lunes, 04 de diciembre de 2017
Economía y Negocios
Después de terminar su carrera de ingeniería comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez y trabajar cerca de un año, Andrea Tapia decidió partir a Europa sola por tres meses con el propósito de encontrar ideas innovadoras para crear un negocio.
Finalmente fue su socia quien encontró la fuente de inspiración en Inglaterra: una página web para vender y comprar ropa usada. Entonces nació Prilov. “Estábamos un poco adelantadas, en Chile no existía la economía colaborativa, ni siquiera había Uber en ese tiempo, pero nos trajimos la idea de negocios, la ejecutamos y partimos, convencidas de que había mucha ropa de sobra en los clósets de las mujeres y disposición a comprar por otras”, dice Andrea Tapia.
Partieron con un modelo de negocios que apuntaba a algo pequeño pero a medida que la masa de usuarios crecía, a la plataforma web sumaron un espacio físico que llaman “closet room”, donde venden ropa de mujeres “influenciadoras” en redes sociales o famosas. Tapia espera que los usuarios sigan aumentando en Chile e incluso anhela extender su empresa a Latinoamérica.
Hoy trabajan en robustecerse tecnológicamente, están rediseñando su plataforma y buscando opciones para mejorar su versión para el celular.
Tiene otro emprendimiento relacionado con la moda, la marca de zapatos Valentina Lambiasi y no cierra la opción de abrir nuevas líneas de negocio con Prilov.
