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Reconocidos futbolistas y ex futbolistas quieren extender su legado:

En San Carlos de Apoquindo se adiestran los hijos de la fama

domingo, 23 de julio de 2017

Raúl Neira B.
Deportes
El Mercurio

Marcelo Barticciotto, Luka Tudor, Jean Beausejour y Manuel Monilla son algunos ex jugadores que confiaron en la UC como el club formador para su descendencia. Y quieren que sigan sus pasos. Si no, dicen, los valores que reciben en la precordillera serán vitales.



Alfonso Garcés tiene 76 años, trabaja en Universidad Católica y es una eminencia en la categoría descubridor de talentos. De la nómina que el año pasado conquistó la Copa América Centenario, por ejemplo, nueve futbolistas fueron producto de su ojo biónico: Gary Medel, Mauricio Isla, Francisco Silva, Jean Beausejour, Mark González, Enzo Roco, Nicolás Castillo, Cristopher Toselli y Felipe Gutiérrez.

Voz autorizada, entonces, para hablar de la formación de jugadores. Pero también para analizar por qué futbolistas y ex jugadores eligen San Carlos de Apoquindo como el laboratorio que participará en el desarrollo -personal y deportivo- de sus propios hijos.

"Hay una sola explicación", dice. Y agrega: "En la UC hay una muy buena formación. Parece simple, pero engloba muchas cosas, partiendo por el respeto a sus compañeros, porque tratamos de crear un ambiente grato. Hay un control a la asistencia a clases de los chicos, pues queremos que todos los días asistan al colegio. Y si alguno necesita reforzamiento escolar, se le da. La parte social nos preocupa mucho: somos sus otros papás, su otra familia", sostiene.

Marcelo Pablo Barticciotto, según propia confesión, es colocolino hasta los huesos. Sin embargo, Bruno -su hijo de 15 años- acaba de ser campeón con la Sub 16 de Universidad Católica. "Valoro mucho el trabajo que hacen en las divisiones menores de la UC. Es un club formador, trabaja muy bien, y uno de los que más posibilidades les da a sus juveniles. No sé si Bruno será futbolista, por lo mismo también me gusta que se preocupen de los valores, la educación, la conducta, y la UC hace muy bien eso", dice el campeón de América en 1991.

De Macul a San Carlos

Bruno Barticciotto estuvo hasta 2010 en el Monumental, herencia -por cierto- de su padre, quien ganó fama y prestigio defendiendo la camiseta blanca. Ese año, sin embargo, su padre recibió amenazas de la Garra Blanca y optó por mudarse a San Carlos de Apoquindo. "Todos saben que tuve un episodio difícil en la UC, cuando no celebré el gol a Colo Colo, pero es un club al que respeto porque me trajo a Chile cuando estaba en México", recuerda el ex futbolista.

Su hijo comenzó a crecer en el mundo del fútbol y hoy juega por la Sub 16, equipo con el que acaba de titularse campeón del certamen de Apertura, tras superar a Santiago Wanderers por 4 a 0. Uno de los tantos fue obra de Bruno.

"Es hincha de la UC y lo respeto. Lo han tratado muy bien y a nosotros, como familia, también. Todo el mundo sabe que soy colocolino, pero Bruno lleva la camiseta de un club al que respeto y quiero", admite Barticciotto, emocionado tras la conquista de su heredero.

"Juega muy bien y tiene todo lo que queremos de un chico: buen niño y respetuoso, porque muchas veces no lo ponen y acata las decisiones", cuenta Garcés.

Tudor, la familia del gol

Milan Tudor llegó hace un año a las inferiores de la UC. "Juega de delantero, en las tres posiciones de ataque: de 7, de 9 y de 11. Lo ponen en las orillas porque es rápido, pero para mí es un 9 de área", cuenta -orgulloso- Luka Tudor, su papá.

Con 13 años y más de un metro y 75 centímetros de estatura, Milan está feliz jugando a la pelota. "Al principio no me pareció tanto la idea, porque el futbolista profesional lleva una vida muy sacrificada... Pero está contento", dice Luka.

-Muchas veces, el papá juega a ser DT también. ¿Usted es así?

"En la UC nos dicen que no gritemos mucho y me controlo... No soy como Barticciotto que se pone a correr, por ejemplo... Igual se me sale lo croata con los árbitros cuando se mandan cagadas. Uno se involucra, es imposible no hacerlo. Milan me pide que le dé instrucciones del puesto y se las doy. Creo no ser un papá pelotudo. Igual el 'Chico' Valenzuela (N. de la R.: Rodrigo, el técnico) se enoja, pero mala 'cuea'".

Luka quiere que su hijo no descuide los estudios. Le sugiere que ponga más atención en clases. "Tiene que hacer las dos cosas, como yo y como lo hacen muchos jóvenes de su edad", recalca.

"Bose" siguió el camino de su padre

Jean Beausejour, dos veces campeón de América y actualmente en Universidad de Chile, realizó las inferiores en la UC: siendo un adolescente tomaba la micro 327 y, después de dos horas de viaje, desde Estación Central, llegaba a San Carlos de Apoquindo.

Su hijo Joaquín siguió la misma ruta: hoy defiende la camiseta cruzada en la categoría Sub 9. La explicación, quizás, está en una entrevista que el zurdo dio al sitio web de Colo Colo: "La UC trabaja muy bien en las series menores".

"Joaquín es mi mayor hincha", ha dicho el lateral de la Roja. Dice que le gusta el gol, además. "Para un niño el gol es todo", profundiza.

Monilla, el hincha

Fabián Monilla nació nueve años después que su padre, Manuel, defensor central de Palestino y Deportes Concepción, había colgado los botines. "Mi hijo mayor, Francisco, alcanzó a entrar a una cancha conmigo. Y se hizo de la UC cuando estaba Gorosito. Ese fanatismo se lo pegó a Fabián, quien desde chico acompañaba al equipo a todas partes. Su ídolo era Milovan Mirosevic y siempre pedía el equipo con el '8'", recuerda Manuel.

Fabián empezó a jugar en las inferiores de la Universidad de Concepción, porque allá vivían sus padres. Quería jugar de volante, como el "Milo", pero en ese puesto había compañeros mejores. Se fue a la tienda lila y lo mismo. Hasta que en un torneo en Lontué, Francisco Herrera -hermano del "Jurel"- lo ubicó de central. Fue el mejor.

No muy convencido, aceptó. Su papá le habló claro. Le dijo que ese era su puesto.

Al tiempo, Mariano Puyol lo llamó a la selección Sub 14. En 2015 disputó el Mundial Sub 17 realizado en Chile, aunque se lesionó al primer partido.

"A los 14 años se fue a la Casa Cruzada. Es duro ahí: cada seis meses los evalúan y les debe ir bien en el colegio, ser titulares... Muchos no han cumplido y se tuvieron que ir. A Fabián le gustan los desafíos así. Y lo conversamos: el primer año debía jugar en juvenil y al segundo, foguearse. Eso hizo, pues recién aceptó irse a préstamo a Copiapó. Ganará experiencia y saldrá del hábitat donde está cómodo. Cuando vuelva será una alternativa y estará más capacitado para cumplir su gran sueño: jugar por la UC", narra Manuel Monilla.

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