En la Comisión Nacional de Energía (CNE) sabían desde el año pasado que este 2008 sería un año complejo. Aunque desde marzo el Sistema Interconectado Central (SIC) contará con 372 MW adicionales (unidad I de Taltal de Endesa, el reingreso de Renca de Gener, central Campanario de Southern Cross y Los Olivos), el escenario sigue siendo estrecho. En el análisis, dos factores coyunturales y uno que se arrastra desde 2004 agudizaron el complejo panorama.
1- Aunque el año pasado fue una temporada de relativa sequía, existía confianza en que los deshielos del verano corregirían parte del déficit. La situación no fue así; pero no sólo las proyecciones de agua acumulada descendieron sino que también el Servicio Meteorológico de Chile confirmó la presencia del fenómeno de "La Niña" en el país.
El resultado de esto encendió las alarmas: 2008 comenzó con 40% menos de energía embalsada, cantidad aún inferior a la que había en enero de 1998, año en que comenzó la última gran crisis del sector.
Problema recurrente
2- En 2007, en medio de las fiestas de fin de año, una comunicación de la eléctrica Colbún -controlada por el grupo Matte- a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) arrojó un balde de agua fría a un ya estrecho escenario energético: la central Nehuenco había presentado fallas que harían que dejara de inyectar energía por unas semanas.
La termoeléctrica de la V Región ya había sido protagonista de la crisis anterior. En 1998 las autoridades esperaban confiadas el ingreso de la unidad (que en ese entonces representaba poco menos del 10% de la demanda máxima) para solventar una estrechez energética que amenazaba con racionamiento. Su ingreso se retrasó y en noviembre de ese año comenzaron los cortes. Varias de estas imágenes deben de haber estado en las cabezas de las autoridades de Gobierno, cuando enero Colbún comunicó que las fallas en Nehuenco eran mayores, por que la central debía retirarse funcionamiento hasta fines de junio.
3- El tercer convidado de piedra en la actual crisis es el cada vez más escaso gas argentino. Aunque los envíos de gas desde el año pasado han alcanzado un mínimo de funcionamiento, los efectos de la crisis que comenzó con los primeros cortes en 2004 van más allá de la situación diaria: el fin del suministro trasandino advirtió que había un gran retraso en inversiones en generación que debía ser reparado. Técnicamente lo fue: la Ley Corta II permitió acelerar la inversión, pero los mayores proyectos recién verán la luz a contar de 2009, incluido el GNL Quintero, pero para ello aún quedan 24 meses que se ven complejos.