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Ingeniero lleva el metro
José Miguel Bustamante fue parte del equipo que construyó la línea 4 elevada del metro en Santiago. El mismo proyecto que la empresa VSL quiso replicar luego en Dubai y para lo cual decidió conformar un equipo de trabajo con gente de todo el mundo. Y entre ellos eligió a José Miguel, ingeniero civil estructural. Chileno.
"El proyecto acá en Dubai no es igual, pero sí bastante parecido", comenta desde su departamento, donde vive desde enero de 2006 junto a Marcela, su señora, y sus dos hijos de 9 y 6 años, quienes llegaron 7 meses después para ajustarse al período escolar dubaití, que comienza en septiembre. Uno de los tantos ajustes que han tenido que realizar.
"Al principio parece todo distinto a Chile. Por ejemplo, nos costó acostumbrarnos a que el fin de semana es viernes y sábado. Aparte de todas estas fiestas religiosas que uno no entiende", refiriéndose a una de las principales diferencias culturales.
Aún así este ingeniero asegura que no han tenido problemas, producto de sus costumbres occidentales, pues la multiculturalidad de este emirato árabe es enorme. "Recuerdo que escuché cómo un colega le comentaba a otro que lo más increíble que le había pasado aquí era que trabajaba con un chileno", comenta José Miguel sobre las diferentes nacionalidades que conviven ahí.
Pero Dubai también tiene sus bondades. "Hay muy buena calidad de vida. Es tranquilo, hay bastantes panoramas, muchos para los jóvenes", cuenta. Pero así como al llegar a Dubai los sueldos suben, también aumenta el desembolso. "Acá es bastante caro. El departamento en que vivimos por ejemplo, con dos dormitorios, cuesta 1,5 millones de pesos mensuales, y allá en Chile saldría 300 mil, no más", concluye Bustamante.
Se entusiasmó tras un viaje para abrir una empresa de comercio exterior
Con sólo 27 años de vida y un trabajo estable en Santiago, Tomás Olea tenía todo para seguir su vida en Chile. Pero bastó una visita de sus familiares a Dubai, quienes se entusiasmaron con la idea de hacer negocios en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y lo contagiaron con el plan.
Aunque sólo lleva tres meses en Medio Oriente, su esposa y él no han tenido problemas en adaptarse, ya que "la gente local no supera el 20%, la cantidad de extranjeros es impresionante. Como cada uno logra mantener fielmente sus costumbres, no hay una presión social por comportase de una determinada manera". Eso, hasta ahora, le ha simplificado la vida.
El joven ingeniero explica que el plan de Dubai es llegar a ser un centro de negocios a nivel mundial y que en la región está muy bien posicionado como un foco financiero y de comercio. El lugar ideal para llevar a cabo sus planes. "Abrimos una empresa en EAU llamada Montlake ( www.montlake.cl), para representar a empresas y exportadores chilenos que quieran hacer negocios en la zona", cuenta Olea.
Su día se va en reuniones con posibles clientes y en la búsqueda de oportunidades para los productos chilenos, algo que en ocasiones no ha sido tan sencillo por el escaso conocimiento de Chile en EAU. "Las personas con un nivel de educación medio no saben nada de nosotros, y al decirles que vivimos en Sudamérica, creen que es uno de los estados en la parte sur de EE.UU.", confiesa Tomás.
Para extrañar no ha tenido tiempo, pero sí está seguro de que recordará Chile cuando en el verano no pueda poner un pie al aire libre, por los 45.o C promedio que hay en Dubai.
Maneja las armas de los jeques
El deporte llevó a Walter Wrigge hasta Dubai. No fue el fútbol, donde los petrodólares dubaitíes pesan mucho; tampoco el tenis, que fue capaz de llevar al mismísimo Roger Federer; sino que fue el tiro al plato. Este armero llegó en 1967 a Alemania, donde trabajó en Munich con Konrad Wirnhier, quien después alcanzaría la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1972 en su ciudad.
"Nos hicimos cargo del Campo de Tiro Olímpico de Munich. Después, un americano me llevó a Dubai, pero se fue a la quiebra en dos años. Ahí me contrató el Ministerio de Defensa, donde trabajo hasta hoy". Walter está a cargo de la limpieza y mantención de las armas: "ahora trabajo muy poco. Unas tres o cuatro horas al día".
Pese al tiempo, Walter aún habla español perfecto. Lo ha mantenido, en medio de la cultura árabe, pues él no siente diferencias culturales mayores. "En el fondo somos muy parecidos. Les decimos árabes y los miramos raro, pero es por ignorancia. No cuesta mucho acostumbrarse, porque hay gente fantástica", cuenta desde el palacio de un jeque.
"Sí, hay océanos de diferencia en lo económico. Casi son ricos por naturaleza. Existe la barrera del idioma también, pero en el fondo somos parecidos", sintetiza. Y aunque alaba el sistema económico -"es algo sin precedentes"- hay un requisito indispensable para ir allá: capital. "No le recomendaría a un chileno que venga a probar suerte, a poner ladrillos por ejemplo. Pero si viene con una idea, con conocimientos, te puede ir muy bien", analiza.
Respecto de su integración en aquella sociedad, Walter asegura que "no fue tan difícil. El Ramadhan es complicado. Porque te limita mucho en varios aspectos; hay que hacer ayuno, por ejemplo. Pero la gente es muy accesible con nosotros", asegura.
De Arica a la dirección de la Orquesta Sinfónica de Dubai
Con 52 años en el cuerpo y su propia orquesta en funcionamiento, Ovidio de Ferrari, músico de profesión, es un ejemplo más de un chileno que supo triunfar en el exterior.
"Al principio creía que iba a ser muy complicado, porque los árabes tienen su música propia, que es muy rica y variada", comenta desde Dubai, mientras disfruta de una reunión con un grupo de compatriotas que residen en la ciudad.
Este oriundo de Arica se negó a vivir como profesor de música en Chile y, de la mano de un agente italiano, fue en busca de nuevas oportunidades al viejo continente. Fue así como en una de sus demostraciones de piano, una conocida cadena hotelera lo contactó y se lo llevó a Emiratos Árabes.
Si bien en un principio las "bondades" de Dubai lo hicieron quedarse, con el tiempo se hizo un nombre, hasta que las autoridades le pidieron que fuese el director de la Dubai Chamber Orchestra, donde jamás habían estado cerca un latinoamericano en la historia.
Pero Ovidio no se conformó, confiesa que "yo quería más que eso. La sinfónica tocaba con amateurs y yo deseaba profesionalizar la actividad". De esta manera, y yendo contra todo, fue que formó su propio grupo de músicos agrupados en la "Ovidio Chamber Orchestra" -compuesta por 25 profesionales-, además de su escuela de música. Lugares a los que, por cierto, destina todo su tiempo y ganas.
Nació en Dubai, creció acá y ahora representa a ProChile
Cuando en 2005 surgió la idea por parte de ProChile de abrir una oficina comercial en Emiratos Árabes, el puesto de director ya tenía un nombre: Jean-Paul Tarud.
Este chileno e ingeniero comercial, nacido en Dubai hace 31 años, asegura que para él "ha sido una oportunidad excepcional poder representar a Chile en un país donde he vivido tantos años". Lleva la mitad de su vida en la zona, sus dos hijos nacieron en Emiratos Árabes y hoy vive ahí junto a su familia.
Su trabajo consiste en abrir el mercado árabe a los productos y servicios chilenos (las exportaciones criollas a EAU alcanzan los US$ 154 millones), actividad que le toma todo el día, pues "mi tiempo se divide entre reuniones con empresas de la zona y tediosos viajes en auto por culpa del tráfico".
De todas formas, ya se le hace familiar vivir en Dubai, no le falta nada y los lugares donde ir para matar el tiempo libre sobran. "El clima te permite visitar la playa y las piscinas casi todo el año. Hay 29 malls gigantes que hasta tienen pista de esquí en su interior", relata el agregado comercial chileno.
Razones que dan para creer que la calidad de vida es increíble. En efecto lo es, pero "el costo de vivir acá es muy elevado. En los últimos 5 años el auge del consumo disparó la inflación y, aunque el petróleo sea regalado, no se compensa con el precio de los demás bienes".