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Emmanuel Carrère, reporteando el infierno de Calais

lunes, 18 de diciembre de 2017

Marilú Ortiz de Rozas
Cultura
El Mercurio

Anagrama publicó el reportaje que el destacado autor francés escribió tras su estadía en Calais, en 2016. Hasta fines de ese año, existió allí un inmenso campamento de refugiados.



"Mateo 25, 35: 'Fui extranjero, y me recogisteis'", es una de las citas que Emmanuel Carrère dice que no ocupó ante los "calesienses enfadados", radicales antimigrantes, como tampoco los sermoneó con eso de "Francia, tierra de asilo". Lo que intentó, en este profundo y sensible reportaje que fue a escribir, a comienzos de 2016, al puerto donde se levantó la llamada "jungla de Calais" -campamento que llegó a albergar a 8 mil refugiados y donde hasta violaban y mataban-, fue dar una mirada lo más amplia posible a este drama, escuchando a hombres y mujeres de diversos sectores. Incluso a sí mismo, sutilmente insinuando los problemas de conciencia que esta situación gatilló en él, nieto de inmigrantes rusos/georgianos por parte de su madre (algo que tiene la delicadeza de no mencionar en esta obra).

No va a Calais a defender una postura, Carrère va a tratar de abrir los ojos a una realidad con múltiples caras, animado por -lo dice literalmente- "un gusto quizá excesivo por el matiz y la complejidad del mundo...".

De todas esas personas a las que otorga una voz en su reportaje, la más importante es Marguerite Bonnefille, una mujer que le deja una larga carta bastante agresiva en la recepción de su hotel, apenas desembarca en este puerto. Y todo el reportaje, en cierta forma, constituye una respuesta a esa misiva que lo cuestiona humana y profesionalmente; por eso el artículo, que fue publicado en la revista XXI (en la edición de la primavera -boreal- de 2016), se tituló "Carta a una calesiense. Vivir a la sombra de la 'jungla'".

Sí, el reportaje pretende enfocarse en la vida de los habitantes de Calais, ciudad que ha sido desde hace lustros el puerto desde donde salen quienes quieren ir a Inglaterra, y que ha caído en desgracia a causa de esto. A lo que se suma el desempleo, la quiebra de la industria del encaje y el aumento de la ultraderecha, entre varios otros etcéteras que configuran la singularidad de la ciudad hoy, y la riqueza de este escrito que debía tener un máximo de 40 mil caracteres y finalmente se publicó en 15 páginas de XXI (traducido al español por Anagrama en 81 páginas, $10.690).

Ahora, si el objetivo inicial de Carrère no era hablar de los refugiados, sino de los calesienses, Marguerite ironiza con ello en su carta: "El ángulo que elige usted es original, eso se lo admito (...) Juega usted a sorprender, ¡felicidades!". Por supuesto, es imposible no hablar de "eso", para Carrère un "caso Dreyfus perpetuado" y en el que la población está obligada a definirse como "promigrante" o "antimigrante". Lo que es "un infierno".

Finalmente, a lo largo de este fino ejercicio literario-periodístico, su autor va cumpliendo con su premisa, que era evidenciar lo compleja de la situación, y demuestra lo merecido del premio que le fue otorgado en la última Feria del Libro de Guadalajara. No obstante, en esta obra el único acierto propio que se permite develar es el haber descubierto que 'Marguerite Bonnefille' era un seudónimo, y adivinado su oficio. El olfato periodístico también forma parte de sus talentos.

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