lunes, 04 de diciembre de 2017
Economía y Negocios
Paula Navarro es una de las 11 mujeres de la Cuarta Compañía del Cuerpo de Bomberos Metropolitano Sur. La voluntaria, que tiene cuatro hijos, lleva 16 años en la Bomba Lo Ovalle y es consejera de disciplina de su compañía. "El mayor desafío es compatibilizar la bomba con mi trabajo y ser mamá. Trabajo con turnos y tengo tres trabajos, entonces es complicado manejar los tiempos", explica Paula.
Es enfermera de la Universidad de Los Andes y trabaja en la unidad de Pediatría del Hospital Clínico de la Universidad Católica, supervisa prácticas de alumnos de TENS (Técnico en Enfermería de Nivel Superior) en el centro de formación técnica Enac y es instructora de Basic Life Support (BLS), técnica de reanimación cardiopulmonar. "También hacía traslados en avión y ambulancia, pero era demasiado y lo dejé", cuenta entre risas.
Paula recuerda un incendio en particular, hace varios años, que la marcó de manera especial. "Sacamos a una abuelita quemada y me tocó atender el llamado como bombero y después atenderla como enfermera. Llegando al hospital murió", relata. A pesar de que está acostumbrada a convivir con la muerte, ya que cuando empezó a trabajar como enfermera estuvo cuatro años en Urgencias, Paula asegura que "esas cosas te marcan y el día que me dejen de marcar me retiro de esto, porque no soy un robot".
Sobre sus planes a futuro, afirma que le gustaría seguir como voluntaria hasta que jubile. "Me gusta prestar servicio a la comunidad. Poder ayudar a otros y hacer bien la pega trae una satisfacción muy grande", agrega Paula.
