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Altísima densificación hace a 2017 el año con más rascacielos inaugurados

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Richard García
El_Mercurio

Se sumaron 144 edificios de más de 200 metros.

El mundo se llena poco a poco de rascacielos. Este año que termina pasará a la historia como el que se inauguraron más de este tipo de estructuras, según revela un informe dado a conocer este mes por el Consejo de Edificios de Altura y Hábitat Urbano (CTBUH, por sus siglas en inglés).

El organismo, que recopila información sobre este tipo de edificaciones y su impacto planetario, detalla que tan solo durante 2017 se terminaron de construir 144 torres de más de 200 metros, de las cuales dos pasaron a ser la cuarta y quinta más altas del mundo. Además, se trata del año en que el número de edificios resulta ser el más diverso geográficamente, ya que corresponden a 69 ciudades de 23 países, siendo China el que acumula la mayoría, con 53% de las nuevas construcciones.

Un dato que para los especialistas es un reflejo de la hiperdensificación planetaria es que de todas las estructuras, el 34% tiene fin residencial.

"Hoy las ciudades más grandes del mundo están haciendo un uso cada vez más intenso del suelo", explica la arquitecta Magdalena Vicuña, docente e investigadora del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica. En algunos casos, dice, es porque su valor se empieza a encarecer en las áreas centrales y por eso es necesario hacerlo rendir. En otros es porque su límite urbano está muy controlado. "No pueden crecer en extensión, por lo que lo hacen hacia arriba".

Cada caso es específico, por lo que resulta difícil generalizar, reconoce. Muchos de estos edificios combinan vivienda con hotel, servicios y oficinas. "Están como estratificados verticalmente, con distintos usos".

El detalle es que al menos en los países desarrollados esta hiperdensificación en altura tiende a ir de la mano con un espacio público de calidad. "En China y Japón viven en cajitas de fósforos, pero abajo tienen parques espectaculares. Lo mismo ocurre con Nueva York, que dispone de ese gran espacio que es el Central Park".

Como cajas de fósforos

Pero no ocurre lo mismo en Latinoamérica, incluyendo Santiago. Si bien los edificios residenciales todavía no llegan a los 60 o 70 pisos, no siempre cuentan con espacio público de calidad o servicios suficientes para satisfacer las necesidades cotidianas de las personas que viven ahí, como ir a la farmacia o salir a trotar.

Para Hugo Romero, geógrafo de la U. de Chile, quizás Chile nunca llegue a tener masivamente edificios de gran altura. Para él, el Costanera Center es una excepción. Si embargo, dice, actualmente se está experimentando el surgimiento en múltiples sectores de edificios sobre 20 pisos de altura, especialmente en lugares que se caracterizaban por viviendas bajas, como Estación Central, Independencia o el entorno de calle Santa Isabel, en Santiago Centro. "Es un formidable proceso de verticalización, sin tener en consideración alguna las condiciones ambientales", acusa.

Entre las consecuencias de la edificación en altura menciona la interrupción de las brisas y los sistemas de ventilación, junto con altos niveles de concentración de contaminantes.

También se produce un aumento de la temperatura en esas áreas, ya que estos edificios absorben mucho más calor que las casas.

Para Vicuña, más que la altura, el tema clave es la densidad. Existen edificios que no llegan ni a la mitad de una súper torre, pero son extraordinariamente densos porque tienen departamentos muy pequeños, como ocurre con algunos edificios capitalinos.

Y esto tiene diversas consecuencias, desde la saturación vial y de las redes de alcantarillado, hasta atochamientos en los ascensores. La arquitecta cuenta que pronto publicará un estudio sobre la carga de los elevadores en algunos edificios que bordean los 30 pisos en la comuna de Estación Central. "Hay hasta 400 usuarios por ascensor en cada edificio. Si la mitad llegara a la misma hora de vuelta del trabajo, el taco para subir será enorme".

Es importante que la ciudad se densifique, enfatiza la arquitecta, pero con calidad para que sea bienvenido el proceso. "Necesitamos pensar bien dónde hacerlo y cómo".

El geógrafo es partidario de construir redes de ciudades, como se hace en Canadá o algunos países europeos, que tienen límite de crecimiento en altura como en extensión. "Se van generando redes integradas que incluyen pueblitos rurales accesibles a través del ferrocarril público suburbano, que está asociado a las redes de metro. La idea es que tampoco se ocupe el espacio entre el campo y la ciudad".

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