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Los futbolistas idolatrados hasta hoy en provincia, que solo gestaron fama a nivel local:

Los cracks de regiones que nunca llegaron a la selección

domingo, 17 de septiembre de 2017

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

Ídolos forjados en leyendas populares, dueños de talento infinito, casi siempre en la lejanía de provincia y ajenos al barullo de la Roja. Lesiones, indiferencia, la buena vida y personalidades hurañas explican la distancia insuperable con el equipo nacional. El amateur virtuoso, el goleador del ascenso y el talentoso insubordinado son paradigmas que se repiten en este recuento imperdible.



El octogenario Jorge Araya Avendaño, actual presidente de la Asociación de Fútbol Amateur de Talcahuano, lleva toda una vida viendo jugadores en el sur. Sus recuerdos están detenidos en el Naval de los 50 y en un fenómeno que se negó con firmeza a transformarse en jugador profesional. " José Bravo , el 'Pinga', que debe ser el mayor ídolo en la historia de Naval, era un interior derecho extraordinario. Usted no se imagina lo que era. Lo vi entrar al área cabeceando y eludiendo rivales, hacía chilenas, era un espectáculo. Todo equipo profesional que venía a El Morro perdía y el 'Pinga' les llenaba la canasta", asegura el dirigente.

El único acercamiento del 'Pinga' con la actividad formal fue la delegación de Chile en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, periplo que emprendió el navalino pero sin minutos en el único partido ante Egipto. "Le costaba conversar, era parco", justifica Araya, sobrino del mítico José "Chorero" Avendaño. "El 'Pinga' fue un caso extraordinario, era pescador de la caleta El Membrillo de Valparaíso, jugaba en la playa con pelotas de cochayuyo, y de allá se vino. Bravo hacía unas c hilenas de otro mundo. Los jugadores de Naval se resistían a ir al fútbol profesional, porque siempre los engañaban y les cambiaban las condiciones. Cuando Naval juega con el Austria Viena (1955), el 'Pinga' hizo cosas que hoy no se ven, jugó un partido de antología. Él murió de cirrosis, después de padecer diabetes", describe Luis Osses, autor de "Memorias de un Navalino".

El caso de Bravo parece multiplicarse a lo largo del país: jugadores fascinantes que por diversos motivos nunca tuvieron impacto en la selección chilena. Algunos ni siquiera se acercaron a Juan Pinto Durán.

En La Serena personifican este prototipo en Juan Koscina . "Un jugadorazo, era muy hábil, de la cuerda de Jaime Valdés. Por algo se lo llevaron los equipos grandes de Santiago. Un '8' que tenía nivel de selección, pero era difícil en ese tiempo luchar contra 'Chamaco' Valdés. El centralismo era más fuerte", dice Jaime Cortés, comunicador de la Cuarta Región. Otmar Rendic, ex presidente del club granate, se refirió a la forma como el 'Hippie' transitaba por la vida. "No le interesaba el dinero, jugaba por distraerse. En una oportunidad hablamos con él y con su padre, para que se fuera a probar al Real Madrid, pero contestó que no quería moverse de la ciudad", reseñó Rendic en el funeral del ex jugador de Colo Colo y de la U.

Gol de potrero

Las idolatrías en regiones se marcan a fuego. El legado doméstico vale más que cualquier despunte a nivel de selección. En Linares y Lota Schwager se ponen de pie cuando les nombran a Patricio Bonhomme , un bombardero que tiene el récord de goles en clubes del Ascenso: 152 gritos. Un 'pepero' acostumbrado a las epopeyas con barro y lluvia. La selección nunca existió para él. El propio ex ariete lo cuenta: "Tuve tanta mala suerte que cuando (Rudi) Gutendorf llamaba como a 70 jugadores, yo estaba lesionado. Y la otra, siendo juvenil en la U me llevaron a un Preolímpico en Colombia (1972), con José Cárdenas de DT, que me hacía jugar de central (...). Yo en todos lados hice goles. Me da un poco de risa como es ahora: hacen 3 o 4 goles y se quieren ir al extranjero. Nunca hice menos de 14 por año. Creo que tenía nivel de sobra para haber tenido una oportunidad en la selección, porque cuando jugaba con los equipos grandes andaba bien, no me achicaba. Yo era un tipo de área, bravo, rebotero, aprendí a proteger la pelota. Hoy veo a (Santiago) Silva, que cuando choca siempre termina en el suelo. No lo entiendo. Anoté mucho de cabeza anticipando al defensa y esperando el centro al segundo palo".

La historia de Curicó Unido y el ex atacante Luis Martínez es una sola. El goleador albirrojo emergió del fútbol amateur y despuntó de inmediato, pero ni pensar en un combinado nacional. "A Eugenio Horta (DT) se lo recomendaron y lo va a ver a Pichilemu. Le habían dicho que tenía buen juego aéreo, y resulta que se encuentra con un tipo bien chico. Llega igual Martínez y empieza a hacer goles como loco. Con él, Curicó llega a la final del torneo Apertura de Segunda División. Y en una liguilla en Osorno, para no bajar, hace cinco goles en tres partidos. El amor por Martínez fue inmediato. Era un típico '9' del ascenso, con la pichanguera, manejaba los dos perfiles, conocía las mañas en una época donde las patadas volaban", detalla Leonardo Salazar, autor de dos libros sobre el club tortero.

A Martínez hoy se le encuentra en la feria de Curicó y la gente le sigue agradeciendo sus proezas en La Granja.

Talca, Arica y Viña

Si uno pregunta en Talca por Juan Cortés , volante de los 60, nadie rebatirá que mereció con largueza algún capítulo en la selección. Para el centenario de Rangers fue elegido el mejor en la historia del club. "Fue emblema de un equipo que logró competirle al Ballet Azul y siempre quedó el misterio de por qué no fue nominado por (Fernando) Riera", dice José Luis Fernández, hincha rojinegro. "Cortés se formó en Magallanes, fue crack en Palestino y Rangers, empieza de '10' y termina de '6', era cerebral, cabeceaba bien, pateaba fuerte, guapo, aunque lento. Siempre anduvo en malos pasos, hoy está enterrado en Bolivia. Era completo: Idelfonso Rubio (ex arquero) decía que además Cortés tenía mucho arrastre con las mujeres. Le pegó una vez a Leonel (Sánchez), le marcó el pómulo izquierdo y lo sacaron en camilla. Cuado la U regresa de su gira en Europa (1963), Rangers le gana 5-0 en el Estadio Nacional con un golazo de Cortés tras eludir a cinco rivales", recuerda el periodista Luis Urrutia O'Nell.

Si a los ariqueños les hacen elegir entre Alexis Sánchez y Jorge Cabrera , la mayoría se inclinará por el "Mago de la Zurda", un puntero izquierdo santiaguino que se ganó el cielo después de marcarle siete goles a Colo Colo en tres partidos ("tres en Santa Laura, dos en Ñuñoa y dos en Arica", enumera). "Después de salir goleador de Segunda con Ferroviarios me compra la U, que me envía a préstamo al norte. Me quedé nueve años, entre 1978 y 1986. Me cuentan 101 goles en el club", dice Cabrera, hoy radicado en Padre Hurtado. Llegó a ser testeado en la selección cuando Pedro Morales lo alineó en el amistoso ante Finlandia en Viña del Mar (2-0).

"Para ser seleccionado de un equipo chico había que andar muy, pero muy bien. Para dar el salto faltó que Arica me vendiera: Colo Colo me quiso el 84, pero la gente no lo permitía: el presidente, Carlos Ferry, decía que si me dejaba salir, la hinchada le iba a quemar el negocio. Y el alcalde de la época amenazaba con quitar los aportes al club. Cuando iba a viajar a Quito por las eliminatorias, me fracturan el peroné y hasta ahí llegó mi historia con la selección", remata Cabrera.

En Viña del Mar se venera a Guillermo Martínez , "Chicomito". El periodista Antonio Martínez testifica el impacto del ex volante entre los evertonianos. "Producto del cerro Santa Inés, de los mayores ídolos de la historia. Tenía una técnica depurada, podía ser '8' o '10', con visión del juego y fuerza física a la hora de meter la pata, porque si había que subir la suela, lo hacía. Era silencioso, un poco abstraído. Es difícil imaginar si pudo haber jugado en la selección, porque el ejercicio natural es ¿a quién sacas? Además, en ese tiempo desde provincia se sentía la manipulación de la dictadura con la selección. Por eso el cariño era relativo. Más que un equipo nacional, era un equipo del gobierno", cierra Antonio Martínez.

''Creo que tenía nivel de sobra para haber tenido una oportunidad en la selección. Yo era un tipo de área, bravo, rebotero". PATRICIO BONHOMME

''Para ser seleccionado de un equipo chico había que andar muy, pero muy bien. Para dar el salto faltó que Arica me vendiera. Colo Colo me quiso en 1984, pero no me permitieron partir". JORGE CABRERA

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