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Investigadores en EE.UU. proponen fórmulas para regular esta técnica:

Trasplante fecal supera 90% de éxito para tratar pacientes con grave infección digestiva

lunes, 18 de diciembre de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

En Chile, los centros donde se realiza el tratamiento han logrado hasta 100% de éxito en casos recurrentes de bacteria C. difficile con microbiota intestinal donada por familiares sanos.



En China se llamaba "sopa amarilla" a un tratamiento descrito por primera vez en el siglo IV para tratar diarreas causadas por intoxicaciones alimentarias. El preparado era un reponedor -y poco apetecible- caldo, cuyo principal ingrediente eran heces secas o fermentadas de una persona sana.

Unos 1.700 años más tarde, el principio terapéutico de la "sopa amarilla" no solo tiene una explicación, sino que su uso está siendo ampliamente adoptado para tratar a pacientes con infecciones por Clostridium difficile , bacteria causante de diarreas que pueden llegar a ser fatales.

La versión moderna de la sopa china se llama Trasplante de Microbiota Fecal (TMF) y es un preparado de deposiciones de una persona sana, previamente mezclada con suero y filtrada. La indicación es solo para pacientes que no responden al tratamiento estándar con antibióticos o en que la bacteria reaparece, haciendo que sus síntomas se vuelvan recurrentes.

El TMF se administra principalmente a través de una colonoscopía, pero también se pueden emplear enemas y sondas nasogástricas o nasoenterales.

Este preparado permite colonizar con una flora bacteriana sana y diversa el intestino de pacientes cuya flora ha sido arrasada por el uso intensivo de antibióticos, por lo que no es capaz de combatir a la C. difficile .

A nivel internacional, la técnica ha mostrado efectividad en 90% de los pacientes, lo que ha llevado a que en los últimos cinco años su uso se haya expandido en centros de salud de Europa y Norteamérica, al igual que en Chile.

Dada su amplia adopción, la semana pasada médicos de la U. de Maryland publicaron en la revista Science una propuesta para mejorar la regulación del trasplante. Proponen regularlo como un tejido más que un fármaco, y que se exija a los bancos de microbiota (ver recuadro) ajustarse a protocolos como los que siguen los bancos de sangre.

Más difusión

En Chile, los primeros TMF comenzaron en 2012. Los centros con más casos son el Hospital Hernán Henríquez Aravena, de Temuco, donde entre 2012 y 2013 se trataron entre 10 y 12 pacientes afectados por un brote intrahospitalario de C. difficile; el Hospital UC-Christus, con nueve casos a la fecha, y la Clínica Las Condes, con ocho pacientes tratados. En estos últimos dos centros el 100% de los pacientes respondió al tratamiento.

Se requiere un solo trasplante "y el donante suele ser un familiar o el cónyuge", señala el doctor Rodrigo Quera, gastroenterólogo de la Clínica Las Condes.

En 2016, las sociedades chilenas de Infectología y de Gastroenterología incorporaron el tratamiento en su "Consenso de prevención, diagnóstico y tratamiento de la diarrea asociada a C. difficile", como indicación a pacientes que han tenido tres o más recurrencias de la infección, e incluso antes en casos seleccionados que no hayan mostrado respuesta a los fármacos.

"Esperamos que la difusión de este consenso en Chile y Latinoamérica permita difundir más la técnica a otros hospitales y profesionales", señala el doctor Cristián Hernández, del Departamento de Gastroenterología de la Facultad de Medicina UC.

El bajo conocimiento de la técnica y la reducción que han tenido los casos de C. difficile a nivel hospitalario en el país han hecho que los pacientes tratados aquí no sea mayor, dice el doctor Armando Sierralta, gastroenterólogo del Hospital de Temuco.

Pero los médicos subrayan que la reticencia inicial de los pacientes y de los mismos médicos ha desaparecido, gracias a la creciente evidencia sobre su efectividad y los protocolos actuales.

"Se hacen exámenes de sangre y deposiciones para descartar infecciones y el donante debe cumplir una serie de requisitos, incluyendo no tener obesidad, enfermedades gastrointestinales, metabólicas o neurológicas, porque aún no sabemos la repercusión futura que podría tener el traspaso de microbiota de una persona con esas características", señala Quera.

20%
de las personas que reciben antibióticos contra la  C. difficile  recae tras la primera infección y 65% al segundo intento, convirtiéndose en candidatos a un trasplante fecal.

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