Entender esta pregunta es fundamental para comprender -al menos en parte- que existe un choque generacional. Empecemos: para los tradicionalistas (nacidos hasta el año 45 y con una mentalidad de postguerra) tener trabajo era una bendición y se cuidaba con lealtad.
Los babyboomers(hasta el 64) agudizan esta tendencia y sacrifican su vida por lo laboral. Construyeron su identidad en el trabajo y de forma agraria: trabajaban de sol a sol. Por eso el facemanegement (la gestión de horas en oficina) es fundamental.
Frente a la actitud de sus padres, los X (hasta el año 79) reaccionaron de forma mesurada y comenzaron a vincular su calidad de vida al proyecto personal. Son los primeros en ir en masa a los actos de sus hijos en el colegio. Tener una buena vida es hacer las cosas que importan. Sin embargo son callados. Empiezan con la idea de salir a las 18:00 para llegar al partido, pero dejaban la raqueta en el auto para que sus jefes no supieran que se iban a jugar.
Los millennials se van al extremo y resignifican el bienestar laboral. Entran a la oficina con la raqueta, ping-pong y taca-taca. Es su identidad. El trabajo no solo debe ser compatible con lo que les gusta, esperan que sea genial. Por eso si algo no les gusta renuncian. Si no se sienten cómodos se van. Y por eso mismo también hoy se ve un choque generacional.
¿Cómo se enfrenta? Con empatía y entendimiento. Pero también, creo yo, respondiendo con sinceridad la única pregunta que al final importa, que es cuando se llegue a los 80 años y todas las generaciones vean la vida para atrás.