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Presidente dio inicio al XIX Congreso del Partido Comunista, donde compartió su visión de una potencia global:

Xi Jinping proclama la llegada de una "nueva era" para China hacia 2049

jueves, 19 de octubre de 2017

Alicia Tagle Crichton
Internacional
El Mercurio

En el cónclave prometió hacer un "gran país socialista y moderno" para mediados de siglo, abrir la economía y reformar el Ejército.



Flanqueado por sus antecesores, Hu Jintao y Jiang Zemin, en la apertura del XIX Congreso del Partido Comunista Chino, que se espera lo coronará como el más poderoso líder de la república en más de cuatro décadas, el Presidente Xi Jinping se comprometió ayer a desarrollar "un país socialista moderno" y avanzar hacia una "nueva era". En una señal de que podría mantenerse en el poder más allá de su segundo mandato, que comienza con este cónclave, estableció las metas con miras al centenario de la República Popular China, en 2049.

"Mediante un largo período de trabajo duro, el socialismo con características chinas ha entrado en una nueva era", destacó (con un concepto que repitió 36 veces), para luego repasar los logros de su primer mandato. En un discurso de casi tres horas y media en el Gran Palacio del Pueblo alertó que "las perspectivas son brillantes, pero hay serios retos".

"La nación china, que desde los tiempos modernos ha soportado tanto, por tanto tiempo, ha logrado una tremenda transformación", sostuvo ante los 2.287 delegados de la Asamblea Popular Nacional. "Se ha puesto de pie, se ha enriquecido y se ha vuelto fuerte".

Timothy Heath, experto de la Rand Corporation, explicó a "El Mercurio" que "las fechas de los centenarios (2021, creación del partido, y 2049, fundación de la república popular, que se han puesto como metas) incluyen una gama de objetivos de modernización política, económica, social, ambiental y militar. Aunque todavía falta mucho tiempo, representan una cronograma impresionante y ambicioso para el país que hace 40 años figuraba entre los más pobres del mundo".

El coreografiado congreso, que se celebra cada cinco años a puertas cerradas, culminará tras una semana, con la selección de un nuevo Comité Central del partido (205 miembros y 171 suplentes), del Politburó (24) y su Comité Permanente (7), que gobernará hasta 2022. Se presentará, además, un nuevo plan específico para la continuación de las reformas que China inició en 2012. A continuación las claves del discurso de Xi.

Potente fuerza militar

El desarrollo de portaaviones, buques de última generación y aviones de combate furtivos son el rostro de un Ejército modernizado, que incluso bajo el gobierno de Xi -también presidente de la Comisión Militar Central- ha creado dos nuevas fuerzas, ha sido reorganizado y ha reducido sus efectivos para ser más eficaz.

El líder chino aseguró que para 2035 el Ejército Popular se habrá convertido "en uno de primer orden mundial". Agregó que este debe "estar preparado para combatir" y "detener las guerras o ganarlas", así como para controlar las crisis, siempre subordinado al Partido Comunista (PCCh). "Debe ser una potente fuerza para hacer realidad el sueño chino".

A favor del mercado

En un discurso ambicioso, pero de pocos detalles, Xi mencionó que no se ha hecho suficiente para combatir una creciente desigualdad de ingresos ni los problemas de empleo, aunque destacó que 60 millones de personas han salido de la pobreza en estos cinco años. "La economía real espera mejoras y hay mucho por hacer en la protección del medio ambiente", agregó, cuando ha mostrado un fuerte respaldo al Acuerdo de París contra el cambio climático, por los altos niveles de contaminación en el país.

Luego de un primer mandato en el que China decepcionó a muchos que esperaban que iniciara reformas más orientadas al mercado, el Presidente prometió una mayor apertura de la economía china y proteger los intereses de los inversores extranjeros: "China no cerrará sus puertas al mundo". Profundizará las reformas de sus sistemas cambiario y financiero, mientras fortalecerá las empresas estatales.

"La apertura trae progreso, el cierre nos lleva hacia atrás", sostuvo, siguiendo un discurso que en los últimos meses ha hecho un claro contrapeso al mensaje proteccionista del Mandatario estadounidense, Donald Trump.

Mantener el marxismo

En un discurso profundamente ideológico, Xi prometió que China jamás copiará los modelos políticos de otros países y rechazó injerencias del exterior, mientras que urgió a combatir el faccionalismo y el clientelismo en el PCCh. "Debemos reforzar al partido políticamente para que siga liderando al pueblo", afirmó, y para ello "debemos mantener el marxismo".

Lucha anticorrupción

Apenas llegó al poder, en 2012, Xi lanzó una campaña anticorrupción, que ha castigado a cerca de 1,3 millones de funcionarios y ayer recalcó que seguirá con la "tolerancia cero". "Tenemos que eliminar todo lo que socave la pureza del partido (...) y liberarnos de cualquier virus". Para sus críticos, la implacable campaña es a la vez un esfuerzo del Presidente para desmantelar facciones rivales en el partido.

Soberanía

Xi aprovechó su discurso para reiterar la soberanía de China sobre Hong Kong, ante las exigencias de más democracia en la antigua colonia británica. Para ello reiteró el principio "un país, dos sistemas", que rige a la metrópolis financiera. En referencia a Taiwán -país que para Beijing es solo una "provincia rebelde"-, aseguró que nunca permitirá que "una parte de China se separe". De todas formas, tendió la mano a la nación, al asegurar que "respeta su sistema social actual y estilo de vida". En 2015, Xi fue el primer Presidente chino en reunirse con su par taiwanés (en ese entonces, Ma Ying-jeou) desde la separación de las dos chinas, en 1949. "La sangre es más espesa que el agua", concluyó.

Entre los miembros de la asamblea se encuentran monjes budistas, medallistas olímpicos, agricultores y un astronauta.

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