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Compras públicas e innovación

lunes, 13 de noviembre de 2017

Economía y Negocios Online


Inti Núñez Director de estrategia Facultad de Ingeniería UdeC

Revisando sugerencias para el crecimiento de nuestro ecosistema de innovación constantemente aparece mencionado el poder de las compras públicas. En un set de artículos sobre el tema del experto del BID Gustavo Crespi se mencionan ventajas: estimula de buena forma la inversión privada en I+D, favorece la innovación de producto, demuestra mayor efectividad que otros instrumentos de política, las iniciativas atraen más capital de riesgo y crecen más, e impacta positivamente en la eficiencia del sector público.

Y ¿Por qué? Lo primero es por tamaño, las compras públicas pueden significar más del 20% del PIB en países latinoamericanos; pero además pueden concentrar demanda sofisticada muy precisa como fue el caso de la NASA en la década del 60’ respecto de los transistores; también dan seguridad y regularidad de pago lo cual permite a los emprendimientos innovadores presentar mejores espaldas para su crecimiento frente a inversionistas. Por lo mismo, se ha vuelto un instrumento de política muy presente en países de la OCDE mostrando casos de éxito notables con alto impacto global.De acuerdo con Crespi (2017) se cuentan entre estos éxitos el GPS, Internet, prótesis avanzadas, leche sin lactosa, y mucho más.

Pero ¿Qué problemas hemos tenido en Chile respecto de un sistema de compras públicas para la innovación?

El principal es que el diseño de nuestro sistema de compras públicas busca justamente lo contrario, estimular competencia y ojalá bajar precios, por esto se cuida de proveedores únicos, tecnologías donde no exista competencia. Una forma de compatibilizar con un sistema que propenda a generar innovaciones es dejar un porcentaje del presupuesto a compras innovadoras, generar comités de especialistas que decidan sobre estás, y tener ex ante puntos declarados donde se buscará innovaciones.

Un segundo punto es no tener antes un catastro de desafíos, demandas, bien trabajadas y priorizadas, un entendimiento de las posibilidades de innovar y un marco de referencia para juzgar a los proveedores tecnológicos o emprendimientos. Este marco permite generar proyectos concretos contra resultados esperados, y así justificar el esfuerzo público tan importante en la defensa de los presupuestos. En Chile, los desarrollos de mapas estratégicos de innovación no son comunes y el periodo de Gobierno, y la premura por agendas de corto plazo, no ayuda a instalar innovación de mayor profundidad. En este sentido, un entendimiento desde la tecnología e innovación del desarrollo futuro en educación, salud, obras públicas podría dar un resultado totalmente distinto a nuestra actual lógica de inversión.

Otro tema en contra es no haber habilitado procesos claros y conocidos para la inversión y posterior vigilanciaen compras públicas innovadoras.Tener un equipo especializado que sepa juzgar, medir, estresar y gestionar las innovaciones y sus expectativas es vital para que el proceso de innovación sea exitoso. Este equipo debe ser un interlocutor especializado entre las áreas del Estado y los proveedores, tener mecánicas, procesos, información que propendan al éxito y que sepan de las dificultades propias de cualquier proyecto de innovación, tanto en su desarrollo como su instalación, que debe considerar iteraciones constantes y probablemente inversiones hasta llegar a soluciones óptimas. En este aspecto, nuestra experiencia en innovación pública es la de equipos que cambian -alta rotación por falta de mecanismos de retención de talento- y proyectos de poca duración.Las innovaciones globales requieren de equipos especializados, tiempo e inversión.

Finalmente, la confianza. Chile no ha generado un campo transversal de cooperación y entendimiento entre el sector público y el privado. Es constante encontrase con declaraciones cruzadas denostando los roles tanto públicos como privados. Esto puede ser fatal al intentar trabajar juntos en innovación, los proyectos requieren comunicación fluida, entendimiento de las diversas dificultades que surgen en el camino, lo variable que pueden ser los planes, la flexibilidad que se puede requerir para pivotar una solución y la necesaria ética respecto del reconocimiento y compensaciones.

El sector público puede ganar muchísimo en productividad y ayudar a ganar productividad al sector privado pues es muy importante como consumidor especializado en algunos mercados -educación, salud, obras públicas, vivienda-, su utilización como instrumento de la política de innovación es necesario para el escalamiento de soluciones globales.
Si bien en Chile ha habido sistemas que nacieron como expresión de demanda pública innovadora: modernización del SII, Chilecompras, y actualmente Corfo a través de su área de emprendimiento ha apoyado el crecimiento de startups como, Lab4U y Laboratoria y a través de sus programas estratégicos por ejemplo está estimulando el uso de hidrogeno en la minería, industria secundaria del litio o el desarrollo de la energía solar. No hay una acción sistemáticamente transversal en el Estado que aproveche todo el poder de su demanda. Estamos a pasos de tener un ecosistema global y este punto sin duda es muy relevante.

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