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ADRIANA HOFFMANN

domingo, 27 de agosto de 2017

POR Francisca Wolff Alemparte.
Conservacionistas
El Mercurio

Esta botánica, ex directora de Conama, hoy tiene un nuevo objetivo: lograr que se cree un parque nacional en Paposo, Región de Antofagasta.



Adriana Hoffmann (77) paseaba por Reñihué, en el Parque Pumalín, cuando su acompañante le dijo: "Te tengo que mostrar una cuestión". Ella siguió entonces a Douglas Tompkins hacia la pista de aterrizaje para abordar el avión del estadounidense. Con un día completamente despejado, volaron hacia el sur, en dirección al Parque Nacional Corcovado. Cuando iban por detrás del volcán Corcovado, el ecologista le pidió a ella que mirara hacia abajo. "Era un bosque de Ciprés de las Guaitecas intocado; casi me desmayé de la emoción porque realmente es muy difícil encontrar un lugar así. Ni siquiera nos bajamos en ese lugar, pero se lo agradecí mucho", recuerda hoy Adriana al teléfono desde su casa en Cachagua.

La ecologista conoció a Tompkins en Estados Unidos, antes de que el empresario llegara a Chile a comprar los terrenos con los que se hizo notar en nuestro país. Y dice que lo que más la motivó a continuar con su labor fue conocer al norteamericano. "Él estaba tan seguro de que lo que hacía era lo que había que hacer, que lo encontré inspirador. Coincidía con mi vocación".

En todo caso, la vocación de Adriana Hoffmann se había manifestado mucho antes de ese encuentro. Desde los tres años que esta bióloga se sabe amante de la naturaleza. "Tengo fotos mías de muy pequeña, siempre con flores y plantas", agrega. Sus padres -ambos médicos- la iniciaron en el conocimiento del medio ambiente, llevándola de paseo todos los fines de semana. Así, ese sentimiento de que la flora y fauna había que conservarla para siempre, la acompañó desde que recuerda.

Por lo mismo, no es raro que eso inspirara sus siguientes pasos. Como cuando entró a estudiar Agronomía en la Universidad de Chile, carrera de la que se retiró porque era muy técnica, y se desviaba de lo que a ella realmente le apasionaba: las plantas. Más tarde, acompañando a su madre que iba a profundizar sus estudios de psiquiatría en Alemania, Adriana pudo enfocarse de lleno en la botánica. Con esa formación, más tarde participó en la creación de la Fundación Yendegaia, y aún canaliza ese tema en su trabajo en la Fundación Claudio Gay, a través de la cual publica sus libros.

Entre las personalidades ligadas a la ecología y la conservación del medio ambiente se coincide en que Adriana Hoffmann desarrolló buena parte de su conocimiento en la práctica. "Es una mujer de mucho terreno, no de laboratorios ni de libros. Ella gastó sus zapatos caminando por Chile", dice Alfredo Ugarte, el entomólogo conocido por sus programas de televisión.

Con esa experiencia, Adriana llegó a ser directora ejecutiva de la Comisión Nacional del Medio Ambiente entre 2000 y 2001, un corto periodo que terminó con su renuncia, luego de sentirse poco apoyada en la labor que realizaba el organismo. Aun así, bajo su dirección alcanzó a iniciar el Sendero de Chile, un ambicioso proyecto que pretendía unir de Visviri a Tierra del Fuego a través de senderos precordilleranos. Una manera formidable de sumergirse en la naturaleza del país.

Hoy, a varios años de esa experiencia, Adriana concluye que "las plantas para mí son mejores que la gente. He tenido malas experiencias con muchas personas que no entienden mi pasión", dice. Tras dejar ese cargo, se retiró a Cachagua, sin dejar de lado su pasión: "Estoy ciento por ciento dedicada a terminar cosas que tengo pendientes". Entre ellas, lograr la creación de un nuevo parque nacional en el sector de Paposo, en la Región de Antofagasta, un área protegida que contemplaría 300 mil hectáreas para conservar la flora y fauna de la zona. Y para eso, dice, "queremos empezar a promover el lugar haciendo un libro bueno".

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