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DEBATE Rafael Mellafe y Guillermo Parvex

"Un veterano de tres guerras": dos visiones encontradas

domingo, 24 de septiembre de 2017

Gabriel Pardo
Controversia
El Mercurio

El libro que narra las vivencias del militar José Miguel Varela ha batido records de ventas y ha concitado elogios por parte de historiadores y lectores. Pero el investigador sobre la Guerra del Pacífico Rafael Mellafe, aunque celebra la amenidad y cercanía del libro, plantea que la obra no es una autobiografía, sino una novela. Guillermo Parvex, redactor del texto y quien señala haber transcrito la narración testimonial que Varela le realizó a su abuelo, contesta aquí las objeciones de Mellafe.



Fue en la sección "Cartas" del diario "El Mercurio" donde se abrió un debate entre los lectores respecto del best seller "Un veterano de tres guerras. Recuerdos de José Miguel Varela", escrito por el periodista Guillermo Parvex. El autor señala en el prólogo del exitoso libro -que relata la experiencia de Varela en la Guerra del Pacífico, Campañas de La Araucanía y Guerra Civil de 1891- que se trata de "una autobiografía" y "que es necesario esclarecer al lector que no está adentrándose en una novela".

En carta enviada a este diario el 10 de agosto pasado, un ex profesor de Historia del Liceo de Hombres "Manuel Montt", de Puerto Montt, Juan Carlos Velásquez, planteaba: "No sabemos hasta qué punto los recuerdos que se leen en el libro corresponden estrictamente a las narraciones realizadas por José Miguel Varela". Mientras que el lector Félix Gómez mostró dudas en torno a la fecha de fallecimiento de Varela. A lo que el propio Parvex contestó, en otra misiva: "Tengo en mi poder la documentación que avala todo lo consignado en mi libro".

"El Mercurio" abordó esta controversia consultando a Rafael Mellafe, autor de una serie de libros sobre la Guerra del Pacífico, quien sostiene que se trata de una novela. Y a continuación le solicitó una réplica al autor de "Un veterano de tres guerras", quien argumenta por qué no es una obra de ficción.

-¿Cómo definiría el libro "Un veterano de tres guerras"?

Rafael Mellafe (RM): Esta es una muy buena novela, pero una novela. No una autobiografía ni un libro de historia. El libro está escrito en un lenguaje sencillo, ameno, haciéndolo muy entretenido y de fácil lectura. Pero no se le puede catalogar como un libro de historia, tal como se está promocionado en algunas librerías. Tampoco podemos decir que es un completo relato de un veterano. El autor, evidentemente, fue tendiendo puentes entre los relatos originales para darle continuidad a la historia, llegando a su máximo durante la Campaña de la Sierra. Al no poder diferenciar dónde comienza y termina el relato original, pierde la condición de ser primera fuente y por tanto su uso para el estudio.

Guillermo Parvex (GP): Contradictoria afirmación. Si él no puede distinguir dónde comienza y dónde termina el relato original, no sé en qué se sostiene para descalificarlo. Aprovecho de reiterar que todo lo vertido en el libro corresponde al relato original. En los tres años que "Un veterano de tres guerras" lleva entre las diez obras de mayor aceptación de los lectores, nunca he recibido un cuestionamiento de parte de historiadores. Todo lo contrario, ellos solamente han emitido elogios a esta obra. Me quedo con los comentarios de los historiadores, una profesión de la que yo no tengo méritos para presumir.

-El prólogo del libro señala que es una autobiografía.

RM: Yo discrepo en que sea una autobiografía. Esta es una novela. De hecho, tiene muchos datos que son incorrectos. Por tanto, si fuera una autobiografía esos datos estarían reflejados de forma distinta.

GP: Iré aclarando uno a uno los supuestos datos incorrectos. Pero el señor Mellafe, con experiencia en el rubro editorial, debe saber que un eventual dato incorrecto no transforma el testimonio de un personaje histórico en una novela. Como editor de las vivencias que él relató a un amigo (mi abuelo) respeté en su totalidad lo aseverado por el veterano de guerra. Esta obra no es del género de las que realiza Rafael Mellafe -que son fruto de investigación bibliográfica- y no por ello las descalifico, como intenta hacerlo con la mía. Ambos somos estudiosos de la Guerra del Pacífico, pero esto no nos convierte en historiadores.

-¿Usted ha encontrado en la obra aspectos que no correspondan precisamente a la época?

RM: Hay errores en las referencias, en fechas, materiales y pies de fotos. Por ejemplo, en la página 35 señala: "Cuando recibí la caramayola me llamó mucho la atención, ya que nunca había visto una de esas características, ya que su diseño era muy innovador para la época. Era de aluminio, con una capacidad de dos litros". En la 139 se afirma: "Se llamaba a rancho mediante toques de corneta y se hacían largas filas de soldados por un lado y de oficiales, por otra, con sus platos de aluminio en las manos". Para la época, el aluminio era un metal tremendamente escaso y caro; por tanto, malamente se pudieron hacer caramayolas y platos en ese metal, menos en grandes cantidades. Los restos de estos utensilios que se han encontrado en el norte y que, por sus características, corresponden al periodo de la guerra, son todos de lata. En la Segunda Guerra Mundial todavía se usaba la lata como materia prima para la fabricación de cantimploras y en Vietnam se introducen las cantimploras de plástico.

GM: El señor Mellafe está profundamente equivocado. Si buscara en los archivos encontraría que el comandante Luis Lynch, entre las compras de pertrechos para el Ejército de Chile, cuando estaba en misión en Europa, adquirió y envió al país 2.000 cantimploras de aluminio. Una de ellas, perteneciente al Tercero de Línea, es exhibida en el Museo de la Guerra del Pacífico Domingo de Toro Herrera, en Santiago.

Pero aun en el caso de que hubiese sido de latón en vez de aluminio, ¿convierte la obra en novela?

-¿Qué otros eventuales errores ha encontrado?

RM: En las páginas 42 y 43 se refiere al "Navales" acantonado en Mejillones y al "Artillería Naval" que estaba en Tocopilla como dos unidades distintas, siendo que eran la misma. En otro pasaje se señala: "... Calama había sido una de las ciudades bolivianas de mayor importancia y allí se había desarrollado un combate a fines de febrero, semanas después de la ocupación de Antofagasta, en un lugar llamado 'Vado de Toparte', en el que aún quedaban señas del enfrentamiento armado" (pág. 50). El Combate de Toparte fue el 23 de marzo de 1879, no en febrero. El pie de foto de la página 85 dice: "Tropas chilenas en reposo tras el desembarco en Pachocha". Esa foto corresponde al desembarco en Curayaco, antes de las jornadas de Chorrillos y Miraflores. En la página 87 se indica que falleció un teniente del Batallón Bulnes, cuando era del Santiago. Si se quería hacer un libro de historia se deberían haber corregido estos datos o al menos escribir un pie de página con la información correcta. Pero eso es perdonable en una novela.

GP: Otra apreciación infundada. El batallón "Artillería de Marina" o "Artillería Naval", como también se lo denominaba, era una unidad de línea existente antes del inicio de la Guerra del Pacífico dependiente de la Comandancia de Marina, y el batallón "Naval" fue una unidad cívica, dependiente de la Guardia Nacional, reactivada con el inicio del conflicto.

Los datos son los que anotó Varela y es su relato y no el mío. No sé a qué llama "libro de historia" el señor Mellafe. Si con eso se quiere referir a "no ficción", "Un veterano de tres guerras" corresponde a este género. El error en la identificación de la playa, si así fuera, puede ser error mío. A sugerencia de la editorial inserté algunas fotografías que, por supuesto, no fueron entregadas por J.M. Varela. Francamente, me parece una observación irrelevante.

-Plantea que hay expresiones que no se usaban en la época.

RM: Hay expresiones en el relato que no se utilizaban en la época. Por ejemplo, en la página 79: "... se apresuraron en tapar a tallas a los recién llegados". En la página 178 se dice: ".... Putas la lesera y yo que te echaba bromas...".

GP: Estos léxicos son de uso común en Chile desde el siglo XIX. Portales, en carta a Mariano Egaña, en 1835, le señala textual en parte de la misiva: "El grave riesgo que presupone para Chile la lesera de Santa Cruz". El periódico satírico "El Ají", dirigido por Hipólito Olivares, calificó en 1891 a Balmaceda como "huevón calzonudo", y no habían transcurrido tantos años desde la Guerra del Pacífico.

-El capítulo de la vida de José Miguel Varela en Perú, en su opinión, es el que le genera mayores dudas. ¿Por qué?

RM: Así es. Sobre el arribo de José Miguel Varela al pueblo de Concepción horas después del combate, narra: "Las dos mujeres de soldados del 'Chacabuco' que lucharon bravamente al lado de sus maridos -como también el recién nacido de una de ellas durante la noche del combate- fueron profanadas de la manera más brutal posible y estaban colgando de los árboles de la plaza peor que trozos de carne en los ganchos de una carnicería. Era terrible la brutalidad de esos indios salvajes" (pág. 249). En ningún relato del Combate de Concepción se narra el nacimiento de una guagua durante el combate, salvo en la novela de Jorge Inostrosa (Adiós al Séptimo de Línea). ¿Cómo podríamos saber nosotros si nació o no un infante si ningún chileno quedó vivo para contarlo?

No existe parte de combate o relato de primera fuente (básicamente de los que llegaron a Concepción después del combate) que indique que se hayan encontrado restos de un recién nacido entre los cadáveres. Además, fotos de la época no presentan árboles alrededor de la plaza. El capítulo en cuestión y en su totalidad está evidentemente influenciado por el libro "Seis años de vacaciones", de Arturo Benavides Santos, y sobre todo por "Memorias militares", de Estanislao del Canto, de los cuales se extraen numerosas escenas que sólo son redactadas en forma diferente.

GP: Refiriéndose al Combate de la Concepción, el señor Mellafe dice que "no existe parte del combate o relato de primera fuente". Entonces, en qué se basa para descalificar el relato. ¿En una foto de una década después? Mi libro corresponde exactamente al testimonio dejado por el veterano de guerra José Miguel Varela, al cual no introduje ninguna modificación en respeto a lo que él quiso legar para la posteridad a través de mi abuelo. Mi trabajo consistió en la ordenación cronológica de todos los apuntes y en darle un estilo literario común, sin que ello significase alteración de los hechos. Me ceñí estrictamente a lo apuntado en los originales y si algo no coincidió exactamente, respeté aquello, porque consideré que estaba editando un testimonio, que es absolutamente auténtico y de lo cual han dado fe algunos de sus descendientes, sobre la base de la transmisión oral de la familia.

-En su opinión, ¿la participación de Varela en la expedición de Del Canto no sería del todo real?

RM: Varela nunca estuvo en Perú en 1882. En su hoja de servicio no aparece que estuviera en Perú. Lo que hace Parvex es que manda a su personaje a la sierra peruana junto con la expedición de Del Canto como un civil que sigue perteneciendo al regimiento Cazadores. No se puede ser las dos cosas al mismo tiempo. Entiendo que Parvex lo manda a la sierra para darle más dramatismo al relato, pero la verdad es que Varela nunca estuvo en la sierra. Hay un documento de cuando se establecieron las pensiones donde hay una serie de preguntas y respuestas que entrega el soldado. Aparece que se retiró del servicio en 1890. Ahí tenían que marcar las acciones en las que estuvieron. Estuvo en Tacna, en Chorrillos, en Miraflores. Nada dice de la expedición de Del Canto. Si él hubiese puesto que sí su pensión habría sido mayor. Esta es la información oficial del Ejército. En ninguna parte habla de la sierra. Me llamó la atención porque él relata que después del combate dice que vio los cuerpos de los soldados colgados de los árboles en la plaza y en la plaza donde no había árboles. Y tengo la foto de 1890. No había árboles.

GP: Con Rafael Mellafe somos miembros de la Academia de Historia Militar y en numerosas actividades en que hemos coincidido jamás me ha hecho ningún comentario al respecto. Lamento su conducta y por ningún motivo acepto que se trate a este libro como una novela, porque no lo es bajo ningún punto de vista y eso bien lo sabe el señor Mellafe, que es propietario de una editorial.

Es muy posible que pueda haber algunas equivocaciones, pues corresponden a memorias de un ya anciano José Miguel Varela que pudo haber olvidado o confundido alguna fecha o situación, pero esto no lo convierte en una obra de ficción, como trata de señalar el señor Mellafe. Está todo su historial militar que avala lo que Varela señala en sus recuerdos y la prensa de inicios del siglo XX rindiéndole homenaje por estas campañas en que participó. De eso, sí me preocupé de confirmar y es lo que explico en "las palabras preliminares del autor".

Por lo demás, y eso lo tienen muy presente los historiadores y también los comunicadores, nunca dos relatos sobre un hecho son exactamente iguales; difieren en cuanto a la perspectiva del emisor desde su posicionamiento en el lugar de los hechos, pero no por ello se los puede tildar de novelescos. Insisto en que el señor Mellafe se afirma en la archivística, que no ha sido ni es infalible.

-Una de los cuestionamientos que ha habido en las cartas es que Varela habría muerto antes de lo que se señala en el libro (en 1941).

RM: Él fue bastante longevo. El Registro Civil da una causa de muerte: una hemorragia cerebral, el año 1941, no antes. Eso es real.

GP: Efectivamente nació en Concepción el 23 de septiembre de 1856 y falleció el 15 de agosto de 1941, en Valdivia.

-¿Le parece que fue un error que la Academia de Historia Militar, de la que usted es miembro, publicara el libro?

RM: No. Me parece que fue una buena decisión para acercar la historia a la gente. Pero, claramente no es un libro de historia. Y no puede ser citado por estudiantes como tal.

GP: Insiste el señor Mellafe -con un sesgo peyorativo- que no es "un libro de historia". Mi editorial, en la presentación que hace de mi libro (primeras páginas), advierte al lector que la obra no es de historia militar. Es simplemente el testimonio de un viejo y octogenario soldado, pero no acepto que lo califique de novela, porque no lo es. Me complace que se haya transformado en un libro que ha acercado nuevamente a los jóvenes a nuestra historia, relatando hechos verídicos, muy humanos y enaltecedores. No es de mi interés intentar cambiar su opinión, me quedo con la de los historiadores y lectores. El interés de él, lo podría presumir, pero no lo voy a calificar.

Yo no busqué esté éxito y jamás lo esperé. Le consta a mi editorial que le ofrecí renunciar a mis derechos de autor con tal de que se publicaran las vivencias de José Miguel Varela. Sentí que era una deuda que tenía con mi abuelo y con el propio veterano. Pero, en fin, creo que es algo habitual en nuestro país que cuando se consigue un éxito no faltan quienes desean destruirlo.

"Es una muy buena novela, pero una novela. No una autobiografía ni un libro de historia".
RAFAEL MELLAFE

"Todo lo vertido en el libro corresponde al relato original. En los tres años que el libro lleva entre las diez obras de mayor aceptación de los lectores, nunca he recibido un cuestionamiento de parte de historiadores".
GUILLERMO PARVEX

"En una página se señala: 'Cuando recibí la caramayola me llamó mucho la atención, ya que nunca había visto una de esas características. (...) Era de aluminio' . Para la época el aluminio era un metal tremendamente escaso y caro; por tanto, malamente se pudieron hacer caramayolas y platos en ese metal".
RAFAEL MELLAFE

"Si buscara en los archivos encontraría que el comandante Luis Lynch, entre las compras de pertrechos para el Ejército de Chile, cuando estaba en misión en Europa, adquirió y envió al país 2.000 cantimploras de aluminio".
GUILLERMO PARVEX

"En ningún relato del Combate de Concepción se narra el nacimiento de una guagua durante el combate, salvo en la novela Adiós al Séptimo de Línea. ¿Cómo podríamos saber nosotros si nació o no un infante si ningún chileno quedó vivo para contarlo?".
RAFAEL MELLAFE

"Mi libro corresponde exactamente al testimonio dejado por el veterano de guerra José Miguel Varela, al cual no introduje ninguna modificación en respeto a lo que él quiso legar para la posteridad".
GUILLERMO PARVEX

"Me parece que fue una buena decisión publicarlo para acercar la historia a la gente. Pero, claramente no es un libro de historia".
RAFAEL MELLAFE

"Le consta a mi editorial que le ofrecí renunciar a mis derechos de autor con tal de que se publicaran las vivencias de José Miguel Varela. (...) Pero, en fin, creo que es algo habitual en nuestro país que cuando se consigue un éxito no faltan quienes desean destruirlo".
GUILLERMO PARVEX

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