lunes, 04 de diciembre de 2017
Economía y Negocios
Por el año 2000, Patricia Pupkin realizó las primeras actividades y talleres que darían vida a Amanoz, una fundación con la misión de mejorar la calidad de vida del adulto mayor. Tiempo atrás había leído el libro “La vejez” de Simone Beauvoir, que le impactó y resaltó su vocación por ayudar a quienes están en la última etapa de su vida. “Llevamos 17 años comprometidos, favoreciendo su integración, promoviendo su participación activa y elevando su autoestima.
Queremos intervenir en procesos que faciliten un cambio cultural hacia la valorización y trato hacia el adulto mayor”, señala.
Actualmente cuenta con más de 120 voluntarios que visitan semanalmente a más de 400 personas mayores que viven en residencias o en sus propias casas. Está asociada a la Fundación Las Rosas, el Hogar de Cristo, el Hogar Conaprán, San Vicente de Paul y Villa Padre Hurtado, entre otras, y dentro de la organización capacita a sus voluntarios para que la ayuda sea del mejor nivel.
Dice que el mayor desafío de su trabajo es conseguir financiamiento, ya que muchas veces se posterga este grupo etario. “Es impactante lo invisible que son las personas mayores para algunos. La gente no sabe acercarse a ellos. Las personas con familiares con alzheimer o demencia senil no saben cómo compartir con ellos. Hay que enseñarles a entregar cariño”, comenta.
Este año, en conjunto con el Club de Automóviles de Chile, celebró la decimoprimera edición de la Caravana Solidaria, donde los adultos mayores de diversas fundaciones recorren Santiago en cerca de 100 autos antiguos, con el lema “Porque lo clásico no pasa de moda, ¡Celebremos juntos la vida!”.
