martes, 19 de febrero de 2008
CONSTANZA HOLA CHAMY
Economía y Negocios, El Mercurio
Operadores de van y buses dicen que no invertirán mientras no tengan contratos definitivos, los que expiraron en 2007.
"Prefiera transporte oficial". La campaña en contra de la locomoción pirata casi tapiza el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez. ¿El problema? En las horas punta no hay disponibilidad para usarlo.
"Llegue no más al aeropuerto y tome el transfer allá, no hay ningún problema". Las telefonistas de las dos empresas de transfer del aeropuerto -TransVip y Tur Transfer- parecieran haberse puesto de acuerdo a la hora de rechazar una reserva previa para tomar el servicio.
Pero al llegar al aeropuerto el panorama cambia. Especialmente en horario punta y después de las 22:00, cuando ya, desde los stands a un lado de la entrega de equipaje, los encargados de vender los servicios oficiales adelantan que no hay cupo "hasta mínimo 45 minutos".
A las 22:30 horas de un domingo, la salida del aeropuerto es un caos. De los 52 minibuses con que cuenta TransVip no hay ni una sola van en la puerta del aeropuerto y el escuálido par con que cuenta Tur Transfer -dependiente de Tur Bus- no da abasto con la demanda. "Es el verano, señora. Todos los fines de semana han sido así", explica uno de los coordinadores de TransVip a una ofuscada pasajera que tenía hasta reserva hecha para Maipú. Mientras tanto, uno de los dependientes intenta meter a los pasajeros del sector oriente en uno de los buses de la competencia. ¿Resultado? Minibus lleno con recorrido Providencia-Las Condes-Lo Barnechea, a las 23:00 horas.
"Con esta misma flota, el año pasado no tuvimos problemas", asegura Carlos Salamé, gerente general de TransVip. Según el ejecutivo, el aumento de tráfico aéreo tuvo el resultado de una demanda que "anda por las nubes", especialmente durante los fines de semana.
Más aún, después de las 22:00, cuando se da el cambio de turno y para los pasajeros, paga Moya.
Incluso, al verse superados por los alegatos de una familia con destino fuera de Santiago, los mismos dependientes de una de las empresas llaman a una van externa a las empresas autorizadas para realizar el servicio.
Como la licitación anterior terminó el año pasado y ahora se encuentran con renovación mensual, las empresas no están dispuestas a invertir en aumento de la flota. A su vez, SCL no puede darles ninguna seguridad para mantener el negocio, dado que ahora deberá realizar una licitación abierta, acorde a los requerimientos pedidos por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (ver relacionado).
"SCL está en conocimiento, pero tampoco saben mucho qué hacer", asegura Salamé.
Sin embargo, desde SCL aseguran que no han recibido ningún reclamo y que permanentemente están evaluando la frecuencia y calidad del transporte oficial (taxis, van y buses). De haber falta de oferta sería un hecho puntual. En eso coinciden con las empresas subconcesionadas. "En la semana no tenemos problemas. Ocurren en la semana en horas punta", comenta Salamé.
Bajo la lupa del Tribunal
La próxima subconcesión que realice SCL tendrá muchos ojos encima. Bajo la lupa del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, el concesionario deberá cumplir con los requerimientos que puso la entidad, tras la demanda interpuesta por Transporte Delfos y el requerimiento de la Fiscalía Nacional Económica, que en 2006 acusaron a SCL, Tur Bus y Centro Puerto, de atentar contra la libre competencia, ya que existirían acuerdos o prácticas concertadas, abuso de posición de dominio por discriminaciones arbitrarias y otras prácticas, además de poner restricciones verticales con el objeto de excluir competidores en los contratos de operadores de taxi, que no habrían pasado por la licitación.
En diciembre pasado, el tribunal acogió parcialmente el requerimiento y la demanda, y ordenó a SCL realizar una licitación abierta, para asignar a quienes operarán el servicio de taxis de turismo cuando finalicen los contratos vigentes, además de utilizar este mecanismo para las otras licitaciones.
