"Soy un soldado para lo que se necesite. No es mi momento, por ahora"
lunes, 20 de noviembre de 2017
Aldo Lingua
Nacional
El Mercurio
Con un discurso enfocado en derrotar a Piñera y haciendo un llamado a Beatriz Sánchez a cuadrarse con el abanderado de la Fuerza de la Mayoría, ME-O reconoció su derrota.
No le bastó con ser el segundo candidato más popular en redes sociales. La experiencia de sus dos candidaturas anteriores no fue suficiente. En su tercera carrera por la presidencia, Marco Enríquez-Ominami obtuvo su peor desempeño. Con una votación cada vez más exigua, ME-O llegó sonriente a su comando a eso de las nueve de la noche. El 2009 obtuvo el 20,13% de las preferencias, con 1.396.655 votos. En 2013 bajó al 10,98%, que equivalió a 722.270 de los sufragios de esa elección. Ahora, acompañado de su familia y colaboradores, reconocía una derrota, que lo dejaba en sexto lugar, con 5,7%, con tan solo 369.217 preferencias. Aun así hizo hincapié en que esta era la campaña en "que más sentimos el cariño de la gente". Y esto es algo que se notó en su discurso. El candidato del PRO partió haciendo un llamado a sus adherentes a votar por Guillier. "Lo que él me pida que haga lo haré. Soy un soldado", dijo, sonriendo, en medio del cántico "cualquiera, cualquiera menos Piñera" que entonaban sus correligionarios. Enríquez, lejos de verse derrotado, parecía contento, con una sonrisa permanente y un mensaje enfocado en conseguir la unidad de la izquierda, "porque el enemigo no es Guillier. El enemigo es Piñera", aseguraba entre aplausos. También hizo un llamado a Beatriz Sánchez, a quien le pidió poner su votación al servicio de Guillier. "No cometas el mismo error que cometí yo el 2009. Llama a votar por Alejandro Guillier. Lidera tu tremenda votación", le dijo a la abanderada del Frente Amplio. También tuvo un momento para felicitar a Marisela Santibáñez, diputada electa por el distrito 14 y una de las figuras más conocidas del Partido Progresista. Envuelta en una bandera chilena, la flamante ganadora subió al escenario, entre vítores, como la nueva y única representante del partido en el Congreso. Seis veces repitió ME-O la palabra "aún", antes de completar la oración diciendo que no era su tiempo, dejando la puerta abierta para una nueva campaña presidencial. Pero, por ahora, la realidad demostró que la tercera vez no era la vencida.
