Dólar Obs: $ 985,05 | 0,71% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.197,58
IPC: 0,40%


Las tendencias que impulsan a los orgánicos en Chile

lunes, 02 de octubre de 2017

Paloma Díaz Abásolo
Reportajes central
El Mercurio

La superficie certificada crece 30% entre 2015 y 2016, apoyada en el crecimiento del maqui y las manzanas, mientras que las importaciones de productos de este tipo suben 60% en dos años. También aumentan los puntos de venta en el país y las organizaciones de agricultores que se agrupan para autocertificarse.



H ace casi diez años, al buscar alimentos más saludables para sus tres hijos pequeños, la técnico-agrícola Leslie Vergara decidió dejar su trabajo como compradora de frutas en una exportadora y transformarse en agricultora orgánica en San Felipe.

Recuerda que se impresionó al ver cómo un productor aplicaba agroquímicos a unos tomates que estaban a punto de ser cosechados y, como vivía en el campo, en cinco mil metros cuadrados comenzó a producir distintas verduras y a vender sus excedentes en la salida del colegio de sus hijos. El éxito fue tanto que comenzó a crecer y vender en ferias especializadas de Santiago. La superficie pasó a 1,5 hectáreas, luego a dos y hoy ya tiene seis hectáreas de hortalizas y frutales, que no solo vende en ferias y a productores que reparten canastas a domicilio, sino que a través de Canasta Viva, el sitio web que creó para comercializar directamente con sus clientes.

"En estos años he crecido a una tasa superior al 10% anual y podría crecer más, porque me piden más de lo que soy capaz de producir, pero es un trabajo muy intensivo. De aquí a dos o tres años pretendo sumar tres hectáreas", comenta Leslie Vergara, quien participa de la Sociedad de Agricultores Orgánicos del Valle del Aconcagua, una de las ocho autorizadas en el país para la certificación participativa de los productores orgánicos.

El crecimiento que ha experimentado esta productora no es un caso aislado. Si bien no existen datos oficiales de la evolución del consumo de productos orgánicos en Chile o de cuántos locales los venden, desde el SAG -encargado de regular y fiscalizar al rubro- afirman que en los últimos cinco años a lo menos se han duplicado los puntos de venta en el país.

"Cada vez hay más lugares donde se ofrecen productos orgánicos nacionales e importados, y en más regiones. Nosotros tenemos actividades de fiscalización de comercio de estos productos en las 15 regiones y también vemos que las importaciones se han incrementado, por el trabajo que realizamos en puertos y aeropuertos", detalla el jefe del subdepartamento de agricultura orgánica del SAG, Claudio Cárdenas.

El crecimiento de la superficie nacional certificada como orgánica, que aumentó 30% entre 2015 y 2016 y llega a 131.973 hectáreas, más el alza de 60% en las importaciones de alimentos orgánicos entre 2014 y el año pasado -que pasan de US$ 9,9 millones a casi US$ 16 millones, considerando productos frescos, congelados, secos, procesados y vinos- concuerdan con las impresiones del SAG y de los productores, y confirman que la demanda por este tipo de productos va al alza, en línea con la tendencia mundial.

Maqui, la estrella

Instalados en Chiloé con una agencia de viajes, el estadounidense Britt Lewis y la peruana Sandra Echegaray decidieron emprender con el procesamiento del maqui, luego de ver en su familia los efectos positivos que les había traído consumirlo a diario. Hace cinco años comenzaron a producir maqui liofilizado en polvo, al que han sumado cápsulas, miel y barras de cereal con ese producto, murta y rosa mosqueta, que exportan a Estados Unidos y Asia, y que tienen certificado como orgánico desde el campo hasta el resultado final.

"Fuimos los primeros en certificar el maqui en Chile y lo hicimos porque en otros países es menos posible que consuman un producto nuevo de un país que no conocen mucho, pero sí lo harán si viene con un sello que les dé confianza como el de orgánico, que también es parte de cómo vivimos nosotros", dice Britt Lewis poco antes de partir a Corea, que desde hace un par de años se ha convertido en el principal destino para el maqui orgánico chileno.

De hecho, ese interés de los asiáticos por este berry sería uno de los elementos que explican por qué el año pasado creció tanto la superficie de recolección silvestre certificada como orgánica, la que aumentó 43% solo entre 2015 y 2016, llegando a 116.136 hectáreas (ver recuadro).

"Sin duda es el producto que ha impulsado el crecimiento de la recolección silvestre orgánica en Chile, junto con otros productos como la murta y el calafate, que están en una etapa de crecimiento incipiente. Y es porque ha encontrado distintas alternativas de comercialización, con procesos y subproductos, y porque está abriendo muchos mercados", asegura Cristián Carranza, gerente de operaciones de la certificadora Ecocert, una de las cuatro autorizadas por el SAG para la certificación orgánica en el país.

En todo caso, la magnitud del aumento -de más de 30 mil hectáreas en un año- se explica porque, a diferencia de los frutales, en la recolección silvestre se certifican predios completos, en su mayoría bosques que parten de las 150 hectáreas hacia arriba.

"No sería raro que con diez nuevos productores que se certifiquen, por ejemplo, pases a tener cinco mil nuevas hectáreas en el registro", dice Cristián Carranza.

Junto con el alza de la superficie certificada, Britt Lewis considera que hay un mayor interés a nivel nacional por el maqui, ya que si hace cuatro años exportaban el 80% de la producción, la cifra se invirtió y hoy ese porcentaje es lo que venden dentro de Chile.

"Es muy bueno que haya un despertar del interés por estos productos en el país, porque son buenos para la salud y porque el maqui es el primer fruto chileno que logra despertar a los empresarios en que vale la pena mirar lo que tenemos y no solo lo de afuera, lo que debería ir de la mano con la conservación de la naturaleza", plantea.

Crecen las ventas

Al decidirse a crear su empresa para procesar maqui, en 2010, Britt Lewis comenta que hizo un estudio para conocer los lugares de distribución de productos orgánicos en Chile, y encontró 40 locales en todo el país. Sin embargo, estima que hoy hay alrededor de 800 puntos de venta, lo que podría asociarse a una mayor demanda.

Aunque no existe una cadena de supermercados comparable con la estadounidense Whole Foods Market, los orgánicos sí van al alza en el retail nacional, donde de manera creciente les destinan más metros de espacio en las góndolas, tanto para los productos frescos como para procesados, como azúcar, café y harina, entre otros.

Desde Jumbo aseguran que una de las razones del aumento es la mayor oferta de frutas y verduras de esta categoría, a la que este año sumaron frutos secos, y afirman que es una tendencia que se da tanto en Santiago como en regiones.

"El interés por consumir este tipo de productos ha llevado a crecimientos en ventas por sobre los dos dígitos en los últimos tres años. Las tendencias de alimentación saludable y la mayor conciencia del consumidor sobre los productos libres de químicos se han traducido en un incremento del número de clientes en los últimos años", señalan.

Si bien coinciden en que la tendencia es consumir productos más saludables, en Tottus plantean que el alza de la venta de orgánicos ha sido más lenta que lo esperado.

"La venta de estos productos representa menos del 1% del total comercializado, es una categoría recientemente en desarrollo, pero que en los últimos meses ha alcanzado una mayor relevancia. A pesar de que su crecimiento ha sido más lento que en otros países, la tendencia gira hacia la búsqueda de alimentación que promueve la sostenibilidad y lo amigable con el medio ambiente", dice el gerente comercial Food de Tottus, Gabriel Baldini, y añade que la cadena ofrece unos 100 productos orgánicos distintos.

Otra área que crece son las ventas por internet con despacho a todo Chile y en áreas localizadas, como Zoqui.cl, que vende en la V Región. Su creador, Christian Zamora, afirma que esa fórmula le permite ahorrar costos y coordinar los pedidos, que recibe entre lunes y miércoles y entrega los viernes, con una oferta que varía cada semana.

"Tenemos tiempos predefinidos para hacer los pedidos y trabajamos con diez a 15 productores, la mayoría locales, de los cuales el 95% está certificado. Los productos que no lo están los catalogamos como libres de agroquímicos, para diferenciarlos. Llevamos tres años y el crecimiento ha sido exponencial, porque no hay tanta competencia como en Santiago", comenta.

Más procesados

Cristián Carranza comenta que en los 12 años que lleva trabajando en Ecocert -una de las tres certificadoras internacionales autorizadas por el SAG en Chile- las certificaciones han mantenido un ritmo de crecimiento de 10% anual en número de clientes, con vaivenes en las distintas especies, de acuerdo a cómo se mueven los precios en el exterior cada temporada.

En cuanto a productos, los frutales mayores son los que ganan más terreno. "La niña bonita hoy es la manzana. Todos quieren tener manzanas orgánicas porque el diferencial de precios con la convencional es muy interesante", afirma Carranza.

Explica que los berries son los que menos crecen, ya que pasó el boom de los arándanos y las frambuesas, y ya no tienen los mismos incentivos de precios, algo que confirman los datos de Odepa (ver recuadro).

El SAG todavía no ha consolidado las cifras de certificaciones de este año, pero Claudio Cárdenas afirma que podría verse una recuperación en los berries, debido a la superficie de arándanos que concluyó el período de transición de convencional a orgánico, y se está certificando en el sur, aprovechando que están libres de los requisitos de fumigación que se exigen a los blueberries de la zona central para ingresar a EE.UU.

Sin embargo, lo que más les llama la atención de los últimos años es el creciente interés por certificar procesos orgánicos, lo que estaría dando un nuevo espacio y mayor valor a la producción de frutas que no califican para la exportación, y que se habría gatillado con el terremoto de 2010.

"Muchos productos orgánicos no pudieron exportarse ese año, porque hubo falta de materiales y fruta golpeada, y varios productores tenían las frutas en cámaras de frío, sin saber qué hacer. Tuvieron que buscar una alternativa viable y eso fue procesarla. Así, Chile encontró otro destino para sus productos orgánicos", asegura Cristián Carranza, y añade que en Ecocert notaron un alza en la certificación de plantas de proceso para jugos, pulpa, liofilizados y puré.

Pese a este despertar, aclara que aún se destina el mismo volumen de fruta a la exportación, entre 75% a 85% del volumen, pero la diferencia es que el descarte antes se iba a la feria como fruta convencional y hoy eso ya no ocurre, porque se van a las plantas de proceso.

Unión de

los pequeños

Hace casi diez años, cuando Paula Casanova impulsó la formación del Mercado Orgánico -la primera feria orgánica de Chile, que ha funcionado semanalmente desde 2008 hasta ahora en Vitacura-, el principal objetivo era agrupar a los agricultores para que comercializaran directamente sus productos orgánicos.

Los primeros años estuvieron centrados en educar a los consumidores y difundir información sobre alimentación saludable, lo que les ayudó a crecer.

A fines del año pasado llegaron incluso a dar otro paso y crear Cocina Planeta, un restaurante en el que se utilizan las frutas y verduras que los agricultores no alcanzan a vender en la feria.

"Los productores fueron aumentando su capacidad, siendo capaces de hacer un mix de productos. Al inicio estaba el rey del zapallo o de la lechuga, pero empezó a cambiar el sistema de producción", comenta Paula Casanova, sobre uno de los principales cambios observados en Mercado Orgánico.

Uno de los requisitos para participar es estar certificado por el SAG, para asegurar que los productos sean realmente orgánicos, algo que en algunos casos representa un costo alto para los productores, sobre todo para los más pequeños.

Considerando eso, en 2015 la normativa nacional se modificó, incluyendo la posibilidad de que las organizaciones de pequeños agricultores puedan certificarse como orgánicos para vender en el mercado interno, lo que se conoce como certificación de primera parte y que cumple con la norma oficial chilena, pero que es una fórmula alternativa a la general, ya que no contratan los servicios de las empresas certificadoras.

Ya existen ocho organizaciones de este tipo, que representan a unos 80 productores y mil hectáreas -no consideradas en el sistema de registro del SAG- y en un año más deberían sumarse cuatro, en Cañete, Talca, Pirque y Colchane.

"Sus productos se certifican por la norma chilena, es una sola norma la que todos cumplen y está la garantía del Estado, porque aplicamos la misma fiscalización, pero para exportar tienen que cumplir con las normas de cada país de destino", explica Claudio Cárdenas. Aclara que el reciente acuerdo de homologación con la Unión Europea no incluye a estas organizaciones, ya que los europeos no tienen esa metodología y no reconocen sistemas alternativos de certificación de otros países.

Para abrirlos a explorar nuevos mercados, las autoridades sanitarias están negociando un acuerdo de entendimiento con Brasil, que tiene este mismo tipo de asociaciones de productores orgánicos, para que ambos países puedan importar y exportar.

70%
CRECIERON
las importaciones de orgánicos frescos entre 2015 y 2016, sumando US$ 2,6 millones.


 Imprimir Noticia  Enviar Noticia