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Lecciones de autoayuda con el profesor Hoyos

sábado, 02 de diciembre de 2017

POR ARTURO GALARCE foto josé alvújar
Reportaje
El Mercurio

En menos de un año, el exfutbolista y entrenador argentino Ángel Guillermo Hoyos pasó de ser el mejor técnico del país al mando del campeón Universidad de Chile, a ser permanentemente ridiculizado por su cercanía a Dios o cuestionado por sus conferencias de prensa en las que se niega a criticar el desempeño de su plantel. ¿Cómo aguanta el chaparrón, a dos fechas de un campeonato que parece esfumársele de las manos? Con un método de desarrollo personal y religión, dice. Uno que comparte a continuación.



-Vos no sabés por qué yo estoy acá, conversando contigo.


Ángel Guillermo Hoyos, 54 años, casado, dos hijos, está sentado en un café del mall Parque Arauco y me mira fijo. Tiene la piel dorada, los ojos cansados y viste polera negra, chaqueta negra y jockey negro, como si no quisiera ser visto esta tarde fresca de viernes, rodeado de abuelitos y parejas tomando once.


 Han pasado más de 10 meses desde que llegó de dirigir la selección boliviana para asumir como director técnico de la U, y seis del campeonato que logró inmediatamente en el Clausura de este año:


un campeonato que reanimó a un equipo que venía muerto. Hace cuatro días, cuestionado por las últimas actuaciones de su equipo, Hoyos fue elegido el mejor DT de Chile por la revista El Gráfico.


Se saben cosas de Hoyos: que nació en Buenos Aires, que de niño vivió en la calle junto a su madre, y que trabajó lustrando botas. Que se quebró la tibia a los 5 años y que debutó en Banfield. Se sabe que estuvo a prueba en el Real Madrid B, que jugó tres años en Boca y que tuvo un fugaz paso por Everton, de Viña del Mar.


 Se sabe también que su primera experiencia como entrenador fue en las inferiores del Barcelona, donde entrenó a Lionel Messi, íntimo amigo, y que desde entonces nunca ha estado más de un año como entrenador de un equipo profesional, salvo en Bolívar. Se sabe que sus conferencias de prensa son controversiales y caricaturizadas: que nunca critica el rendimiento de su plantel, y que, por el contrario, con mucha facilidad de palabra, prefiere compararlos con figuras del Barcelona, tal como lo ha hecho con Gonzalo Jara, a quien comparó con Gerard Piqué, o a Felipe Mora con David Villa, o a Diego Lorenzetti con Andrés Iniesta. También ha asegurado que si de él dependiera, sus jugadores serían más caros que Neymar.



Se han reído de Hoyos por las cosas que dice y porque cree en Dios. Lo han llamado "versero", "vende humo", "pastor". En su última conferencia provocó risas cuando comparó al equipo con una canción de Arjona, cantante al que había ido a ver el día anterior a un concierto. "Señora de las cuatro décadas", respondió a pedido de un periodista, aclarando que lo decía por la mezcla de juventud y experiencia del plantel.


Se saben cosas de Hoyos, pero después de dos días de entrevista se constata que más que responder preguntas, al técnico le gusta hacerlas. Y no solo eso: que también prefiere escabullirse de las preguntas divagando o guardando silencio sobre todo lo que tenga que ver con su equipo, sus jugadores, o la selección chilena. Tampoco abre su vida privada.


-Vos no sabés -me dice, pegado en mi sobrepeso.

-¿Qué cosa? 

-Que a lo mejor esta entrevista es una excusa. Dios te coloca gente en el camino, personas que te guían, que te llevan. ¿Cuántos años tenés vos?-33.

-Ná, déjate de joder. Sos un pendejo. Tenés mucho que aprender. A lo mejor yo no voy a estar más en vida y entonces te vas a dar cuenta de la importancia de esta charla.


La otra mejilla 


Esto sucedió ayer. Ángel Guillermo Hoyos se acomodó en uno de los sillones de la sala de neurociencias del Centro Deportivo Azul (CDA), lugar donde se evalúan los avances psicomotores de los jugadores.

Acompañado de uno de sus asistentes abrió carpetas para compartir parte de su trabajo: fichas de sus jugadores con valoraciones tácticas, psicológicas y físicas. Proyectó en una pantalla la tecnología utilizada en los entrenamientos y los valores que intenta transmitir a sus jugadores: desarrollo de la capacidad humana, solidaridad, el fútbol como un juego, el beneficio a la comunidad cada vez que el equipo gana. 


Imágenes de niños abrazados, vegetación o atardeceres extraterrestres acompañaban los conceptos. -¿No le pasa nada cuando lo llaman "vende humo"?-No manejo el término "vende humo".


-Alguien que habla mucho y no dice nada.-Yo no pinto cosas bonitas. Dentro de lo malo que puede ser un resultado yo entiendo el sentimiento del hincha, porque uno también sufre. A mí no me interesa que una conferencia tenga la repercusión mediática para que hablen de Hoyos para bien o mal. Te pregunto: ¿vos sos casado?-Sí.


-¿Y cuando salís de tu casa vas donde tu vecino para contarle lo que haces con tu señora?-No.

-Es lo mismo.


-Pero no hay 40 mil personas pendientes de lo que pasa en mi casa. De usted y de su plantel sí.-Para mí, el plantel y la institución son mi familia, y las internas de la familia no se comentan. ¿Viste cuando dicen que la ropa sucia se lava en casa?-Pero hay entrenadores que lo hacen sin problemas. Pablo Guede, por ejemplo, ha criticado el funcionamiento del equipo...


-No, yo no me meto en eso -interrumpe Hoyos. No quiere entrar en ese tema.-Bueno, pero...


-Te lo digo de corazón: me estás haciendo el reportaje a mí y yo te digo que yo procedo así. Por más que me cueste el empleo, nunca voy a herir a mi gente públicamente. En lo privado, a lo que sea. Hablando en un tono más fuerte, más despacio, pero siempre dentro de la intimidad. -¿Tuvo entrenadores que lo criticaban por los micrófonos?



-Pfffffff. Pfffffff. Pfffffff. Me cargaron ser culpable de acciones, de resultados, de no jugar bien. Me sentía mal, sufría, sufría mi familia, me desacreditaban públicamente. Me dolía que se hiciera público, porque el fútbol es una inteligencia colectiva. Salvarse uno como entrenador me parece algo muy débil, muy dañino, de valores muy bajos. Yo no creo en eso.


-Lo que los hinchas y comentaristas deportivos reclaman es que usted nunca reconoce que el equipo jugó mal. ¿Por qué no lo hace?

-Porque muchas veces el hincha dice que el equipo jugó mal porque a lo mejor alguien lo dice. Pero el jugar mal o jugar bien es muy amplio. En la final de la Copa Chile dimos 459 pases, 372 efectivos. El rival dio 229, 159 efectivos. Les sacamos más del doble en pases, ¿entendés? ¿Alguien dijo eso? Pero si hubiera sido al revés... Por eso digo que hay mala intención [...]. Yo a mi jugador lo cuido y lo voy a elogiar cuando pueda hacerlo. Estoy al servicio de ellos.


-¿Cuando los compara con jugadores del Barcelona, por ejemplo, lo dice en serio?-Yo no miento y lo digo porque realmente hay jugadores acá que luchan en pro del crecimiento del fútbol.


 Jugar 100 partidos en una selección, jugar copas América, un mundial, ¿cuántos jugadores pueden decir que hicieron eso? ¿Cuántos en el mundo pueden decirlo?-Pero cuando compara a Gonzalo Jara con Piqué, a Lorenzetti con Iniesta...-Eso es un elogio al fútbol. Elogiar es muy difícil y criticar es muy fácil. Por ejemplo, si vos sos un buen periodista yo te voy a elogiar. Si sos un gran ser humano, te voy a elogiar. Si vos sos un mal ser humano, me voy a callar. 


-¿Qué le pasa cuando lo critican o se burlan de usted por ese tipo de declaraciones?-Nada, a veces uno tiene que orar por la gente que trata de hacerte daño. 
Un puntito de alegría


Ángel Guillermo Hoyos tiene 2 años: su madre le dirá luego que a esa edad, él cruzaba corriendo un potrero para llegar hasta la cancha de tierra para jugar a la pelota. Recordará Hoyos luego que a los 5 años también sufrió su primera lesión: como jugaba con chicos más grandes, un día le fracturaron la pierna.


-Yo gambeteaba mucho -dice-. Por eso me pegaron una patada y me rompieron. Me enyesaron. Así y todo yo cruzaba a jugar fútbol con el yeso. Él fútbol siempre ha sido mi vida. -¿Cómo era el día a día cuando usted era un niño?


-Muy difícil. Trabajé toda la vida, desde los 6 añitos. Lustré botas, vendí revistas usadas, junté chatarra. Nunca hice nada malo. Nunca robé, gracias a Dios. Siempre he trabajado.


-¿Su mamá podía trabajar?
-Es más complicado eso.

-¿Por qué?

-No teníamos casa. Éramos callejeros.

-¿Qué los llevó a esa situación?

-Eso es más íntimo, más personal.


Más grande, su abuelo paterno se convirtió en su tutor: lo matriculó en un colegio. También lo acompañó a probarse a Boca Juniors, donde los cazatalentos ni siquiera lo miraron. Eso hizo que debutara en Banfield y que luego fuera a Talleres de Córdoba.

-Y a la edad de 18 tuve la posibilidad de ir a la Juventus -dice Hoyos-. Ya estaba todo arreglado, y después la temporada siguiente o a los pocos meses terminé yéndome al Real Madrid B. Fue un cambio muy grande, aunque por ese entonces yo no pensaba en el dinero ni en esas cosas.


El cambio más grande, eso sí, lo tuvo cuando llegó a Boca Juniors, el único club donde como jugador estuvo más de dos temporadas.


-Más tarde me convertí en entrenador del Barcelona B Juvenil. Ahí entrené a Messi, a Piqué, a Pedro. Fue un entusiasmo mayor. A lo mejor soy un puntito en la alegría de la gente que hincha por ese club. Lo veo de ese ángulo.


-¿Le entusiasmaría entrenar a la selección chilena?-Eso, eh... Es muy amplio. Muy profundo. Dios sabrá qué pasa. Hoy no te puedo contestar eso. No puedo opinar de eso.


-¿Pero en este momento dirigir la selección sería un placer o un problema?-¿Pero el orden es poner una pistola en la cabeza? Vos podés ser estricto en silencio. Qué necesidad tenés. 

Yo creo que todas las selecciones son un privilegio. Yo dirigí Bolivia y fue un privilegio.
Cree en Dios. Sé un perro

-Eso me conmueve -dice Ángel Guillermo Hoyos, de regreso al café del mall, apuntando a un abuelo con una guagua en brazos-. Me conmueven los niños. Y también los perros.


Ángel Guillermo Hoyos es católico. Acabo de preguntarle si podemos acompañarlo a su peregrinación al Santuario de la Virgen de Lourdes, en Francia, y dice que claro, que sería muy lindo. Hasta ese lugar peregrina en solitario cada fin de año y se hospeda en un hotel cercano para visitar durante varios días la gruta y rezar. Acá en Santiago su lugar de rezo es la capilla de Adoración Perpetua de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, abierta las 24 horas en Las Condes.


 Hasta ahí llega de vez en cuando, dice, siempre pasada la medianoche. No es la única actividad que hace por las noches: de incógnito, dice, con lentes y gorro, sale junto a su familia a alimentar perros callejeros. Lo mueven dos cosas: un perro fiel que su familia abandonó cuando él era un niño, y los cuatro que tiene enterrados en su casa en las cercanías de Barcelona. A pesar de su fe, dice estar a favor del aborto. También del matrimonio igualitario.


-Creo en la libertad.

-¿Hace orar a sus jugadores?


-No, cada uno en lo suyo. Yo no pido absolutamente nada. Vos haces lo que sentís de la vida. No te voy a inculcar absolutamente nada. 


-¿El fútbol tiene que ver con lo que conversa con Dios? 


-Sí, el fútbol es la vida.


-¿Le pide resultados, que las cosas salgan bien?-Resultados, no. Pido que los chicos estén bien, que no haya lesionados. No deseo eso. Yo quiero que los chicos disfruten, que sean felices. Por eso pido. Yo no investigo si creen en Dios o si son ateos.-Yo soy ateo.


-Bueno, por eso te veo como un desafío.


-¿Qué cambiaría en mi vida creyendo en Dios?


-Quizá no te perderías de las cosas sencillas, la ayuda cotidiana, la colaboración sin ninguna cosa a cambio. No te perderías la sonrisa, la sonrisa honesta, no la sonrisa falsa e hipócrita para sacar algo de tu jefe...



Cuando pide un jugo, Ángel Guillermo Hoyos procura sonreírle al garzón. Cuando pide la cuenta, clava los ojos en él y sonríe nuevamente. Cuando el garzón le responde "de inmediato, señor", Ángel Guillermo Hoyos le palmotea la espalda y le corrige con serenidad: "No me digas señor. El señor está allá arriba".Luego sigue.


-Y quizá te perdés la humildad -dice, mientras oscurece en el mall-. Pero yo creo que algún día te van a golpear la puerta y te van a decir: acá estoy yo. Vas a analizar.  Te vas a dar cuenta de que perdiste 33 años. Tenés la edad de Cristo. Cuando lo conozcas, a los 40, quizá, vas a decir: qué pelotudo que fui. Tener fe también te va a ayudar a mejorar tu salud. Tené fe en que vos vas a ser flaco, por ejemplo. O vení conmigo y vas a lograrlo. Te voy a dar energía, te voy a guiar en qué comer y qué no. De lo contrario vas a tener 60 años y vas a ser un gordo que no va a poder pasar la puerta. Y entonces tu mujer no va a estar más al lado tuyo. Proyéctate a esa vida y vas a quedar solo.-¿Solo?

-Solo.

-¿Pero qué relación tiene eso con creer en Dios?


-Es que todo lo relaciono con la fe. Yo no te conozco, pero el de arriba te conoce por más que seas ateo. Y a lo mejor estoy acá para que no seas más ateo. Yo no estoy acá por la nota, yo estoy acá por vos. Si yo pienso como entrenador, estoy perdiendo el tiempo acá contigo. Si pienso como ser humano, el tiempo es precioso. Si pienso como entrenador me paro y me voy: mi señora está esperándome en la casa, ¿me entiendes? Pero yo estoy acá más por ti que por mí. No me interesa que me saques en la revista. No me interesa nada. 



-No le creo.


-No me interesa. Acepté venir acá porque creo que corresponde que vos también vivas. Que puedas hacer una buena nota. Si fuera por mí no estaría acá. Tienes que mejorar tu carácter, quitarte el yo-no-puedo de la cabeza. Vos podés lo que vos querás. Creo que no estamos lejos de que vos te vuelvas un Messi.


-...-Un Messi en el biotipo. Tenés que ir a un buen especialista, buena nutrición. No sabés lo que te va ayudar. Vas a descansar, vas a vivir una vida totalmente diferente, te vas a mirar al espejo y vas a decir: acá estoy yo. 


La tarde anterior, en la sala de trabajo neurocientífico, Hoyos proyectaba también los objetivos trazados por él y su cuerpo técnico desde que llegó al club: ganar el Campeonato de Clausura, ganar la Copa Chile (con letras en rojo, luego de la derrota ante Santiago Wanderers en la final), ganar el Campeonato de Transición, ganar la Copa Libertadores 2018. En otra proyección, basada según él en la experiencia del equipo, los jugadores que pasan bajo su mando suelen aumentar de un 100 a un 300 por ciento en la integridad física y psicológica.



-Pero para lograrlo tenés que ser un perro callejero -insiste Hoyos-. Al perro que le pegan en todos lados, que desprecian, que humillan. ¿Me entendés? Buscá. Tenés un buen interior. Mirá, cuando lo vi a Isaac Díaz me dijeron: "¿Qué le viste?". Y yo dije: "Sus ojos". Se reían todos. Y sí, los ojos son el reflejo del alma.



Se detiene y dice:-Para mí el fútbol es muy profundo. Yo creo que el fútbol va en camino a ser cada vez más profundo. Y esas profundidades requieren de constante evolución.



-¿No es más frívolo que profundo? ¿Cuando se discuten los sueldos de los jugadores en la prensa, por ejemplo, no cree que ese mensaje confunde a los más jóvenes?-Para mí los jugadores tienen lo que merecen. 



Si realmente se les paga eso, es porque hay un valor. Si no, no se pagaría. Es la época que vivimos. -Pero cuando se dice que Arturo Vidal gana no sé, 300 millones por hora, por decir algo...-Que gane 500. Yo quiero que gane 600.



-¿No se contrapone eso a sus principios religiosos?-Es que si vos consumís, pero a su vez ayudás, no hay problema. El problema es cuando consumes y consumes, y no ayudás a nadie. Vos, por ejemplo, tenés que ayudarte a ti mismo.
Sé como Messi

Una vez Ángel Guillermo Hoyos recibió una carta de un hincha de la Universidad de Chile. Mientras la leía, su ego se iba a las nubes y entonces se preocupó. No le gustó el sentimiento. Cuando un miembro de su equipo le pidió leer también la carta, él le dijo que no, que esperara un poco, que antes de eso debía controlar su ego. 



-No pasaron cinco minutos y le entregué la carta a mi compañero -dice Hoyos-. Ya no tenía nada de ego.-¿Cómo lo controló?



-Como lo hago siempre: sin querer ser protagonista, sin querer ser yo, sin querer ser actor principal de la película. Nunca voy a hablar de mí. Hay gente que habla del yo, y a mí me gusta hablar de lo que tenés que aprender. Tú debes saber que no sabés, que sos limitado en muchas cosas, que tenés muchos errores, que hay otros mejores que tú. Y a partir de ahí te vas dando cuenta de que tienes que seguir creciendo. Tú tienes que seguir creciendo.



-Pero está complejo el escenario, ¿no?


-Vos necesitás alimentarte de valores y no de cerveza y papa frita. Tenés que ver personas que piensen diferente a vos. Que te conduzcan a una vida mejor. Yo te conozco recién, pero te deseo lo mejor de lo mejor y quiero que vivas una gran vida, que seas feliz, que tengas más hijos y una mujer permanentemente al lado tuyo. No quiero que tengas esa inestabilidad que quizá te crea un caos emocional. Mira -dice Ángel Guillermo, palpando su bolso Louis Vuitton-. Yo tenía un amigo africano que corría kilómetros para tomar agua. Él me regaló este bolso.


-¿En quiénes se inspira?


-Leo sobre superación física y psicológica. Pero me transmite Messi, Gandhi, la madre Teresa de Calcuta, Jesucristo. Yo a veces le pregunto a los míos: "¿Cuándo entrena el corazón?", y me dicen "cuándo corre". Y no: hay que entrenarlo cuando ves al niño, cuando ves al perro ese, cuando ves a tu amigo o cuando le decís te quiero a tu mamá, a tu papá. Eso tienes que comprender, también.-¿Qué cosa?


-Desarrollar la capacidad de dar. El dar no significa dinero, sino respetarte a vos mismo.-¿Messi es así?


-Messi es extraordinario. Ser Messi todos los días debe ser muy difícil. Habría que sacar su cerebro cuando muera y estudiarlo. Nos daría unas lección de vida increíble. En su forma de vivir él le está dando una enseñanza al mundo.


-¿Es creyente Messi?-Silencio. Nuestra amistad es en silencio. Yo soy un amante del silencio. Es mi mejor aliado.Antes de marcharse, con el bolso cruzado, Ángel Guillermo Hoyos estira su mano, que es delgada y fría. Con la otra palmotea mi hombro con fuerza y dice: 


-Si Dios quiere nos veremos cuando tengas 37 años. Y te aseguro que no vas a ser el mismo. Si sos el mismo después de esta conversación, te voy a tener que lanzar un palazo en la cabeza. Porque serías un burro. 

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