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Su gran dolor:

"Ha sido una pérdida muy grande la separación de evangélicos y pentecostales"

domingo, 13 de agosto de 2017


Reportajes
El Mercurio




Le pasó a poco de llegar al país, en la década de 1930. Bernardino Piñera caminaba por el centro de Santiago y se sorprendía por la gran cantidad de gente en la calle, las mujeres envueltas en paños negros, las iglesias iluminadas, las aglomeraciones de personas entrando a ellas: era jueves santo. Una fecha que ni se notaba en el laico París donde se crió, y una imagen que hoy parece inverosímil también en la capital chilena.

El recuerdo lo hace cuando se le pregunta por la situación actual de la Iglesia Católica y lo que parece una notoria pérdida de su influencia en el país.

"Ha habido -dice- un desinfle de la piedad popular, pero en la historia de la Iglesia la piedad popular se ha inflado y desinflado miles de veces. Y no siempre el alta y la baja sociológica corresponde a una baja de la fe, sino a una manera diferente de vivirla. Entonces, no soy catastrófico".

El cambio también se advierte en otras áreas, como la aprobación del aborto. A propósito de eso, recuerda la historia de la madre del cardenal Silva Henríquez, a quien después de su tercer parto le dijeron que, por salud, no debía tener más hijos; ella, sin embargo, "era una señora muy católica, dijo voy a tener los hijos que Dios me mande, ¡y tuvo 18! El cardenal fue el decimosexto. Claro, no todo el mundo tuvo esa suerte, pero esa era la actitud normal de una mujer católica hace cincuenta años".

Claro que el tema de fondo es para monseñor Piñera más profundo:

"Me duele que en Chile se haya perdido el respeto a la vida, porque eso también se nota en la criminalidad y en muchas otras cosas. Que se haya perdido el respeto a la vida, apartándose no tanto del evangelio, sino de la ley natural. Yo noto que esa moral universal se ha debilitado mucho en el mundo. Y eso es grave".

Hay otra cuestión que también le duele:

"La Iglesia Católica ha tenido una pérdida muy grande con la separación de los pentecostales y de los evangélicos. El que una parte importante del pueblo chileno, del pueblo modesto, se haya salido de la Iglesia, no para buscar una promoción económica o social, sino para ser más religiosos, para rezar más, a mí me duele muchísimo, porque siento que lo que ellos hacen es mi iglesia. El día más feliz de mi vida será el día en que logremos ponernos de acuerdo aquí en Chile con los evangélicos, con los pentecostales. Yo siento que rezo en las iglesias de ellos igual como rezo en la mía... el mismo enfoque religioso, la misma fe en Cristo".

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