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"Si no hubiera estado en Falabella, no lo habría recibido", asegura

Juan Cúneo, tras recibir premio internacional: "Hay mucho que hacer en este país y quiero seguir aportando ideas"

domingo, 17 de diciembre de 2017

Azucena González.
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio

Acaba de ser galardonado en Roma por el Presidente de Italia, como Cavalieri del Lavoro, por contribuir con su trabajo al desarrollo económico. Aquí, el ex presidente de Falabella repasa su trayectoria, su vida tras dejar la primera línea de la firma, y enfatiza: "La delegación está completada".



Hace unos días, Juan Cúneo Solari (85 años) llegó de un viaje desde Italia. No fue uno más de los muchos que ha realizado a lo largo de su vida a la tierra de sus padres. Es que el 30 de noviembre, en una ceremonia desarrollada en el Palazzo del Quirinale, en Roma, Cúneo fue condecorado como Cavalieri del Lavoro, un reconocimiento que confiere la Presidencia de la República de Italia a emprendedores italianos, por el mérito al trabajo, aunque estén en el extranjero, y que hayan contribuido en modo significativo a la promoción de la economía italiana en diversas actividades, generando empleo y desarrollo social.

Esta es la segunda vez en la historia que este galardón recae sobre un empresario de Chile. Antes, en 2005, lo había recibido Anacleto Angelini.

Cúneo -nacido en Iquique, de padres italianos, Ernesto y Marietta-, recibió el galardón en una ceremonia a la que llegó acompañado de su familia: su señora Joanna Queirolo, sus hijas Paola y Giorgianna, y dos de sus ocho nietos, los hombres mayores de cada una de sus hijas: Tomás Uauy, ingeniero comercial de la UC, hijo de Paola, y Facundo Aramburo, hijo de Giorgianna, quien pasó a cuarto medio.

Esta semana, sentado en las oficinas de su family office, Inversiones Liguria, quien fuera gerente general, vicepresidente y luego presidente de Falabella accedió a repasar con "El Mercurio" el significado del premio y su trayectoria profesional, marcada por décadas de trabajo en la compañía de retail y, ahora, muy activo en sus negocios familiares, en el ámbito de la enología, la agricultura y lo inmobiliario (ver recuadro).

"Lo primero que pensé fue en mis padres. Mi padre fue un hombre muy especial. Fue a la guerra por amor a su patria", recuerda sobre Ernesto Cúneo, oriundo de la zona de Génova, y quien estando instalado y trabajando en Iquique, a los 17 años partió de regreso a pelear en la Primera Guerra Mundial. "Mi hija Paola, que lo conoció, se acordaba que le gustaban los canarios y que a ella le decía piccina (chiquitita). En mi casa se hablaba italiano y genovés, y español", recuerda Cúneo.

"En el momento que recibí el premio, sentí que no solo era para Juan Cúneo, para Falabella, sino que también para Chile. Para mí es un motivo de orgullo, es un reconocimiento a toda una vida dedicada al trabajo, y también a las personas que me han acompañado en este camino. Uno actúa por convicción, y quienes me conocen saben bien que no me gusta recibir premios, pero cuando los he recibido lo hago con mucha humildad. Pensé también en mi familia, en cuántas cosas pude haber hecho por ellos que no las hice por estar trabajando y tratando de ser eficiente. Si no hubiera estado en Falabella, no lo habría recibido", agrega.

"Siempre pensé que íbamos a ser un negocio grande"

Juan Cúneo Solari nació en Iquique y estudió en esa ciudad hasta que se vino a Santiago. Primero, a cursar cuarto humanidades al internado Barros Arana, y luego, Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Sentía vocación por la pedagogía, fue profesor en la Escuela de Economía, y pensó incluso en partir a perfeccionarse a Chicago, lo que no se concretó, pues en el 53 se sumó a trabajar a Falabella, que en ese entonces tenía dos tiendas en el centro de Santiago en las que trabajaba su tío Alberto Solari Magnasco, hermano de su madre Marietta, la mayor de los Solari Magnasco. "Hay toda una conjunción de clan. ¿Por qué estar en Falabella? Primero que nada, porque estaba mi familia", enfatiza.

Pasó por varias funciones. En los 70 optó por la independencia y armó su propia fábrica de confecciones, Italmod, hasta que volvió a Falabella en los 80, época de la que resalta sobremanera el trabajo codo a codo que desarrollaron en familia, con sus tíos Alberto y Reinaldo. Fue ahí cuando entró a la propiedad de la compañía. Y la época en que las hijas de Alberto, Liliana y María Luisa, se integraron también a trabajar, mientras Teresa apoyaba desde fuera. Un respaldo de "las tres cabras" que Cúneo destaca cuando tomaron la decisión de expandirse desde el centro de Santiago -donde tenían cinco tiendas, dos propias y tres arrendadas-, para arribar con un local a Parque Arauco. "Era una aventura", manifiesta Cúneo.

"Yo siempre pensé que íbamos a ser un negocio grande, que nos íbamos a abrir a la bolsa. Porque la bolsa era la única que podía dar un veredicto claro e imparcial de lo que estábamos haciendo, y desde luego ayudaba a conseguir capital. E íbamos a tener ejecutivos que iban a querer venir a trabajar con nosotros. Ya los beneficios no eran de los dueños, sino de los capaces", recuerda.

En efecto, a todos los trabajadores les dieron la oportunidad de tener acciones de Falabella, en una época en que estaba permitido, cuando la firma hizo su apertura en bolsa, en 1996.

"Los trabajadores podían comprar en años plazo, en cuotas, y hay más de 150 de ellos que compraron acciones. Muchos vendieron y compraron bienes importantes, departamentos, casas", cuenta Cúneo, mientras otros se mantuvieron, multiplicando su inversión en estos años de crecimiento de la compañía.

-En retrospectiva, ¿qué siente que fueron equivocaciones o cosas que hubiera hecho distinto?

"Quien diga que no se equivocó nunca es mentiroso. Nos hemos equivocado quizá cuántas veces. Hay algunas que sí las puedo decir. Cuando quisimos hacer la fusión con D&S, encontraron que Falabella era muy grande. Esto es un chiste difícil de entender, que entró Walmart. La miopía que hay en alguna gente. Quizá nos equivocamos en no haber logrado convencer y explicar mejor".

"La delegación está completada hace más de dos años"

En abril de 2014, Juan Cúneo decidió dar un paso al costado y renunció a la presidencia de Falabella. La posta la tomaron Carlo y Sandro Solari, los hijos de Reinaldo Solari, en la presidencia y gerencia general, respectivamente. Desde su propia rama familiar, Paola asumió en el directorio de SACI Falabella y Giorgianna, en el de Falabella Retail. Cúneo destaca que "la delegación está completada hace más de dos años".

"No fue casualidad, fue pensado el día uno. Yo asumí la presidencia por tres años. La Paola se fue a estudiar de nuevo, Carlo trabajó conmigo y a Sandro le tocó un poco después, cuando Juan Benavides se fue (de la gerencia general). Y Carlo, cuando entró a trabajar conmigo, su primer año se dedicó al tema de internet un año entero. Falabella había empezado el 99 con la venta a distancia y el 2001 con internet", explica, reconociendo que esta nueva generación está enfrentando períodos mucho más difíciles. "Pelear contra internet no es simple", resume.

-¿A qué se ha dedicado profesionalmente en este tiempo fuera de Falabella?

"A no levantarme a las 7, sino a las 8. A tratar que mis hijas y nietos tuvieran la opción de continuar la senda. Le reconozco que casi no he bajado el ritmo, solo que ahora no voy a Falabella, son mis hijas quienes están hoy en los directorios. Lo han hecho muy bien. Yo solo les aporto mi visión y consejos cuando me lo preguntan. Sigo ligado a la hípica y al campo. Hay mucho que hacer en este país y quiero seguir aportando ideas y proyectos que siguen surgiendo. La innovación y la tecnología han tenido un avance vertiginoso y hay que estar atento para ponerlas al servicio de los consumidores y del público en general".

-¿Cómo ha visto el desarrollo de Falabella, desde su salida de la primera línea?

"Lo he visto bien, la compañía sigue desarrollando los negocios en los mercados en donde participa, incorporando innovación y tecnología para atender de mejor manera a nuestros millones de clientes. Desde hace años que el foco ha sido la transformación digital y los canales online , que es el futuro y el camino correcto".

-¿Cómo ve el futuro de la compañía? ¿Cuáles debieran ser los drivers de crecimiento a futuro, considerando los radicales cambios que vive el comercio a nivel mundial, con grandes actores online , como Alibaba o Amazon, irrumpiendo y quitando espacio al comercio físico?

"Si analiza el éxito de cualquier retailer , la clave siempre ha estado y estará en la cercanía de esos retailers con el cliente y de qué manera puedan satisfacer de mejor manera sus necesidades. Lo que ha cambiado es que ahora hay más tecnología a la mano para poder innovar y sorprender positivamente a los consumidores. Pero insisto, la clave está en poder estar cerca de ellos, y siento que Falabella tiene ese ADN. Los canales físicos y digital se están integrando, de manera de dar una experiencia integral, en el lugar y momento en que el cliente escoja".

-¿Llegó el momento en el que en Chile ya no hay espacio para más crecimiento físico de tiendas y malls ? ¿Estamos cerca de la experiencia de Estados Unidos, en que cada vez cierran más espacios de centros comerciales o se redestinan a otros usos?

"Chile está lejos de Estados Unidos en cuanto a tasa de penetración de malls , todavía hay espacio en algunos mercados. Lo que pasa es que en Estados Unidos probablemente había una sobreinversión en metros cuadrados, y no es nuestro caso. Sí va a ver una racionalización de ritmo de crecimiento de nuevas tiendas, porque ahora hay un porcentaje creciente de ventas que va por internet".

-¿No vislumbra un escenario apocalíptico, que muchos ven para los malls ?

"No. Las tiendas están cambiando. Los espacios para determinadas cosas se achicaron y otros se agrandaron. Eso es todo".

- En ese marco, ¿a qué estrategia debiera apuntar Falabella, por formatos y mercados geográficos?

"Apuntar a lo que está haciendo el directorio y sus gerentes. Comparto esa agenda. Se ha empujado el desarrollo online , la consolidación de crecimiento internacional y el gobierno corporativo".

-¿Tras la incursión en México, a qué debiera apuntar?

"México es un mercado muy grande, hay mucho trabajo que hacer por allá".

"En Chile estamos equivocados. Estamos enseñando en las universidades para formar profesionales de carreras que no sabemos si van a servir, y no estamos gastando plata en los chicos, que son los que van tener que ocupar todas las tecnologías. Lamentablemente, los chicos no votan".

"Salga quien salga elegido será primordial volver a crecer. Ambos programas de gobierno son ambiciosos y tienen por ende un alto costo, el cual requerirá un mucho mayor crecimiento que el actual para poder financiarlo".

"Hay toda una conjunción de clan. ¿Por qué estar en Falabella? Primero que nada, porque estaba mi familia".


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