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Recuento de Moisés Hasson completa trilogía de libros sobre el cómic en Chile:

Esa historia sin fin de humor político

sábado, 21 de octubre de 2017

IÑIGO DÍAZ
Cultura
El Mercurio

Ahora y siempre: Ciento cincuenta años de caricaturas y ridiculizaciones a presidentes, ministros, políticos y personeros recorre el libro "Sátira política en Chile (1858-2016)", de NautaColecciones.



Testigos cuentan que cuando el ex Presidente Ricardo Lagos vio la caricatura suya dibujada por Franco T., donde lucía una corona en la cabeza, sonrió de manera nerviosa. Fue publicada en El Dedo, que según señala el bibliófilo Ismael Espinoza correspondía a un pasquín que se lanzó en 2005, desde la candidatura rival de Joaquín Lavín, y cuyo título rememoraba el episodio de Lagos, dirigiéndose a Pinochet con su índice a la cámara, poco antes del plebiscito de 1988.

"Un pasquín es distinto a una revista, que se ríe de los políticos de manera imparcial frente a los acontecimientos que vive el país. El pasquín, en cambio, tiene una intención de denostar. Lo hace con humor, por supuesto, porque el humor político produce un efecto inmediato, y esa fórmula es interminable", señala el ingeniero y experto en cómic Moisés Hasson, autor de "Sátira política en Chile (1858-2016)" (NautaColecciones, $18.000), un catálogo de la historia larga de publicaciones sobre el humor en este frente.

El libro cierra la trilogía de textos de divulgación realizada por Hasson, que comenzó en 2014 con "Cómic en Chile", recuento de historietas infantiles y de aventuras, y luego con "Pin-up", un vistazo al cómic picaresco. La nueva investigación se lanza esta semana en el Museo Histórico Nacional (MHN), donde tuvo lugar una de sus más importantes exposiciones: "Un país de tontos graves", dedicada, justamente, a la sátira política.

"Esa fue una frase de Frei Montalva -comenta Hasson-, que salió publicada en una Topaze. Se refería a que el humor era muy importante en un país donde él veía mucha gravedad al respecto". El mismo Frei Montalva fue sujeto de sátiras por mucho tiempo, con dibujos que exacerbaron los elementos físicos del personaje en portadas y páginas centrales de revistas como Show, Punto final o Kokodrilo, y magistralmente caricaturizado en Topaze por Luis Goyeneche Zegarra, Lugoze, uno de los 186 dibujantes de humor político que Hasson reúne en el libro.

De todos los géneros del cómic, el humor político es el más antiguo. Y por eso el recorrido se sumerge en el siglo XIX, con lo que entonces se llamó "el papel de los monos", aquellos periódicos donde se comenzó a incluir la ilustración como elemento innovador. No solo inician la práctica del humor político, sino que instalan el término "mono" para referirse a "dibujo", expresión vigente hasta hoy.

La Topaze monopólica

"La caricatura es la forma más eficiente de ridiculizar al enemigo. En Chile tuvo mucha importancia durante la Guerra Civil de 1891 y alcanzó gran nivel hasta 1970", refiere Mauricio García, creador del Museo de la Historieta. Se dice, incluso, que la primera caricatura política la encargó Carrera a un dibujante para burlarse de O'Higgins, quien aparece allí como un burro montado por San Martín.

Pero el libro recoge las publicaciones históricas y la más antigua es la de El Correo Literario, de 1858. De esa época figura una serie de papeles de monos que lanzaron pocos ejemplares con sus caricaturas: El Futre Fósforo, El Penca, El Chicote, El Padre Padilla, El Ferrocarrilito.

"En mi opinión, la época de oro de la sátira política, contrariamente a lo que se piensa, termina con la aparición de Topaze, creada por Jorge Délano, Coke, en 1931. Fue la mayor revista de humor político de todos los tiempos en Chile, con sus dibujantes Huelén, Fantasio, Pekén e incluso el joven Pepo, que firmaba como Ríos", refiere Hasson. "Es cuando decae la actividad, porque Topaze eclipsa a todas las demás. Algunas, como El Gallómetro, Don Tanque y Verdejo, intentan competir con ella, pero no lo logran", agrega.

Esas cuatro décadas de Topaze la convertirán en "el barómetro de la política chilena", como refiere el historiador Hugo Rueda, curador de la muestra de este año en el MHN. "Además de director y dibujante, Coke tenía un gran ojo comercial. Cuando Arturo Alessandri mandó a confiscar y quemar los ejemplares de Topaze de 1938, que tenían una durísima caricatura ridiculizando al Presidente, Coke sacó réditos. Fue un escándalo: la mayor autoridad del país cometió un delito a la vista de todos. Fue el momento más álgido en la historia del humor político. Él lo aprovechó para ganar publicidad".

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