A través del mindfulness los niños aprenden a controlar sus impulsos y a manejar sus emociones
domingo, 05 de noviembre de 2017
Andrea Manuschevich
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio
Para que esta práctica, orientada a enfocarse en el presente, se vuelva un hábito, es necesario que los adultos la realicen a diario, en conjunto con los niños.
"Cuando me enojo con mi hermana me da mucha rabia y me dan ganas de tirar todo al suelo. Pero después me acuerdo de respirar profundo, una, dos y tres veces, y se me pasa. O en el colegio, cuando no alcanzo a escribir la materia y la profesora borra la pizarra, me empiezo a alterar. Entonces respiro. Ahí me doy cuenta de que no pasa nada y después le puedo pedir el cuaderno a otro compañero", cuenta Natalia Muñoz, alumna de 4° básico del colegio Amor de Dios, ubicado en la comuna de Cerrillos. Natalia aprendió a controlar sus impulsos a través de la respiración en un taller de mindfulness que impartió su colegio. Esta práctica se basa en el concepto de "atención plena", y propone a quienes la practican enfocarse en el momento presente, aceptando las sensaciones de su cuerpo y mente, sin juzgarlas ni querer cambiarlas. "El taller me sirvió harto y a mis compañeros también, para tranquilizarnos. Cuando alguien del curso tiene rabia porque lo molestan, le decimos que respire y se acuerde de lo que nos enseñaron en las clases", comenta Natalia. A través de la atención plena se les puede enseñar a los niños a reconocer y manejar sus emociones, sobre todo aquellas que son más complicadas, como la tristeza, la rabia y la frustración, explica Catherine Andreu, doctora en Neurociencias e investigadora del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap). La profesional dirigió este año, y por dos meses y medio, el taller de mindfulness para los alumnos de 4° y 5° básico en el colegio de Natalia. "El contexto escolar es el ambiente natural del niño. Es un buen espacio para trabajar la prevención de reacciones impulsivas y la autorregulación", añade Andreu. En la casa "Vivimos en una cultura súper demandante y exigente en lo académico, donde es frecuente encontrar niños con síntomas de estrés y ansiedad", dice Rodrigo Brito, psicólogo y académico de la U. Mayor. "A tomar conciencia de su cuerpo, a reconocer las señales físicas de las emociones y a bajar su intensidad aprenden los niños con el mindfulness ", agrega. De esta manera, logran disminuir los niveles de ansiedad, concentrarse mejor, disolver sus preocupaciones y enfocarse en el presente. No es necesario que los niños realicen un taller de atención plena para desarrollar esta práctica. Los padres o cuidadores se las pueden inculcar con diversas actividades en la casa. Eso sí, para que se vuelva un hábito y se observen los beneficios, es clave que estos ejercicios se realicen todos los días, durante por lo menos cinco a 10 minutos. "Si queremos niños mindfulness , necesitamos papás mindfulness que se lo enseñen desde el ejemplo", es el consejo de Ignacia Vera, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes. A los más pequeños, que todavía no dominan el lenguaje, se les puede inculcar esta práctica a través del juego. Solo basta con que tanto niños como adultos estén totalmente conectados en la experiencia y en el presente, y no pendientes del celular u otra cosa. "Cuando son más grandes se les puede dar una instrucción y guiarlos para que estén conscientes de las actividades que realizan. Si les gustan las burbujas, les puedes decir que estén atentos a cómo las soplan, a su tamaño, al olor, a las formas, a cómo se revientan, etcétera", sugiere. Por su parte, Brito realiza distintos ejercicios de respiración con sus propios hijos. "Se acuestan con una piedrecita en el estómago y empiezan a respirar. Así se concentran en cómo el aire entra y sale al observar la piedra". Lo principal, dicen, es no forzar a los niños a realizar estas actividades, ya que para que sean beneficiosas es necesario tener una disposición favorable hacia ellas.
