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CECILIA DURÁN

domingo, 06 de agosto de 2017

Por Ana Callejas.
Conservacionistas
El Mercurio

el Parque Pingüino Rey es el resultado de un proyecto familiar que llevó a esta educadora de párvulos a preocuparse por una especie que de pronto llegó a tierra del fuego.



Sucedió de a poco. Casi sin notarlo, Cecilia Durán se había convertido en conservacionista. Nacida en Puerto Natales hace 63 años, de chica le llamó la atención la historia y naturaleza de su región, Magallanes. "Cuando pequeña me interesó esa área.

Quizás podría haber estudiado biología, pero las circunstancias de la vida pedían otra cosa", dice ahora.

"Mi prioridad era estudiar una profesión corta para volver pronto a Natales por asuntos familiares. En esa época, estudiar algo relacionado con ciencias habría significado ir a ciudades más grandes y no estaban las condiciones económicas", explica desde las oficinas del Parque Pingüino Rey, el proyecto que apareció inesperadamente en su camino.

Primero, Cecilia Durán decidió convertirse en educadora de párvulos y partió a Chillán, a la sede de la Universidad de Chile de entonces. Luego, ya de regreso en Puerto Natales, trabajó en la inauguración del primer jardín de niños JUNJI de la ciudad.

Y seguiría en esa urbe hasta casarse con Alejandro Fernández, con quien decidió viajar a Tierra del Fuego para vivir en la finca familiar de su esposo. Llegaron en 1986. Ella había conocido esa zona de pequeña, cuando su padre, que era carabinero, llegó a la comisaría de Porvenir. "Fue fácil adaptarme.

Me reencontré con hartas amistadas de esa niñez; fue sencillo hacer el cambio y, sobre todo, estar rodeada de tanta naturaleza. Después de tener a mis dos hijas, siempre aprovechábamos de observar el entorno, ver las aves y la vida silvestre que abunda en estos bosques", recuerda.

En 1988 vio por primera vez a un pingüino rey asomándose a la playa de la estancia, ubicada en el sector de Bahía Inútil. De a poco, intermitentemente, durante enero y febrero, mas pingüinos rey comenzaron a llegar a este sector, y ya para 2010 habían conformado una colonia importante.

Ese año, noventa ejemplares nadaron hasta el "patio" de la casa de Cecilia Durán y Alejandro Fernández y se instalaron allí, pero de inmediato vinieron los problemas.

Con la novedad de tantos pingüinos cerca, muchos visitantes empezaron a llegar al sector. "Lo más difícil fue que las personas entendieran que el pingüino no es un peluche.

Que es un ser vivo, y que somos nosotros los que estamos invadiendo su terreno. Hasta el día de hoy encontramos visitantes que lo único que quieren es estar al lado del pingüino y abrazarlo para sacarse una selfie", cuenta.

Esa situación provocó que Cecilia Durán decidiera involucrarse directamente y liderara un plan para proteger a los nuevos residentes del sector. Junto a su familia, creó un parque privado que aportaría a resguardar al pingüino rey y a proteger una zona estable donde vivir.

"Nos hemos asesorados con un grupo de científicos, con ONGs, con organizaciones como GPS (Global Penguin Society), y hay un protocolo de investigación para que expertos vengan a estudiar el área. La pauta de este proyecto ha sido primero la conservación y la protección, y eso va acompañado de una forma de turismo sustentable", dice la fundadora de este parque, que nació formalmente en 2011.

Cecilia Durán ya cuenta con un éxito concreto: la población de pingüinos, que había bajado a solo 8 ejemplares por el asedio inicial de los visitantes, hoy se ha recuperado y forma una colonia de 100 ejemplares.

"Da una satisfacción enorme ver cómo este parque ha posicionado a Tierra del Fuego, cómo este trabajo se ha materializado y ver que ahora es un aporte educacional", dice.

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