Fondos Mutuos
La CGT de Manuel Ahumada comienza a perfilarse como la cuarta fuerza al interior del movimiento sindical: tiene los representados suficientes para formalizarse como central, se autofinancia con las cuotas de sus 15 mil socios al día, no recibe aportes del Estado y, aunque no se benefició de la devolución de inmuebles confiscados, tiene una añosa y bien equipada sede en calle Dieciocho.
De materializarse la constitución formal de este nuevo referente -deseo expresado por algunos sindicatos desencantados del pacto comunista-socialista que gobierna la CUT y que tampoco comulgan con el estilo conciliador de la UNT-, ya serían cuatro las multisindicales que operarían en Chile, con la CUT a la cabeza (370 mil afiliados), la UNT de Diego Olivares (32 mil), la Central Autónoma de Pedro Robles (23 mil) y la CGT de Ahumada, que reconoce 25 mil representados, con 15 mil de ellos en regla.
Ideológicamente hablando, cada una de ellas opera en las antípodas, pero tienen algo en común: en el pasado, sus líderes aspiraron a encabezar la CUT, fueron derrotados polémicamente por las listas integradas por comunistas y socialistas y salieron de la Central Unitaria acusando espurios arreglos políticos y financieros. De hecho, durante las últimas elecciones de su directiva nacional, la Central sufrió fuertes crisis de gobernabilidad y varios de sus viejos líderes emigraron para formar otros referentes.
En 1996, el entonces candidato comunista Manuel Ahumada compitió por el sillón de la Central con la representante de la Democracia Cristiana, María Rosas, y con el socialista Roberto Alarcón. Y pese a que la definición original del comunismo era pelear la presidencia hasta el final -recuerda Ahumada-, "el partido abdicó a favor de Alarcón y nuestros consejeros entregaron su voto a la Concertación".
Anarcosindicalismo
La actual CGT encuentra su núcleo duro en los trabajadores del sector hotelero, turismo y alimentos. Alberga a unas 106 organizaciones distintas y, según su declaración de principios, apunta a operar como las viejas mancomunales.
Desde otras centrales se les moteja como la expresión del anarcosindicalismo que predominó en Chile hasta la década del "40, pero lo cierto es que sus líderes están más emparentados con una tradición comunista que anarquista.
De hecho, Manuel Ahumada militó durante veinte años en ese partido hasta que, en 1996, renunció a su militancia denunciando los primeros acercamientos entre el PC y la Concertación.
Hoy, la CGT mantiene su núcleo duro entre los hoteleros, pero en este tiempo amplió su radio de acción hacia todas las ramas de la economía.
Quienes han trabajado con Ahumada, lo reconocen como un dirigente culto y que chocó permanentemente con las cúpulas, situación que se tensó al máximo luego que la Central Unitaria se negara a democratizar su complejo mecanismo de elección interna. (Ver recuadro)
Aunque rechaza abiertamente los métodos violentos que utilizan otras orgánicas de izquierda, adhiere al denominado sindicalismo de clase, una expresión dura del movimiento obrero.
Elecciones en la mira
La CUT mantiene un complejo mecanismo de elección, que estará nuevamente a prueba en agosto de 2008.
En la multisindical no existe la elección directa de sus directivos. Cada asociación sindical vota para elegir a los 45 consejeros nacionales. Pero ese voto está ponderado por el número de asociados con cuotas al día que cada asociación puede acreditar.
Para Ahumada, este sistema debería reemplazarse por una elección de tipo universal, en que sólo voten los afiliados con todas sus cuotas mensuales al día.
La idea es que se imponga la voluntad de las bases y no la capacidad financiera de los partidos, que pagan las cuotas adeudadas a último minuto.