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Desde su lenguaje corporal hasta su uso de redes sociales:

Donald Trump se vuelve el sujeto de moda para las investigaciones científicas

domingo, 27 de agosto de 2017

Margherita Cordano
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Aunque el cargo de Presidente de Estados Unidos suele suscitar el interés de cientistas políticos alrededor del mundo, las ganas de desentrañar la personalidad y las acciones del actual Mandatario van más allá de una única disciplina.



Cuando todavía era conocido como empresario y rostro de televisión, Donald Trump volvió comunes una frase y un gesto. Cada vez que debía expulsar a uno de los concursantes de The Apprentice -el programa de telerrealidad donde las personas competían por un cupo en una de sus compañías-, el actual Presidente de Estados Unidos levantaba la voz y lanzaba un "¡estás despedido!". Mientras decía esas dos palabras, su mano apuntaba al aludido en forma de pistola: el dedo gordo hacia arriba, el resto escondidos y el índice frente a la cara del otro.

Repetir actos como este es algo común desde el punto de vista del entretenimiento, plantea Donna Goldstein. Es una forma de crear un sello distintivo dentro del competitivo mundo del espectáculo, agrega la profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de Colorado Boulder de Estados Unidos.

Lo que no se entiende del todo -continúa- es que movimientos como este sigan siendo parte del repertorio de quien hoy ejerce el liderazgo de su país. "La mano en forma de pistola es descriptiva, un acto llamativo. Los gestos típicos de los políticos presidenciales son en cambio pragmáticos y enfáticos; muy didácticos. No buscan transmitir arrogancia, poder soberano o fuerza dominante", explica Goldstein a "El Mercurio".

La académica es parte de un grupo de especialistas que en el último tiempo ha hecho de Donald Trump su caso de estudio. Con la ayuda de la doctora en Lingüística Kira Hall, la especialista investigó cómo la manera de mover sus manos como si estuviera en un set de televisión ayudó al Mandatario a atraer votantes. "Argumentamos que el estilo político no convencional de Trump recibe una atención que le ayuda en vez de perjudicarlo, porque comienza a ser absorbido como entretenimiento por una esfera pública mediatizada".

El fenómeno Trump no se queda ahí: otros estudios analizan su poco convencional uso de las redes sociales -en la revista Small Business Economics, académicos de la Universidad de Queensland concluyen que su Twitter lo hace ver como un neurótico-, examinan de qué forma pueden los profesores escolares explicar y abordar su retórica en el aula y hasta desentrañan cómo haber leído Harry Potter puede ser una señal de que no se votó por él en las elecciones. En este último estudio, la académica de la Universidad de Pensilvania, Diana Mutz, argumenta que "las lecciones de la serie Harry Potter han influenciado los niveles de oposición a políticas punitivas y el apoyo a la tolerancia de los grupos considerados fuera de la corriente principal americana".

La psicología también se ha centrado en Donald Trump. En la revista Psicología Conductual, Vicente Caballo, de la Universidad de Granada, argumenta que su discurso es típico de una persona que sufre el trastorno narcisista de personalidad (TNP). "Trump cumpliría con los nueve criterios del Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5) para ese trastorno", explica Marcelo Leiva, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca. "Él dice cosas como que es increíblemente rico y que eso le permite que la gente haga lo que él quiera. Dice que lo ha hecho muchas veces. También tiene fantasías de éxito, de poder, de belleza; usa constantemente palabras como tremendo, impresionante, fantástico".

Otro síntoma sería la necesidad de ser admirado excesivamente. "Ha hablado mucho sobre cómo las mujeres coquetean con él", dice Leiva, quien agrega que los trastornos mentales no necesariamente impiden trabajar a las personas. Sin embargo, "el trabajo de Donald Trump, líder del país más poderoso del planeta, sí requiere de alguien que no presentara TNP. El problema de que una persona con TNP acceda a puestos de poder es que producen sufrimiento psicológico a sus dirigidos, pueden explotarlos y humillarlos; pasar a llevar los límites de los demás sin siquiera pedir disculpas".

Trump es una persona "que provoca y lo sabe. Por lo mismo, despierta curiosidad y atención. Por ahí se puede entender por qué ha atraído a tantos académicos, a quienes en cierta forma descoloca", cree Javier Martínez, director del Diplomado en Gestión de Personas de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo. "Resulta un personaje particularmente desafiante al mundo científico por distintas razones. Una de ellas es renegar del conocimiento disponible en torno a temas como el medioambiental. Y eso a muchos los violenta".

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