domingo, 03 de febrero de 2008
Pablo Obregón Castro
Enfoques, Economía y Negocios Online
Junto con preparar las movilizaciones, una corriente de la Central Unitaria podría aprovechar esta coyuntura para construir una nueva mayoría al interior de la multisindical y amagar el liderazgo de Arturo Martínez en la elección de agosto próximo.
Si en 2007 fue la gran minería y la salmonicultura, este año el blanco será el comercio y la banca.
La corriente "clasista" de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) -vinculada a un sector del PC- está aprovechando el respiro que ofrece el verano para afinar un ambicioso plan de movilizaciones, el que comenzará a implementarse a partir de marzo de este año, cuando empiecen a caducar varios de los contratos y convenios colectivos que rigen en ambas industrias.
Es un hecho que las negociaciones se presentarán duras. Y si éstas desembocan en huelgas y ocupaciones, los trabajadores exhibirán una mayor capacidad de organización que en el pasado, adelantan algunos de sus dirigentes.
Hace años, la CUT clavó su bandera en ambos sectores y aquello se notará una vez que se desencadenen las acciones. "Aquí no hay intervención, sino que la Central Unitaria organiza y canaliza el descontento de la gente", advierte el dirigente PC, José Ortiz.
La elección de ambas industrias como objetivo para 2008 no es un tema menor. El comercio emplea a 1,2 millones de trabajadores, cuyos dirigentes han logrado levantar varias organizaciones a nivel supraempresa durante los últimos años.
Es el caso de la Federación Nacional de Trabajadores de Líder, la que en pocos meses de trabajo logró agrupar a unas 800 personas. Hizo su estreno en septiembre pasado, cuando organizó el Encuentro de Dirigentes Sindicales Líder, con la presencia del ministro Osvaldo Andrade y del presidente de la CUT, Arturo Martínez.
¿Cuál es la estrategia de los sindicalistas? Hacer coincidir a mediados de 2010 el vencimiento de todos los contratos colectivos que se suscriban en cada local de la cadena Líder y presentar, a partir de esa fecha, un sólo proyecto de contrato colectivo, bajo el alero de la Federación.
El presidente de la Confederación de Trabajadores del Comercio, José Luis Ortega, reconoce que las dificultades que se presentaron en las negociaciones de la gran minería y la agricultura podrían llevar a radicalizarse a los trabajadores de otros sectores, sobre todo en los supermercados, pero descarta que todo el comercio esté viviendo el mismo proceso de crispación.
Del mismo modo, el gerente de Recursos Humanos de Sodimac, Sergio Dittborn, aclara que esta firma nunca ha enfrentado una huelga, aunque alberga a los dos sindicatos privados más grandes de Chile (de 4.000 trabajadores cada uno).
Además, el comercio no presenta una historia nutrida de movilizaciones y, para algunos, se estaría tratando de prefabricar un escenario de mayor conflictividad de cara a las próximas elecciones de la CUT.
Abordar la banca
Dentro de este diseño estratégico, la banca ocupa el segundo lugar en el orden de prioridades. Tal como advierte el presidente de la Confederación Bancaria, Luis Mesina, el tema central de los sindicatos del sector será la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas y la internalización de los subcontratados.
Este año, justamente, caducan tres convenios colectivos en el Banco de Chile y las negociaciones se vislumbran complejas. El presidente del Sindicato Nacional Número 1, Mario Ruiz, adelanta que puede darse un proceso complicado. "El comercio y la banca se han destacado por los salarios bajos y esto nos va a llevar a la explosión social. Aquí hay una cuestión disfrazada de cuello y corbata, pero somos tan obreros como un minero o un salmonero".
Claro que en el banco no todos comparten la misma visión. El presidente del Sindicato del Banco Chile Edwards, Eduardo Quezada, cree que el momento complejo que vive la banca -por efecto de los despidos masivos y de las negociaciones que vienen- no tiene por qué enrarecer las relaciones entre el sindicato que él dirige y la administración.
"Nosotros venimos del Edwards y ahí la relación era 100% de confianza. Nos tratan de ser un sindicato apatronado, pero nosotros siempre hemos tenido la puerta abierta de todos los gerentes para decir las cosas (...) No pertenecemos a la Confederación Bancaria porque no nos sentimos representados por ellos. Un sindicato politizado divide a la gente".
