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Gerontoarquitectura y diseño universal:

Viviendas y espacios públicos inclusivos promueven un envejecimiento activo

domingo, 20 de agosto de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Crear o adaptar los lugares donde habitan adultos mayores para volverlos accesibles y seguros les permite prolongar su autonomía y fortalecer sus capacidades cognitivas y sociales.



"Muchas veces la ciudad es agresiva para el adulto mayor y no le permite circular. Nos encontramos con veredas llenas de postes ubicados irregularmente, semáforos que no son sonoros, calles en pendiente sin barandas para afirmarse".

La voz calmada, pero afirmativa, de Antonio Pozo se alzó entre el público del XXI Congreso de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, que concluyó el viernes en Santiago.

Miembro de la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos de los Adultos Mayores y presidente de la Corporación de Adultos Mayores Ciegos Baldomero Lillo, Pozo señala que todas estas barreras "ponen en riesgo nuestra integridad: hay muchos que se han caído o que han sido atropellados por bicicletas o patinetas. Y cuando eso sucede, cuesta recuperarse y atreverse a salir de nuevo. Muchos prefieren quedarse en su casa y van perdiendo contacto con pares y redes de apoyo. Su vida se va limitando".

Evitar o revertir este escenario es el foco de la gerontoarquitectura, disciplina que busca crear espacios confortables, accesibles y seguros para el adulto mayor, señala Juan Pablo García, fundador de la empresa de gerontoarquitectura ERSenior, quien abordó el tema durante el congreso.

El especialista señala que a través de pequeñas intervenciones o cambios sencillos en la propia residencia "es posible potenciar la autovalencia de las personas mayores y evitar riesgos como las caídas, que derivan en ausencia de movilidad y muchas veces llevan a depresión". De esta forma, sostiene, "la arquitectura puede ser una terapia no farmacológica en muchos aspectos".

Mayor autonomía

Tiradores de puertas y grifos monomando que no requieren forzar las articulaciones, espacios despejados para facilitar el desplazamiento con implementos como bastones, burritos o sillas de ruedas, barandas y pasamanos para facilitar la marcha, superficies antideslizantes e iluminación adecuada son parte de los elementos y adaptaciones que la gerontoarquitectura promueve dentro del hogar (ver infografía).

"Nuestro enfoque es que la persona pueda quedarse en su casa sin riesgo para así tener un envejecimiento activo, que le permita recibir a sus amistades en casa, mantener contacto con sus vecinos y su barrio", destaca Pía Matus, cofundadora de ERSenior.

A nivel urbano, una ciudad inclusiva para el adulto mayor incluye elementos como buena iluminación en la vía pública, rampas para sillas de ruedas en veredas y accesos a edificios, semáforos que den tiempo para alcanzar a cruzar, calles con bancos que permitan detenerse a descansar en un trayecto y plazas con mobiliario y superficies adecuadas para que las personas mayores transiten e interactúen.

"Un adulto mayor que puede desplazarse adecuadamente por la ciudad se mantiene activo por más tiempo, está en más contacto con su familia, puede ir a reunirse con amigos, ir al médico, a comprar lo que necesita o dedicarse a alguna actividad que le gusta", corrobora el doctor Rafael Jara, geriatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y presidente del congreso.

En el escenario inverso, la persona se aislará en su casa. "Y la inmovilidad probablemente es el riesgo más grande para una persona mayor, porque disminuye su masa muscular, se reducen sus capacidades funcionales y cognitivas y se desencadena un deterioro brusco y rápido", señala el especialista, quien sostiene que abordar esta realidad "es un asunto de salud pública".

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