domingo, 09 de diciembre de 2007
Sebastián Aguirre
Economía y Negocios Online, Enfoques
Un precio regulado por ley explica este costo menor, que busca mitigar la dureza de vivir en esta zona, pero desincentiva el ahorro en el consumo en tiempos de crisis energética.
José Navarro vive en Punta Arenas desde hace 27 años. Llegó desde San Carlos de Ñuble, "el norte" como le llama él. José se queja del alto costo de vida de la zona. "En 10 años se disparó todo. El agua, la luz y también el gas". En invierno, cancela cerca de $40.000 en su cuenta de gas. En verano la cifra bordea los $20.000. Mucho dinero, alega.
Pero si viviera en la Región Metropolitana, al calcular los metros cúbicos, sus cuentas realmente se dispararían y podrían llegar fácilmente a los $200 mil en los meses más fríos.
Este paralelo permite hacerse una idea de las notables diferencias que existen en el precio por metro cúbico de gas entre ambas regiones (ver infografia) situación que llama la atención en momentos de crisis energética, donde el consumo de electricidad e hidrocarburos se ha transformado en un tema de preocupación nacional. La dependencia del país del gas natural, motor del funcionamiento del Sistema Interconectado Central (SIC), ha motivado al gobierno a tomar medidas tendientes a incentivar el ahorro, especialmente a nivel residencial.
En la XII Región el consumo de gas natural llegaría este año, según una proyección de la Comisión Nacional de Energía, a cerca de 4,3 millones de metros cúbicos. Vale decir, el 29% del consumo de la región austral alcanza para satisfacer la demanda de gas en la Región Metropolitana, incluyendo tanto el consumo residencial como el industrial. En relación a la VIII Región, la diferencia es aún mayor: Magallanes consume 4 veces más. Hay quienes se burlan diciendo que el gas es "tan barato en esa zona que en verano no apagan la calefacción, sólo abren las ventanas".
¿Por qué tan barato?
Dos razones explican estos índices. Además del factor climático, el precio del gas natural en la zona es considerablemente más bajo que en el resto del país, por una serie de condiciones. "El gas que abastece al resto de las regiones viene desde Argentina, en cambio acá hay una producción nacional, y el costo asociado a transporte es menor", cuenta Peter Schmohl, gerente general de Gasco Magallanes.
Pero además, el precio al que Enap vende su producción a la empresa distribuidora está fijado por la Ley de Servicios de Gas. "Gasco le compra a un precio a Enap, y el precio de Gasco Magallanes tiene un componente agregado de distribución que está fijado por ley", complementa Schmohl.
Esta disposición establece límites en el cobro, a diferencia de las empresas de otras regiones que tienen la facultad de fijar los precios o las tarifas de suministro y de los servicios afines. Esta regulación se debe a que los suministros alternativos al gas natural son sustancialmente más caros, lo que deja un espacio de renta monopólica al operador de gas natural.
"En la medida en que los precios no reflejen la escasez de un producto, la demanda no va a tener relación con la disponibilidad del producto", analiza Michèle Labbé, de Econsult. "Así hay pérdida de eficiencia, porque no hay un incentivo a ahorrar", concluye, apuntando al principal problema: cómo disminuir el consumo.
Para María Isabel González, de la consultora Energética, los precios están vinculados al costo, pero "sí es bueno incentivar el ahorro por el momento actual, aun cuando el consumo residencial no sea tan significativo a nivel nacional".
Subsidios
"La vida acá es carísima, mucho más que en el norte", reclama Hugo Hernández, profesional que vive en Punta Arenas. "En mi casa pagamos entre 32 y 36 mil pesos por gas mensualmente durante casi todo el año. Es que se usa todo el día", aclara. Una hipotética alza en el costo del combustible automáticamente repercutiría en el consumo. "Cuando hay un alza en el precio, aunque sea pequeña, se nota al tiro en la cuenta. Sube mucho. Las alzas son pequeñas, pero van sumando", agrega José Navarro.
El consumo residencial además se ve beneficiado en los sectores más humildes de la región por un subsidio directo que entrega la intendencia. "Es una ayuda que se entrega en Punta Arenas, Natal y Porvenir, a alrededor de 3.600 familias, que prioritariamente pertenecen al programa Chile Solidario, o son pensionados", cuenta Gloria Brignardello, jefa del departamento social de la entidad regional.
El monto que se entrega es un costo fijo que se descuenta del consumo de cada casa, no del total de la cuenta, y varía según la estación del año: entre noviembre y marzo bordea los $5.450. En los meses más fríos, entre abril y octubre, se entregan alrededor de $12.200, cifras que recién se fijaron hace 4 años, pues antes el subsidio comprendía un porcentaje del consumo total.
Este subsidio, aun cuando significa una ayuda importante para las familias, genera también un problema: el ahorro energético, preocupación capital en el Gobierno, que no se condice con los altos índices de consumo en la región.
