miércoles, 13 de diciembre de 2017
El Mercurio
Nathan Lustig
Emprendedor y socio de
Magma Partners
Hace unas semanas, tenía una reunión de almuerzo con una de las family offices mas exitosas e innovadoras de Chile, para ver si podrían sumarse como socios a Magma Partners para ayudarnos a apoyar emprendedores Chilenos. Aceptaron, poniendo su confianza no solo en Magma, sino también en los emprendedores que vamos a apoyar.
Justo después, me junté con una corredora de propiedades para cerrar un contrato de arrendamiento para un departamento que quería. Pero cuando llegué, me dijo que no podría arrendarlo.
Tenía toda la documentación requerida, además de un aval que gana mas en un mes que el chileno promedio gana en un año y copias de artículos de este diario para dar soporte de quien soy. Pero después de preguntar más, me dieron a entender que “prefería arrendar a un chileno...”, infiriendo “que tenga buen apellido y haya ido al colegio correcto.”
Como inmigrante, emprendedor e inversionista, tengo perspectiva única sobre chile: Trabajo con los dueños de las empresas más importantes de Latam en la mañana, pero en la tarde no puedo arrendar un departamento, abrir cuenta corriente ni tener acceso a créditos sin un contacto que me ayude.
Pero qué pasa con mis amigos y compañeros de trabajo? Inmigrantes y chilenos, que son parte del 70% de las personas que no tienen acceso al sistema financiero y no son “elegibles” para arrendar departamentos cuando fácilmente podrían pagarlos. “Si no puedes hacerlo tu, como voy a poder hacerlo yo?” me preguntaban en la oficina.
La tecnología podría ayudar. Puede romper barreras de entrada como clasismo, evaluando a las personas por sus méritos, no su apellido, tono de piel o colegio donde estudiaron. También puede evaluar su habilidad crediticia por los pagos hechos, no solo los atrasos, como esta intentando startups como Destacame.
La tecnología puede bajar costos, permitiendo a compañías innovadoras como BCI lanzar aplicaciones como Match, una nueva manera de mandar dinero entre amigos que podría terminar como un banco digital en el futuro.
Pero la tecnología también tiene una desventaja. Las computadoras hacen exactamente lo que le programa una persona. Y las personas programan los algoritmos que van a controlar el sistema financiero en el futuro, quienes podrán ingresar a las universidades y quiénes podrán acceder a puestos de trabajo. Tenemos que estar muy conscientes de que los prejuicios y el clasismo no sean programados en los algoritmos. Si no, podrían estar en la sociedad para siempre.
Si creamos algoritmos que solo miran la data, podríamos desbloquear la potencia económica de un porcentaje grande de 70% de los chilenos e inmigrantes que están siendo evaluados, como yo, basado en criterios que no corresponden a sus méritos verdaderos.
