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Comicios legislativos del 24 de septiembre:

Merkel abraza el patriotismo alemán en el inicio de la campaña electoral

domingo, 13 de agosto de 2017

Alicia Tagle Crichton
Internacional
El Mercurio

Rescatando los votos antiinmigrantes que se volcaron a la extrema derecha, la oficialista CDU hace ahora propaganda con los colores nacionales y alza a la Canciller como un ancla de estabilidad.



La imagen de una disgustada Angela Merkel arrebatándole a un correligionario la bandera de Alemania para sacarla de los focos, en plena celebración por la victoria de su partido en 2013, dio la vuelta al mundo. Entonces los colores patrios habían quedado afuera de todo material electoral: la preocupación era que la campaña para un nuevo mandato de la Canciller pudiese verse demasiado conservadora para los alemanes modernos.

La prudencia hacia el patriotismo alemán tiene décadas de historia y la bandera solo ha aparecido de manera discreta en algunos actos políticos, en un país donde los crímenes cometidos durante el nazismo en ocasiones son ligados al orgullo nacional. Pero el negro, el rojo y el dorado estarían alejándose de esa asociación y, paradójicamente, ya tiñeron la carrera de Merkel hacia su cuarto mandato, cuando se acercan las elecciones legislativas del 24 de septiembre.

En un intento por rescatar a la bandera de las manos del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) -que con su nacionalismo ha capitalizado el descontento tras la masiva llegada de refugiados-, la oficialista Unión Demócrata Cristiana (CDU, centro derecha) se la jugó esta vez por afiches con la cara de la Canciller y los colores del país a su espalda. "Por una Alemania en la que vivimos bien y felizmente", rezan los carteles.

Ayer, en el lanzamiento oficial de la campaña en Dortmund, se pudo ver la nueva gráfica. "Debemos luchar", afirmó Merkel en un discurso en el que destacó que se ha reducido a la mitad el número de desempleados desde su llegada al poder en 2005 y en el que planteó la meta del "pleno empleo para 2025", es decir, una tasa de cesantía por debajo del 3%. "Creo que podemos conseguirlo", declaró la Canciller, quien advirtió de todos modos que el mundo se encuentra en una fase de "cambio" e "inseguridad".

"La campaña será un poco más patriótica que antes", dijo al Financial Times Peter Tauber, el secretario general de la CDU. "Porque estamos en tiempos en los que los populistas de derecha son más fuertes y no queremos dejar el patriotismo a esta gente", añadió.

Por lo demás, Merkel pretende reconquistar a todo el electorado que se alejó para apoyar las ideas de la AfD cuando la Canciller estableció la política de puertas abiertas hacia los refugiados, que solo entre 2015 y 2016 permitió la llegada de más de 1,2 millones de inmigrantes a Alemania. Entre abril de 2015 y septiembre de 2016, la gobernante vio caer su popularidad del 75% al 45% (aunque hoy se encuentra en 59%), mientras que el partido populista ya logró entrar en los últimos meses a 11 de los 16 parlamentos regionales y mira con optimismo los comicios generales de septiembre, en los que espera ingresar por primera vez al Bundestag.

"Toda la propaganda de la CDU se presenta en colores nacionales, justamente para realzar los intereses de Alemania y para borrar la imagen de haber tomado una decisión muy criticada por muchos ciudadanos", comentó a "El Mercurio" Günter Maihold, director del Deutsche Institut für Internationale Politik und Sicherheit, en referencia a la apertura de las fronteras del país. "Al haber concedido una equivocación parcial ha podido desactivar en parte las críticas, retomando la imagen de defensora de los intereses nacionales a nivel europeo e internacionales en su distancia o confrontación con (el Presidente estadounidense) Donald Trump. En este sentido, su papel destacado a nivel internacional le ayudó a librarse de muchas críticas a nivel interno", agregó.

Por la continuidad

Merkel, curtida en la batalla política, ya pronosticó a fines del año pasado que estas serán las elecciones "más difíciles" en el país desde la reunificación en 1990, debido a la gran polarización que reina en la sociedad alemana. De todas formas, tras unas semanas de vacaciones y excursiones por la montaña en el norte de Italia, la Canciller vuelve al ruedo con la tranquilidad de saberse prácticamente ganadora de la contienda.

Según el último barómetro de la televisión pública alemana ARD, divulgado esta semana, el 49% de los ciudadanos se decanta por que sea la CDU, junto a su partido hermano Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), la formación que lleve las riendas del país. Mientras, 38% señaló que prefiere un gobierno con el Partido Socialdemócrata (SPD) al frente, liderado por Martin Schulz. La encuesta sostiene que la unión de la CDU y la CSU conseguiría 39% de los votos en septiembre, frente al 24% del SPD.

"Angela Merkel ya no se mueve. Sus valores en las encuestas recuerdan a los de un dictador africano", sostuvo la revista alemana Der Spiegel. Es por eso que además de aprovechar la fuerza económica del país, la CDU ha apelado al electorado defendiendo los grandes logros del pasado y alzando a la Canciller como un ancla de estabilidad en tiempos internacionales revueltos, que involucran el Brexit y la Presidencia de Donald Trump en Estados Unidos.

"Con su lema principal 'Por una Alemania en la que vivimos bien y felizmente', la CDU sigue sus anteriores 'campañas de buena sensación' de 2009 y 2013, así como la legendaria campaña de Konrad Adenauer en 1957, 'Sin experimentos'. El significado central es: 'estamos haciéndolo bien en Alemania y si queremos mantenerlo, debemos votar por la CDU'. Esta agenda que 'nunca cambia un sistema en funcionamiento' está respaldada por datos económicos positivos, el mayor número de empleados, la menor tasa de desempleo desde 1992, una reducción significativa de la deuda pública, Alemania como un campeón mundial de exportación...", explicó a este diario Weronika Priesmeyer-Tkocz, directora de la Europäische Akademie Berlin.

Más allá de los lemas "por una economía fuerte y empleos seguros" o "por la seguridad y el orden", Maihold enfatizó que "la campaña estará centrada en la persona de Merkel como símbolo de continuidad y seguridad frente a un candidato socialdemócrata nuevo, quien no había tenido mucha presencia en Alemania por su posición en el Parlamento europeo". "Merkel trata de capitalizar la sensación de incertidumbre e inseguridad en favor suyo con el mensaje a los electores 'ustedes ya me conocen'", remarca.

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