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"El impulso que necesitábamos para consolidar nuestro proceso de internacionalización". Así define el presidente de Metalpar, Jaime Paredes, la reciente alianza firmada entre la empresa que lidera con Marcopolo, gigante brasileño, y la mayor fabricante de carrocerías para buses y microbuses del mundo, para sus operaciones en Argentina.
La semana pasada, Paredes anunció que llegó a un acuerdo de asociación con Marcopolo, con el cual la brasileña entró a la propiedad de Metalpar Argentina, quedándose con un tercio de la operación. Adicionalmente, los nuevos socios de los Paredes tienen una opción para alcanzar el 50% de la firma, que expira en 2009.
"Hoy hay que buscar alianzas y unirse para aumentar fuerzas. Lo peor que uno puede hacer es quedarse atrás", sostiene Paredes, quien espera este año ventas por US$ 100 millones, más que duplicando lo facturado en 2007.
Y el que se une a Metalpar es un verdadero gigante. Con ventas por sobre los US$ 1.700 millones anuales y plantas hasta en Sudáfrica -además de una sociedad con la india Tata-, se hará cargo de la parte productiva de Metalpar Argentina. La local mantendrá la parte administrativa.
"En Argentina nos ha ido excelente. Tenemos sobre el 60% del mercado", añade.
Las buenas perspectivas que tiene Paredes en Argentina chocan diametralmente con la realidad en Chile. El plan Transantiago los dejó prácticamente fuera de su mejor mercado: los microbuses de la capital.
Señala que, para su empresa, es imposible competir con las modalidades de financiamiento que ofrecen sus competidores extranjeros, que ofrecen hasta 12 años -con dos de gracia- para acceder a buses que cuestan hasta US$ 300 mil.
Se suma a esto que gran parte de sus anteriores clientes no pudieron pagar los buses adquiridos, ya que quedaron fuera de las licitaciones.
Esto se refleja en un patio donde se cuentan más de 100 micros que fueron devueltas y que, lentamente, Metalpar coloca en otras ciudades a un porcentaje de su precio original.
En Argentina, la producción llega a los 2.800 buses anuales. En Chile apenas sale uno diario. "Seguimos esperando el milagro", dice Paredes, quien se niega a aceptar el eventual cierre de su planta en Chile.
Y el "milagro" podría venir de Perú y Ecuador. En los patios de la planta de Metalpar hay decenas de buses con la inscripción "Translima", y que están prontos a ser embarcados a la capital peruana. Al pedido de 60 buses se sumará otro de 80, a mediados de año.