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Sobre todo en países menos desarrollados:

La falta de acceso a agua potable de buena calidad puede afectar el crecimiento infantil

martes, 26 de septiembre de 2017


Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

La ocurrencia de infecciones bacterianas por esta causa en los primeros años de vida altera a largo plazo la capacidad de absorción de nutrientes.



La falta de saneamiento básico y el acceso a agua potable de mala calidad son dos factores que inciden notablemente en el desarrollo infantil, causando desnutrición y problemas, como déficit de estatura y prevalencia de anemia, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Tal como lo muestran investigaciones recientes, la ocurrencia de infecciones bacterianas repetidas -asociadas al consumo de agua de mala calidad- tiene efectos a nivel intestinal y de la microbiota, perjudicando la absorción de nutrientes para el resto de la vida.

Así lo indicó la doctora Helen Raikes, del Centro de Investigación sobre Infancia y Juventud, de la Universidad de Nebraska-Lincoln, en EE.UU., en una conferencia organizada por dicha universidad y la Fundación de Apoyo a la Investigación Fapesp.

"Los niños están sobreviviendo más, tanto en los países desarrollados como en las naciones en desarrollo. Pero muchos de ellos no están prosperando como podrían, y no logran alcanzar su potencial de desarrollo cognitivo y físico. Esto tiene grandes implicancias para los países", agregó durante la presentación del informe.

Indicadores precarios

Según Raikes, cuando este problema ocurre en períodos de gran vulnerabilidad, como los primeros dos años de vida, los daños pueden ser definitivos y comprometen, sobre todo, tres áreas de la salud infantil: el desarrollo cognitivo, la estatura y la microbiota intestinal (que afecta la salud metabólica y la inmunidad).

"Tal condición genera grandes disparidades en el desarrollo de niños de distintos contextos socioeconómicos y ocasiona una pérdida de potencial humano", afirmó la investigadora.

El fenómeno afecta sobre todo a naciones menos desarrolladas, en especial en África, Asia y Centroamérica, en donde si bien se han mejorado las condiciones sanitarias, estas siguen siendo en muchas zonas de mala calidad, tanto por razones económicas como por efecto de catástrofes naturales. Así, por ejemplo, los episodios de diarrea en niños pequeños son mucho más frecuentes que en otras regiones y sus indicadores de salud infantil más precarios.

A la luz de investigaciones en el campo de la neurociencia -agrega Raikes-, las experiencias que una persona vive durante sus primeros años de vida se incorporan al organismo y determinan su desarrollo a futuro.

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