjeros, un acto con mujeres del PT liderado por la ex Presidenta Dilma Rousseff, y una vigilia nocturna con cientos de carpas armadas a la espera del juicio.

La sentencia puede definir el futuro de las elecciones presidenciales de octubre, en las que Lula es favorito en las encuestas con entre 30% y 45% de las preferencias en primera vuelta -en una carrera con entre cinco y 10 contrincantes-, pese a que tiene otras cuatro causas en su contra.

El PT dice que no hay una opción B. Mientras tanto, han manifestado su interés en ser candidatos la ecologista Marina Silva (tercera más votada en 2014); el gobernador socialdemócrata de São Paulo, Geraldo Alckmin, y el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, quien apoya abiertamente el intervencionismo militar. Según los sondeos, si Lula es inhabilitado, varios de sus votantes apostarían por una opción más extrema, como Bolsonaro. Es decir: de no poder presentarse, el mapa electoral cambia por completo.

El juez Sérgio Moro, que investiga la trama de corrupción en la estatal Petrobras y sus ramificaciones, consideró en julio que el ex Mandatario (2003-2010) recibió un soborno por 3,7 millones de reales (US$ 1,1 millones) de la constructora OAS a través de las restauraciones hechas a un departamento de tres pisos en el balneario de Guarujá, en el estado de São Paulo, a cambio de favorecer a esta compañía en sus contratos con la petrolera.

El tribunal que evaluará el 24 la situación de Lula está compuesto por tres jueces federales, una instancia que por lo general aumenta las condenas dictadas por Moro. Independientemente de la sentencia del TRF-4, "esta será vista como una decisión política. Cualquiera que sea su fallo, pocos creerán que Lula no estuvo involucrado en las malas prácticas reveladas por la Operación Lava-Jato", la investigación que reveló la trama de corrupción entre las constructoras y Petrobras, comenta a "El Mercurio" Maria Herminia Tavares de Almeida, politóloga e investigadora del Centro Brasileño de Análisis y Planificación. "Aunque sea absuelto, no hay cómo disociarlo del inmenso desastre resultante de la participación de su gobierno y del PT en los actos de corrupción que involucran a las constructoras privadas, el gobierno y las empresas públicas", añade.

Estos son los posibles escenarios:

Lula es absuelto

Si el ex Mandatario es declarado inocente, puede postular a la Presidencia. En este caso, asegura Lincoln Secco, autor de "La historia del PT", "se echaría por tierra la única acusación que podría impedir que volviera al poder, lo que solo refuerza el 'mito' Lula". Sin embargo, la fiscalía podría recurrir a los tribunales superiores.

Condena por

unanimidad

Si al ex Presidente lo consideran culpable, irá a la cárcel. La defensa tiene entonces hasta el viernes 26 de enero para presentar el recurso de casación, que pone en duda el proceso judicial o sus omisiones, pero que no suspende los efectos de la sentencia.

En teoría, Lula no podría presentarse a las presidenciales, ya que la Ley Ficha Limpia establece que no pueden ser candidatos quienes han sido condenados en segunda instancia por crímenes contra la administración pública. Pero el ex Mandatario todavía tendría otras posibilidades (ver escenario 4).

Condena por dos

votos contra uno

Si dos jueces están a favor de la condena a Lula y uno la rechaza, la defensa tiene dos días para presentar el recurso de casación y pedir que el voto que beneficia el imputado prevalezca por sobre los demás. Habría un nuevo juicio, compuesto por siete jueces federales, incluyendo a los tres magistrados del TRF-4. No hay un plazo para que este juicio ocurra. Y, mientras no haya un veredicto, Lula puede registrarse como candidato hasta el 15 de agosto, siguiendo el calendario electoral.

Recursos

El ex Presidente ya ha adelantado a la prensa local que no piensa bajar su candidatura. "La justicia no puede impedir a un viejito con una excitación de un joven de 20 años de ser candidato", dijo recientemente en un desayuno con periodistas en el Instituto Lula.

Por esto, lo más probable es que se desarrolle este escenario: hasta 15 días después de una decisión desfavorable, Lula puede ingresar un recurso especial al Superior Tribunal de Justicia (STJ), o extraordinario, al Supremo Tribunal Federal (STF). Al mismo tiempo, puede pedir a esos tribunales y al TRF-4 una orden provisoria que suspenda la prohibición de presentarse como candidato hasta que todos los recursos sean juzgados.

En caso de que se apruebe la cautelar, la Ley Ficha Limpia se rige bajo el principio de presunción de inocencia, por lo que "si la defensa del ex Mandatario presenta recursos, Lula podría registrar su candidatura", explica Oscar Vilhena Vieira, del Núcleo de Justicia y Constitución de la Fundación Getúlio Vargas.

De todas formas, tanto la Fiscalía como los demás partidos pueden pedir la sustitución de un candidato que consideren inelegible hasta 20 días antes de la primera vuelta, prevista para el 7 de octubre. Pero recae sobre la Justicia Electoral la decisión final de impugnar o no a un candidato. Mientras no haya una definición, Lula podría seguir en campaña y mantener la propaganda electoral. Si la Justicia Electoral decide que él no se puede presentar, Lula podría ser sustituido durante la campaña por otro candidato.

Si Da Silva gana las elecciones y es condenado de forma definitiva antes de la investidura (el 1 de enero de 2019), los resultados podrían ser anulados y se llamaría a nuevas elecciones. Existe además la posibilidad de que asuma el segundo más votado, comenta Vilhena, recordando que casos similares han ocurrido a nivel estadual en el país.

Ahora, si una eventual investidura de Lula ocurre antes del veredicto, el proceso podría quedar en suspenso hasta que él deje el gobierno, ya que un Presidente, según la Constitución, solo puede responder por los delitos cometidos durante el ejercicio de su mandato.

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