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El desconocido camino para llegar a ser árbitro asistente, el oficio más vapuleado

viernes, 18 de agosto de 2017

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

Conocen de memoria la Regla 6, estudian 3 años en el INAF y casi todos quisieron ser jueces centrales. Veloces, confidentes y rápidos de mente son algunos de los requisitos que exige su función.



E n la mira por algunos yerros determinantes durante las tres primeras jornadas del Torneo de Transición, los árbitros asistentes endurecen la piel por estos días.

Este oficio nunca ha sido fácil. Todos ingresan a la carrera de Árbitro de Fútbol con la idea de trabajar como juez central, pero en algún momento, por condiciones, se les sugiere seguir la especialización de la banderilla. "La perspectiva a futuro cuando inician la carrera es ser árbitros, pero en la categoría Sub 19 empieza la especialización y surgen las habilidades vocacionales", dice de manera elegante Gastón Castro, director de carrera en el INAF.

"Todos parten queriendo llegar a ser árbitros, estar en la cancha central y no en la línea. Por una parte económica también (el juez cobra casi el doble que el linesman por partido), pero después la Comisión les recomienda y aconseja a algunos ser asistentes. Por un lado se pierde protagonismo e ingresos, pero si lo tomas de otra perspectiva, puede ser mejor, porque para llegar a un Mundial son dos cupos y no uno, la opción de oportunidades es doble", explica Pablo Pozo, ex jefe de la Comisión de Árbitros.

A nivel académico, todos los réferis -centrales y asistentes- se someten al mismo filtro. "El plan regular consta de tres años y en la malla curricular hay Reglas de Juego: la 5, que es para árbitros y la 6, para asistentes; todos se someten al trabajo en equipo y la planificación de los partidos, todo impartido por especialistas, como los asistentes FIFA Claudio Ríos, Raúl Orellana y José Retamal, que tienen la instrucción de punta", detalla Castro.

Si un juez titular llega a recorrer un promedio de 12 kilómetros por partido, "el bandera" (como apuntó Jorge Valdivia el martes en La Florida) no alcanza ni a la mitad, "pero lo hace a mayor velocidad, con mucho sprint , además corren de lado, cruzando las piernas", dice Pozo.

Mientras Castro llegó a decir que "el trabajo del guardalíneas en muchos casos es más difícil que el del árbitro central", Pozo desclasifica la caricatura de los "tres ojos". Explica: "El asistente muchas veces debe tener tres ojos: uno en el balón, otro en el jugador que marca la línea y el tercero para ver quién golpea la pelota, para no sancionar un offside en un lateral, como sucedió en la primera fecha. Por ello, algunos se guían escuchando el golpe del balón".

¿Requisitos? "Muy buena condición física, mucha concentración, rapidez mental, y tener fiato con el juez central es clave, porque debe ser asesor, confidente. Ahora se traen asistentes de todo Chile y quizás por eso ha habido errores: por la falta de conocimiento entre ellos. Se conocen prácticamente en el campo de juego", remata Pozo.

'' El asistente muchas veces debe tener tres ojos: uno en el balón, otro en el jugador que marca la línea y el tercero para ver quién golpea la pelota". PABLO POZO, ex presidente de la Comisión de Árbitros.

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los líneas internacionales de Chile: Carlos Astroza, Marcelo Barraza, Edson Cisternas, Raúl Orellana, José Retamal, Claudio Ríos y Christian Schiemann.

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