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Las migraciones están cambiando el ánimo y los colores de Chile

sábado, 04 de noviembre de 2017

FEDERICO GRÜNEWALD.
Vidactual
El Mercurio

Hay quienes piensan que la actual ola migratoria implicará el mayor cambio cultural de los últimos cien años. En otra época, el país tuvo la influencia profunda de franceses, ingleses, españoles, italianos y alemanes. Árabes y peruanos entraron por la cocina. Junto al gran movimiento que llegó hasta 1907, el flujo actual, con los haitianos a la cabeza, es la más masiva en nuestra historia y está remeciendo colores, sonidos y sabores.



Fue para el Año Nuevo de 1804 que la Soup Joumou (o sopa de zapallo) empezó a consumirse en Haití para celebrar la independencia. Cargada al condimento y al picor, con trozos de carne y verduras, se acompaña con rebanadas de pan y es uno de los platos de la cocina haitiana que irrumpieron en Chile junto a los inmigrantes. Pablo Valenzuela, director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes, ha probado la Soup Joumou. Dice que "es muy caribeña, es un plato fuerte sabroso y reponedor", que ya no solo se consume el 1 de enero, sino que cada domingo.

Así como los haitianos trajeron esta sopa a Chile, colombianos y venezolanos introdujeron la arepa y han ido contagiando a su entorno chileno con sabores y aromas que no conocían. "Lo bueno es que en los barrios se abre la convivencia. Hay un baile haitiano que se llama kompa; es muy popular y los chilenos se están abriendo a aprenderlo y a bailarlo. La diversidad nos hace libres, nos da más colores", comenta Valenzuela cuando le piden revisar cómo la última gran oleada de inmigrantes está cambiando al país.

Carmen Norambuena, doctora en Filosofía y académica de la Universidad de Santiago, cuenta que actualmente se habla de que en Chile habría unos 600 mil migrantes. "La inmigración en el país no ha sido significativa desde el punto de vista cuantitativo, pero sí es de enorme relevancia desde el punto de vista cualitativo. La influencia histórica de extranjeros ha sido relevante, ya sea con el modelo paradigmático de los alemanes en el sur o la colonización de La Araucanía con los suizos", explica la especialista, y entrega algunas cifras: la relación del 4% de población extranjera residente en Chile recién se está repitiendo hoy. En el censo de 1907, de 3.249.279 habitantes los inmigrantes eran 134.524 (los mapuches eran 101.118), mientras que en Argentina, que a fines del siglo XIX tenía casi cuatro millones de habitantes, uno de cada cuatro ciudadanos había nacido en el extranjero.

Si hacia 1907 se produjo un peak fue porque coincidió con un traslado internacional mundial de migrantes desde Europa hacia América, primero a Estados Unidos y a Canadá, y en segundo lugar, a Brasil, Uruguay y Argentina. "El rebalse es lo que llega a Chile, mucho menos de lo que llegó a la costa Atlántica", plantea la académica. "No tenemos otra migración así de explosiva sino hasta el momento actual; aunque hubo otras, como la migración judía previa a la Segunda Guerra Mundial o la republicana después de la Guerra Civil Española", recuerda.

Más palabras, más alegría y telas floreadas

Antes, en el siglo XIX, los gobernantes del inicio de la República se dieron cuenta de que Chile tenía una extensión muy amplia de territorio y una población muy pequeña. Por eso se adoptaron políticas para traer inmigrantes desde Europa. Carmen Norambuena asegura que hay un documento en el que "el Presidente Manuel Bulnes nombra una comisión y en él dice no a la migración amarilla y no a la población negra. El secretario de la comisión fue Benjamín Vicuña Mackenna y en su informe escribe que se requiere gente del norte de Europa que venga a mejorar la raza, gente del mundo civilizado que venga a civilizar a la población".

Sin embargo, ocurrió que llegaron finalmente inmigrantes del Mediterráneo que fueron desparramándose por las ciudades del país e influyendo fuerte en la cultura y en la actividad económica. "En cada ciudad de Chile hay panaderías de españoles y emporios de italianos. También hay un impacto intelectual relevante tras la migración de la Guerra Civil Española", acota la profesional.

Baldomero Estrada, doctor en Historia, docente de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y especialista en migraciones Europa-América, explica que entre 1880 y 1930 los italianos podían llegar buscando trabajo, pero un inglés o un alemán llegaba con toda una infraestructura detrás, con una compañía naviera, una casa importadora y una filial de un banco importante de su país. Eso permitía que su círculo de influencia fuera prácticamente la elite local.

Carmen Norambuena dice que en la actualidad los venezolanos que llegan a Chile tienen alto nivel de preparación, enseñanza media y son profesionales, abarcando desde la salud a la informática. También cree que "este país no está preparado para recibir esta avalancha migratoria" y que se debe apurar una ley que regule efectivamente la entrada y salida de extranjeros, y que además considere su salud y educación.

Pablo Valenzuela agrega que el aporte cultural ha sido enorme. "Una persona de Colombia maneja alrededor de 9.000 términos en su lenguaje cotidiano. Los chilenos, 3.000", ejemplifica. Para Norambuena, la influencia de la actual ola migratoria ha sido "interesante, porque nos ha cambiado las tonalidades, el color, el sabor, la música. Resulta que el chileno es una persona parca, no digamos que es un tipo que derrocha alegría. Sin embargo, la migración ha influido en nuestro ánimo. La vestimenta sobria del chileno, con pocos colores, ahora vio llegar a gente con telas floreadas, tropicales. Nos están cambiando la vida y nos están haciendo un país un poco más alegre. Los dibujos de nuestros niños eran pálidos, la cordillera y el Sol saliendo. Hoy hacen edificios con colores".

Educación multicultural

Delia Curahua, encargada del Programa de Migrantes y Refugiados de la Municipalidad de Recoleta, ha observado que "los migrantes dinamizan las relaciones culturales y económicas. Que haya gente joven que llega con diferente pensamiento y opciones, incentiva el desarrollo local y económico de cada comuna. Ellos han impuesto modas. Por ejemplo, las peluquerías de los dominicanos".

Valenzuela cuenta que en los colegios que han integrado a alumnos inmigrantes se ha notado un cambio considerable. Se ven manifestaciones culturales, musicales y bailes nuevos. "Han tomado con inteligencia la multiculturalidad y se han abierto a las celebraciones de otros países. Se ve un sentido mucho más auténtico y, finalmente, para los niños de comunas como Recoleta o Estación Central no existe el color ni el origen, son todos amigos, todos seres humanos sin distinción".

A fines del siglo XIX, la educación estuvo influenciada por profesores alemanes que llegaron al recién creado Pedagógico. También desde esa época quedó la influencia francesa en las costumbres, en el vestir y en el habla. Palabras de origen francés como chofer y garaje, las usamos hasta hoy. Las novelas de esa época retrataron el refinamiento y lugares como el Teatro Municipal de Santiago, la Peluquería Francesa o el Palacio Cousiño son testigos de esa huella poderosa.

Una de las mayores influencias de inmigrantes en el sur de Chile es la de los alemanes. Entre 1840 y 1870 se establecieron más de 4.000, casi la mitad en los alrededores del lago Llanquihue. Por eso el kuchen, el strudel y el chucrut son fáciles de encontrar, y por eso se celebra el Oktoberfest, la fiesta de la cerveza.

Sin embargo, en la gastronomía es la inmigración peruana la que más ha cambiado los gustos nacionales, seguida por los árabes y últimamente por los sabores asiáticos, en especial los coreanos.

Por cierto, los inmigrantes, con el tiempo, irán generando redes y formando vínculos, como sucede con los colombianos en Antofagasta o los mismos peruanos en Santiago. "Ahora vemos a haitianos vendiendo Súper 8; vamos a ver qué pasa en cinco años más. A lo mejor van a tener una red y un desarrollo muy interesante", proyecta Baldomero Estrada, pero aclara que no se puede anticipar nada cuando estos fenómenos están en evolución.

La inmigración influye con fuerza en la mentalidad. "Vamos entendiendo que vivimos en un mundo globalizado y hay que asumir que este es un mundo diverso, que las manifestaciones culturales las tenemos que aprovechar. Desde la gastronomía hasta la influencia en los peinados, consecuencia de los grupos del Caribe. No nos trajeron ellos los narcos ni la prostitución; tampoco la delincuencia es patrimonio de los migrantes... Nuestra cultura, más bien aislada, comienza a enriquecerse con otras manifestaciones y con jóvenes mucho más abiertos", expone Baldomero Estrada.

"La inmigración en Chile no ha sido significativa en lo cuantitativo, pero sí es de enorme relevancia desde el punto de vista cualitativo".
CARMEN NORAMBUENA
DOCTORA EN FILOSOFÍA Y ACADÉMICA DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO.

"Ahora vemos a haitianos vendiendo Súper 8; vamos a ver qué pasa en cinco años más. Es probable que tengan un desarrollo muy interesante".
BALDOMERO ESTRADA
DOCTOR EN HISTORIA Y DOCENTE DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO.

"Una persona de Colombia maneja alrededor de 9.000 términos en su lenguaje cotidiano. Los chilenos, 3.000".
PABLO VALENZUELA
DIRECTOR NACIONAL DEL SERVICIO JESUITA A MIGRANTES.

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