Las alegrías, polémicas y agresiones que marcaron la carrera referil de Hernán Silva
martes, 17 de octubre de 2017
Martín Browne Prieto
Deportes
El Mercurio
En un partido entre la U y Naval, en 1983, Miguel Ángel Gamboa lo tomó del cuello y purgó una sanción de siete fechas. En Colombia también protagonizó una histórica controversia, y en una ocasión Marcelo Trobbiani estuvo a punto de sacarle su peluquín. Fue uno de los tres chilenos que dirigieron en dos mundiales y también pitó el partido final de la Copa América de 1989.
En 1983, Universidad de Chile jugaba contra Naval por la liguilla para clasificar a la Copa Libertadores, en el Estadio Nacional. En una jugada que parecía no tener mucha importancia, Hernán Silva, el árbitro de aquel partido, pitó offside de Héctor Hoffens y el cobro no le gustó nada al delantero azul Miguel Ángel Gamboa. Ardió Troya. "Le dije: ¿Cómo que fuera de lugar? Y ahí me puso amarilla. Pero yo venía enojado con el arbitraje y grité: ¿Qué mierda tienen en mi contra? Y por eso me expulsó", recuerda Gamboa, quien se arrepiente de lo que vino después: "No me di cuenta, estaba descontrolado. Lo tomé del cuello y lo empecé a ahorcar. Fue una gran equivocación", dice. Silva, el otro protagonista de ese momento histórico del fútbol chileno, falleció el domingo a los 68 años, luego de batallar contra un cáncer al pulmón. "Nunca me disculpé ni le di un abrazo, pero no me arrepiento porque admití mi error y aún siento que él me provocó", arguye Gamboa. El recordado juez se inscribió en el cuadro de honor del referato nacional, al ser uno de los tres chilenos que dirigieron en dos mundiales (los otros fueron Claudio Vicuña y Sergio Bustamante). Silva concurrió a la Copa del Mundo de México 86, donde arbitró Francia-Canadá, y también pitó Camerún-Rumania en Italia 90. Además, el partido final de la Copa América de 1989, entre Brasil y Uruguay, estuvo a su cargo. Uno de sus grandes amigos fue su colega Iván Guerrero. "Viajamos muchas veces juntos y hablaba mucho de fútbol. Era muy buen árbitro y tenía mucha personalidad", recuerda Guerrero, quien agrega: "Una vez, yo estaba de asistente y de repente veo que el argentino Marcelo Trobbiani, de Cobreloa, le tira un manotazo a Hernán intentando sacarle el peluquín con el que ocultaba su calvicie, pero lo alcanzó a esquivar (...) Los jueces internacionales muchas veces bromeaban y le escondían la peluca". Polémica en Colombia Silva, quien fue instructor tras el retiro, dirigió muchas jornadas de Copa Libertadores, aunque la más recordada data de abril de 1989, en un Atlético Nacional-Millonarios, en El Campín de Bogotá, que terminó con escándalo y rumores de que el arbitraje fue "comprado" por el narcotraficante Pablo Escobar, el entonces "patrón" de Nacional. "Había mucha presión y estadio lleno. Nos jugábamos la clasificación a semifinales. En una jugada, Silva no cobró un penal clarísimo de Higuita, arquero de Nacional, sobre Iguarán, y ahí bajaron todos los reclamos. Hubo compañeros que lo alcanzaron a agredir y es un arbitraje que marcó el clásico, los hinchas nunca olvidarán ese error", asegura Wilman Conde, ex futbolista de Millonarios, presente en ese duelo que terminó 1-1 y con varios expulsados. La vuelta, en Medellín, fue 1-0 para Nacional, que a la postre fue campeón. "No me disculpé, pero no me arrepiento porque admití mi error y aún siento que él me provocó".
MIGUEL ÁNGEL GAMBOA, ex delantero.
"Es un arbitraje que marcó el clásico; los hinchas de Millonarios nunca olvidarán ese error".
WILMAR CONDE,
ex futbolista colombiano.
"Viajamos muchas veces juntos y hablaba mucho de fútbol, era un muy buen árbitro, de mucha personalidad".
IVÁN GUERRERO,
amigo y compañero de Silva.
