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Paola Molina

La historia detrás de la verdadera "Solte"

martes, 14 de noviembre de 2017

Por Antonia Domeyko. Foto: Sergio Alfonso López.
Crónica
El Mercurio

En agosto de este año, la diseñadora gráfica Paola Molina, de 27 años, lanzó el libro "Confesiones de una soltera", que en pocos días sacó una segunda edición y que ha estado entre los más vendidos. Una historia biográfica, que comenzó gracias a una popular fanpage en Facebook, pero que la autora escribió en medio del duelo por la muerte de su madre.



La fanpage "Confesiones de una soltera", el popular personaje de la "Solte", y luego el libro que estuvo meses entre los más vendidos, nacieron con un propósito, uno divertido, pero también emocional, como la mayoría de sus posteos, pero terminó siendo algo mucho más importante para su autora.

Era 2015. Paola Molina tenía 25 años. Se había graduado hace unos meses como diseñadora gráfica de la Universidad de Chile y acababa de entrar a su primer trabajo en la agencia de publicidad Fauna. Aunque todo estaba en orden, el pololo de Paola de ese momento había terminado con ella. Dice que se sentía destrozada.

-Estaba muy patética, lloraba en todos lados y decidí hacer la página, para parar de llorar y empezar a reírme -dice sentada en el sofá del departamento donde vive hace poco más de un año, a pocas cuadras del metro Baquedano.

Así, a partir de este hito, casi cliché, y que Paola hoy de 27 años recuerda riéndose, creó la fanpage de Faceebok, que en un comienzo se llamó "Confesiones de una soltera caliente", donde posteaba historias de ella o de personas que le escribían, contando exageradamente sus aventuras amorosas y sexuales.

Sin saberlo, un par de meses después, esa fanpage se transformaría en una vía de escape de una situación que no esperaba: el diagnóstico de un cáncer terminal de su madre. Una situación que cambió sus planes, que la llevó a renunciar a su trabajo y a dedicarse por completo a los cuidados de su mamá.

-Yo no hacía nada más que cuidarla, lo único que hacía en paralelo era escribir en la fanpage. Estaba súper aislada, y sentía que "carreteaba" cuando la gente se reía por lo que yo escribía. Era como un placebo para sentirme conectada con el mundo.

Rápidamente llegó a los 30 mil seguidores. Las historias empezaron a cambiar de tono, ya no solo contaba relatos pasionales, sino que además comenzó a escribir sobre la incomodidades de ser mujer, de feminismo. Tomó talleres de narrativa, los seguidores comenzaron a aumentar, y la editorial Penguin Random House la llamó para hacer un libro. En agosto de este año se lanzó y se agotó, y rápidamente sacó una segunda edición. Estuvo dos meses entre los tres más vendidos de Chile, y los seguidores de la fanpage hoy son más de 187 mil.

Un éxito que para Paola tiene un significado profundo, que va más allá de lo humorísticas y juguetonas que pueden ser sus historias:
-El libro ha sido un salvavidas de muchas cosas -dice.

 Roles femeninos

Agosto. 2017. Paola estaba en su trabajo nuevo, una agencia de publicidad donde se desempeñaba como community manager, cuando la llamaron de la editorial para avisarle que su libro "Confesiones de una soltera" ya estaba en librerías. Una noticia, dice, que le apretó el estómago.

-Lo primero que pensé fue por qué escribí esto. Me dio vergüenza todo, el nombre, encontraba que me había quedado muy "emo", dudé de todo. Pensé en mi familia que se iba a enterar, ellos creían que yo estaba escribiendo un libro de investigación feminista -cuenta Paola, quien relata en su libro una historia autobiográfica con toques de ficción, en la que sus familiares son personajes importantes del relato.

Paola vivió hasta hace poco más de un año toda su vida en Maipú, en la Ciudad Satélite específicamente. Vivía en una casa con su tía, la hija de su tía, con su hermana dos años mayor que ella, y con su mamá, que llegaba solo los fines de semana, ya que de lunes a viernes trabajaba como enfermera particular cuidando ancianos. El único hombre que visitaba la casa era la pareja de su tía.

Recuerda que tenían mucha vida de barrio, que con sus vecinos hacían paseos todos juntos a la playa, a la nieve, al campo en caravana. Por lo mismo se conocían mucho y todos sabían lo que pasaba en la casa del vecino de al lado.

-Es como una familia gigante, estaba la familia que tenía al hijo gay no asumido y que le pegaban, la otra de la hija única que tenía medios hermanos que no conocía, y la mía era la disfuncional.

Un tema que complicaba a Paola, no solo en el barrio, cuenta, cuando jugaba y a veces la llamaban "huacha", también en la escuela municipal en la que estudió, cuando tocaba el día de la madre, y tenía que ir su tía, ya que su mamá no podía, o el día del padre, en que no sabía a quién entregarle el regalo, porque a su papá solo lo había visto un par de veces.

-Cuando chica rechazaba a mi mamá porque no la veía mucho, entonces sentía que era mala madre. Después como que tuve que entender mucho al resto, y racionalizar lo que pasaba. Yo pensaba: "Mi mamá no es que no me quiera, no viene porque está trabajando". Era como el papá de la época, la proveedora, que no la veías nunca y te ñuñuqueaba nomás. De mi papá no supe casi nada, solo recuerdo que fue a vernos una vez, y yo me sentía muy incómoda y me quedaba mirando el suelo.

Su otro referente era su tía, una mujer que Paola describe como voluptuosa, dueña de casa, que en una ocasión puso un almacén, pero que además se destacaba por ser muy ágil y maestrear en la casa, arreglando enchufes o cortando ramas en la calle.

-Tuve muchas formas de ver lo femenino, nunca pasaba que necesitáramos a un hombre. Yo tenía muy naturalizado no depender de ellos. Pero más adelante me di cuenta que la única manera que yo había desarrollado para relacionarme con los hombres era ser sexy, antes de mostrar cómo yo era de verdad. Era siempre desde el coqueteo, para que me encontraran mina.

Un tema que empezó a racionalizar hace pocos años, que empezó definir sus fanpage y que atravesó su libro por completo, dedicando varios capítulos a sus experiencias sobre la relación con los hombres, a ponerlos a ellos antes que ella, al concepto de "la autoviolación" -cuando una mujer no quiere tener relaciones sexuales pero igualmente acepta- , y a una mirada de la relidad desde una perspectiva cada vez más feminista.

-Me gusta que me asocien al feminismo, igual me siento patuda, porque todavía estoy aprendiendo mucho sobre el tema.

El duelo y la evasión

Paola Molina, no se llama realmente Paola Molina. Es un pseudónimo construido con su nombre de pila y su apellido materno. El paterno prefiere no publicarlo.

-Me hace más sentido tener el apellido materno para escribir algo autobiográfico cuando mi vida es solo con la familia materna.

Un juego de identidad que prefiere mantener para su personaje la "Solte" (por abreviación de soltera), que en el fondo también es ella. Y también lo es cuando hace stand up comedy. Porque efectivamente, no solo escribe y postea, también hace de humorista en bares. Comenzó a los 23 años, en sus tiempos libres, cuando se fue a hacer una práctica de diseño a Buenos Aires. Además, se dedica a la fotografía experimental y a los retratos, una labor que se ha convertido hoy en el trabajo con el que paga el arriendo del departamento donde vive.

-Siempre busqué formas de expresarme, ser pintamonos entre comillas para recibir la aprobación del resto. Yo de muy chica no validaba tanto mis emociones, no me permitía sentirme triste. Por eso soy mucho de invisibilizar cuando estoy mal, pero de alguna manera hay que sacar la emoción por otro lado.

Por lo mismo, al hablar de su vida lo hace con agudeza, como si estuviera contando el espisodio de una historia, aunque esté hablando de momentos cruciales en su vida. Una de las escenas que la ha marcado la recuerda así:

-Estábamos en el hospital San Borja, mi mamá ya estaba con cáncer a la vesícula, la acaban de operar. Me acuerdo de que íbamos caminando por un pasillo del hospital, con el doctor yendo a atender a otros pacientes, y me dice ahí mismo que no se podía hacer nada, que tiene de 3 a 4 meses de vida nomás, que estaba todo ramificado. Así nomás. Mi tía lloraba en el suelo y mi mamá estaba contenta vistiéndose porque la iban a dar de alta, no cachaba nada. Yo estaba operante, le avisé a mi pololo, a mis amigas, llamé a la pega para renunciar, y gestioné el finiquito. Ahí llegamos a la casa y dije: "Yo voy a ser la enfermera". Y me convertí en una.

Fueron casi cuatro meses en los Paola se instaló a cuidar a su madre en su casa en Maipú, dándole una alimentación saludable y llevándola a todo tipo de terapias alternativas, como reiki o imanes. Hasta que finalmente en febrero de 2016 su madre murió.

-Estaba en shock. De hecho, en el funeral no tenía pena ni nada, y el duelo lo empecé a vivir hace poco.

Mientras cuidaba a su madre solo se permitía un espacio de distracción para postear en su fanpage, donde, a pesar de contar historias triviales, comenzó a desarrollar un interés por la escritura. Un mes después de la muerte de su madre entró a un diplomado de guión en la Universidad Católica, cuatro meses después dejó por primera vez su casa en Maipú y se fue a vivir sola. También tomó talleres de narrativa. Y a mediados de 2016 la contactó Penguin Random House para hacer el libro, un proyecto que ella ya tenía en mente.

Demoró ocho meses en escribirlo, en los que buscó inspiración, y en los que escribió muchos textos que no publicó.

-Fueron capítulos que ni siquiera mandé, o que después a mi editor le gustaban pero yo no los quería poner, porque cambiaba mis estados de ánimo muy rápido. A veces estaba eufórica, pero después me daba un bajón, como un sentimiento de vacío. Saqué capítulos que eran con la muerte de mi mamá. Eran cosas muy dark, como existenciales, pero que me sirvieron de ejercicio. El contexto en el que escribí el libro fue como en esta evasión al principio del duelo y después ya en el duelo oficial.

Paola dice que sigue viviendo ese proceso, que no quiere evadir su duelo, pero que su motor por seguir haciendo cosas y por seguir expresándose no para. Ahora está escribiendo un segundo libro, sobre la historia de una joven que se hace adicta a robar en el retail o supermercados, y su tía, quien paralelamente ocupa estas habilidades para obtener información política en la época de dictadura.

En noviembre, volverá a hacer stand up comedy, y hace un par de meses comenzó con nuevos proyectos: todos los domingos publica un podcast llamado #AlóSolte en el que habla temas similares a la fanpage, y en paralelo está escribiendo el guión para una web serie, tipo sitcom, que trata también sobre su personaje la Solte, y que acaba de comenzar con la producción para grabar el capítulo piloto. Todo, dice, en función de la comedia. Su gran aliada.

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