Dólar Obs: $ 950,77 | -0,31% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.232,24
IPC: 0,40%
La beligerancia de Corea del Norte es uno de los temas cruciales:

Xi mostró su juego; ahora es el momento de que Trump juegue sus cartas en Asia

viernes, 03 de noviembre de 2017

SIMON DENYER The Washington Post
Internacional
El Mercurio

BEIJING El Presidente de EE.UU. emprende un viaje donde se verá con un líder chino empoderado y una región que espera respuestas.



Desde hace mucho tiempo, el mantra de la política exterior china ha sido esconder la fuerza y esperar la oportunidad. En otras palabras, las cartas se jugaban en forma muy sigilosa y las apuestas eran modestas.

Ya no más. En el 19º Congreso del Partido Comunista, el Presidente Xi Jinping declaró que había empezado una "nueva era". Es hora de que China muestre su juego, que ponga sus cartas sobre la mesa.

"Será una era que verá a China aproximándose al centro del escenario", expresó, mientras describía una nación confiada "que abre una senda", para que por ahí sigan otros países en vías de desarrollo, una nación que "ahora se mantiene alta y firme en Oriente".

Xi expuso una visión de un sistema político totalmente opuesto a los valores occidentales de la democracia y la libertad de expresión, valores que los medios de comunicación del Partido Comunista declararon en forma burlona que solo habían significado el caos, la confusión y la decadencia para Occidente.

¿Pero es una mano ganadora? ¿Está China a punto de reemplazar a Estados Unidos como la potencia dominante en Asia-Pacífico?

Para tener una respuesta, Asia está mirando al Presidente Donald Trump, quien llegará al continente el viernes para su primera visita, un viaje de 10 días que lo llevará de Corea del Sur y Japón a China, Vietnam y Filipinas.

"Esto tiene que ser un aviso para el gobierno de Trump y sus personeros en Washington", manifestó Paul Haenle, director del Carnegie-Tsinghua Center en Beijing y ex director en China del Consejo de Seguridad Nacional para los presidentes Barack Obama y George W. Bush. "En su visita a Asia, Trump debería rechazar con fuerza la narrativa de que el liderazgo de Estados Unidos en la escena global y en Asia está en retirada".

Es una narrativa que se vio estimulada por uno de los primeros actos de Trump al asumir la presidencia, su retiro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un ambicioso convenio comercial de 12 naciones que excluía a China y era la piedra angular de la estrategia económica del gobierno de Obama con respecto a la región.

Los diplomáticos occidentales en Beijing hacen un gesto de pesar cuando esa decisión surge en las conversaciones.

Trump puede que se haya alejado de las declaraciones de campaña que los aliados asiáticos de Estados Unidos deberían pagar más por su propia defensa, o incluso, que deberían desarrollar sus propios disuasivos nucleares. Pero el Mandatario sigue amenazando a Corea del Sur, un aliado estratégico clave, con la renegociación de su acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.

La semana pasada, mientras los medios chinos que cubrían el congreso del partido celebraban el triunfo del sistema socialista por sobre la democracia occidental, Trump ni siquiera pareció darse cuenta que había una contienda.

El Mandatario felicitó a Xi por su "extraordinaria elevación", y manifestó a Fox Business Network que el Presidente chino -quien encabeza uno de los regímenes más represivos del planeta- es "una muy buena persona".

"Dicen que tenemos la mejor relación entre presidentes, porque a él lo llaman Presidente también. Algunas personas podrían llamarlo el rey de China, pero le dicen Presidente", expresó Trump.

Wu Xinbo, de la Universidad Fudan, un experto en política exterior, dice que él recibe con agrado a un Presidente libre de "prejuicios ideológicos", con un estilo más transaccional.

La Casa Blanca informa que Trump viajará a Beijing con el fin de buscar más ayuda para ejercer presión sobre Corea del Norte, y de "volver a equilibrar" la relación económica entre China y Estados Unidos.

Sin embargo, diplomáticos europeos señalaron que hay poca o ninguna coordinación de política entre Washington y Europa Occidental para establecer una política de acceso comercial y de mercado con respecto a China, y poca confianza en que Washington tenga una estrategia coherente.

No se considera que la reunión en abril de Trump con Xi en su resort de Mar-a-Lago en Florida haya hecho un avance significativo, y el riesgo es que los chinos adulen el ego de Trump con la pompa y ceremonia de una visita de Estado de alto nivel, y así desvíen sus demandas, dicen aquí los diplomáticos.

Reparar reputación

La pregunta más fundamental en esta gira, no obstante, es si Trump puede reparar parte del daño que ha causado a la reputación estadounidense en la región, precisan diplomáticos y expertos, y contrarrestar el discurso de la declinación de Estados Unidos, en contraste con el surgimiento de China.

Diplomáticos occidentales en Beijing señalan que sus contrapartes de África, Latinoamérica e incluso de sectores más pobres de Europa están cada vez más fascinados con el sistema político y económico de China.

"Eso es así, especialmente en países con tendencias autoritarias, los que pueden decir que ese sistema es útil, que la economía florecerá", explicó un diplomático. "Mientras más lejos están geográficamente de China, más fascinados están".

Más cerca de casa, en la región de Asia Pacífico, no obstante, varios países todavía miran a Estados Unidos para que se conserve la paz, y se mantenga a China a raya.

La creciente influencia de Beijing ha generado un rechazo importante en Australia, mientras que sus ambiciones territoriales han producido una animadversión, incluso, más intensa en Vietnam e India.

Los intentos por ejercer la influencia china a nivel global todavía generan más rechazo que los intentos estadounidenses, aseguró Andrew Nathan, profesor de ciencias políticas y experto en China de la Universidad de Columbia en Nueva York.

"No estoy totalmente seguro de por qué; es decir, Estados Unidos ha hecho muchas cosas malas, pero al parecer, se confía y acepta más a Estados Unidos", precisó. "Puede que se acepte el dinero chino, y se ceda a la influencia china cuando es necesario, pero no creo que el 'liderazgo' chino sea muy bien recibido por sus vecinos cercanos o en África y Europa".

Es probable que el largo viaje de Trump a Asia ayude a tranquilizar a los aliados nerviosos, señalan expertos, aunque la decisión del Mandatario de no participar en la Cumbre del Este de Asia en Filipinas ha provocado inquietud.

Un discurso en el Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico en Vietnam será un punto clave de compromiso, señaló Rana Mitter, profesor de historia y política de la China moderna en la Universidad de Oxford.

Ese discurso, precisó el académico, va a ser analizado minuciosamente para ver si Trump presenta una declaración clara y coherente del compromiso de Estados Unidos con la región, o una apreciación más confusa e incierta.

Al final, agregó Mitter, le corresponde a Washington decidir cuánta influencia todavía quiere ejercer o si deja que el poder se escabulla hacia Beijing.

"Si se observa en forma objetiva, el nivel de poder, influencia y alianzas de Estados Unidos en el este de Asia todavía supera enormemente el de China", manifestó. "Los estadounidenses todavía tienen muchas cartas en la mano. Les incumbe a ellos si juegan estas cartas o las mantienen fuera de la mesa".

INUSUAL MENSAJE
El Presidente de China, Xi Jinping, envió "por cortesía" un inusual mensaje al dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-Un, donde se manifiesta dispuesto a "promover las relaciones entre los dos partidos (comunistas) y los dos países". La relaciones de Beijing con su socio se han degradado debido a las ambiciones nucleares de Pyongyang.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia