martes, 12 de septiembre de 2017
Economía y Negocios
Rosario Navarro
Vicepresidente Sonda S.A.
Consejera SOFOFA
Hemos vivido durante estos últimos día situaciones dolorosas como sociedad, donde ha primado la desconfianza y la descalificación del que piensa distinto, poniendo los intereses particulares por sobre el bien colectivo. Observamos con estupor como en un Te Deum, que debería ser una ocasión de unión y oración por el futuro del país, se atacó de manera explícita la figura de la Presidenta. En estos mismo días hemos sido testigos del desfile de opinólogos en medios y redes sociales pontificando sobre la muerte de un joven que pasaba por un momento de angustia, sin la mínima consideración sobre su humanidad o la de su familia. En vista de eso, cabe preguntarse, ¿Qué nos lleva a actuar de esa manera, que nos impide ver al otro? Vivimos alienados en un sistema que nos empuja a reunirnos sólo con los que creemos semejantes, nuestra familia y compañeros de colegio, quienes tienen cosmovisiones similares a las nuestras. Esta tendencia gregaria nos hace perdernos la riqueza que trae consigo el contrastar nuestras propias visiones con las de otras culturas o sistemas de creencias. Un ejemplo, es la burbuja que se vive en muchos barrios, altos y bajos, donde hay temor y prejuicio a enfrentarse y compartir con gente distinta. Debemos entender que la existencia de personas que piensan distinto no es necesariamente una agresión contra mi sistema de creencias. Por esto es necesario ponerse en el lugar de otro, pensar qué es lo que lo llevó a adoptar esa visión, las circunstancias que influyeron para que esta se consolide en su ideario. Humanizar nuestra mirada, valorar la diferencia y la riqueza que trae consigo el diálogo, debiera ser una prioridad nacional.
Por esto, son bienvenidas las instancias de conversación detenida y profunda que han empezado a aflorar en nuestra sociedad civil, como los encuentros 3xi organizados por CPC. Desde la SOFOFA nos hemos puesto una tarea que va en la misma línea, generando espacios de diálogo abierto, constructivo y sin prejuicios, con distintos actores de la sociedad. Es impresionante la cantidad de empresarios, políticos, emprendedores, académicos, intelectuales, y artistas dispuestos a abordar con ánimo constructivo estos desafíos y demandas que enfrenta la sociedad y sus perspectivas hacia el futuro. La sorpresa es que nos hemos encontrado con más ganas y entusiasmo de lo esperado. Lo invito a darse el tiempo de escuchar al otro, de seguro recibirá más de lo que cree y de paso estaremos reconstruyendo la confianza que tanto necesitamos como país.
