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Rescate patrimonial El escultor del "Monumento a Rodó":

Salen a la luz las múltiples facetas de Tótila Albert

domingo, 23 de julio de 2017

Maureen Lennon Zaninovic
Escultura
El Mercurio

En septiembre se cumplen 50 años de su fallecimiento y como parte de un proyecto de un máster de la Universidad de los Andes, cuatro profesionales rescataron el valioso archivo de este escultor, poeta y músico. Memoria Chilena digitalizó estos archivos y, junto con ello, se prepara una importante muestra en Sala Gasco y un coleccionista privado sueña con la creación de un museo.



"Hace 100 años nació en Santiago este genio lúcido y brillante, apenas conocido como escultor en Chile, pero cuyo pensamiento intenso, al mismo tiempo que Carl Gustav Jung y Hermann Hesse, expresado en una epopeya, 'El nacimiento del yo', exploraba el mundo de los símbolos del inconsciente".

Con estas palabras el cronista y experto en patrimonio Miguel Laborde, en un artículo publicado en 1992 en este diario, destacaba el legado de Tótila Albert (1892-1967).

Como suele pasar con muchos creadores -cuyas obras están emplazadas en el espacio público-, se los reconoce más por sus esculturas que por su nombre de pila. Una sentencia que encaja muy bien con el espíritu de este artista chileno, autor, entre otros, del "Monumento a Rodó" (1944), ubicado muy cerca de las Torres de Tajamar, en Providencia.

"Para muchos sigue siendo un ilustre desconocido", comenta a "Artes y Letras" el periodista y editor Óscar Mancilla. Este desconocimiento -en el plano público y académico- lo llevó, junto a la abogada María Luisa Guzmán y a los historiadores Hugo Ramos y Susan Turner, a levantar una investigación en torno a la vida y obra de Tótila Albert, como proyecto de título del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes.

El primer paso fue contactarse, en Isla Negra, con la hija del escultor, Luz Albert, quien les facilitó documentos personales de su padre, fechados entre 1900 y 1960.

"La primera tarea fue fichar y catalogar el material. Nos acercamos a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), la que a su vez financió la digitalización de los documentos y su posterior difusión en memoriachilena.cl, a través de un minisitio que conmemorará los 50 años de la muerte de Tótila Albert, en septiembre", explican Guzmán y Mancilla.

Víctor Quezada, editor de literatura, arte y música de Memoria Chilena, complementa a "Artes y Letras" que entre los materiales que ofrecerá el minisitio se cuenta con un "álbum fotográfico y registros de maquettes de esculturas desgraciadamente perdidas como el 'Monumento a Rodó' o que nunca llegaron a construirse como el 'Monumento a O'Higgins'".

Un artista único

Óscar Mancilla y María Luisa Guzmán adelantan que en Isla Negra hallaron un verdadero tesoro patrimonial: manuscritos, libros de poesía autoeditados por él, más de 400 fotografías y cartas a Gabriela Mistral. "Fue muy cercano a la Premio Nobel, a Pablo Neruda y Salvador Reyes, entre otros escritores de la época. Tótila decía que su oficio era la escultura, pero su pasión era la poesía. De hecho, se digitalizó uno de sus libros inéditos 'La epopeya de tres veces nuestro' y en septiembre se va a poder revisar en memoriachilena.cl. Es un texto que sigue en la tradición del Romanticismo, de la poesía de William Blake. Son poemas a la vida, la muerte y a Dios".

Los investigadores se explayan en su relación con la autora de "Tala". En 1939 su obra escultórica es elogiada por la poeta en un periódico de La Paz (Bolivia). "La Mistral alucinó con sus esculturas, rescató la pasión y el simbolismo en su creación. Tótila quedó muy sorprendido con sus palabras. Ese comentario en ese diario fue tremendamente importante porque la Premio Nobel tenía un reconocimiento internacional y su escrito posibilitó que la obra de Albert traspasara fronteras, que se escribieran reseñas sobre él en Brasil, Argentina y Uruguay".

Mancilla complementa que "estamos ante un artista único del siglo XX, además de las artes visuales y la poesía, le gustaba la música y tocó la cítara alemana: de hecho, ofreció un concierto en el Teatro Municipal. Dentro de los documentos hay partituras de Beethoven y Brahms, los llamados dictados de música. Albert, que era una persona tremendamente reflexiva y espiritual, se sentaba a escuchar la obra de estos compositores y luego iba escribiendo, en las propias partituras, lo que estos músicos le iban dictando".

Una parte central de este archivo da cuenta de sus dos viajes a Alemania. En el primero, entre 1916 y 1923, estudia por un tiempo breve con el escultor Franz Metzner. "Tótila siempre tuvo una relación conflictiva con la academia y si bien en muchos escritos se señala que su paso por el taller de Metzner fue clave, en el archivo nos encontramos con que el propio escultor desmiente ese mito. En una entrevista que da a Salvador Reyes comenta que estuvo apenas seis semanas con Franz Metzner", dice Mancilla. Guzmán añade que "él no creía en la figura del mentor, sino más bien en la creación libre; no quería que alguien le cortara las alas".

En 1923 regresa a Chile y realiza una exposición en la casa de subastas Eyzaguirre. Un año después fallece el poeta Manuel Magallanes Moure, amigo de él, y le encargan una escultura en su homenaje. Presenta la maqueta y su proyecto genera un bullado escándalo, al igual que lo fue la muestra en Casa Eyzaguirre, fundamentalmente por su modernidad y el marcado erotismo de su obra. "Los artistas lo atacaron, pero los escritores lo defendieron. Se armó una gran polémica en los diarios de la época: intervino a su favor Juan Emar, pero finalmente la escultura a Magallanes Moure no se hizo y se destruyó la maqueta", señalan Mancilla y Guzmán.

En 1929 es becado por el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo para estudiar en Alemania. Ahí se queda hasta 1939 y se ve obligado a regresar a Chile por el avance del nazismo. En Berlín conoce a quien será su esposa Ruth Ehrmann.

Imbuido en la polémica

En 1941, a petición del Presidente Pedro Aguirre Cerda, inaugura un relieve en el antiguo edificio la Defensa de la Raza (hoy Universidad Bernardo O'Higgins) y en 1944 será el turno del monumento-homenaje al intelectual uruguayo José Enrique Odó, "Revisamos todas las reseñas de la época de la inauguración de este monumento que aún está emplazado en el Parque Balmaceda y fue impactante el revuelo que generó, sobre todo por el desnudo humano. Fue una revolución, pero justamente lo que hoy más se valora de su trabajo ha sido la exploración tan original y única del cuerpo", dice María Luisa Guzmán.

Óscar Mancilla añade que entre 1924 y 1950 tuvo una exposición mediática muy relevante, con varios artículos y polémicas riquísimas publicadas en los diarios. Joaquín Edwards Bello decía que era 'una suerte de Flaubert berlinés'. Su apariencia física no pasó desapercibida".

En los 50 se desempeña como profesor en la Universidad de Chile y "de ahí como que se autodestierra del mundo artístico nacional. Crea, además, su obra cúlmine 'La Tierra'. Gracias a la gestión del psiquiatra y escritor Claudio Naranjo, un vaciado en bronce se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo, y otro en el Centro Cultural Palacio La Moneda" dicen Mancilla y Guzmán.

Los dos profesionales rematan que este proyecto de rescate lo titularon "Volver a la luz: puesta en valor de la vida y obra de Tótila Albert" por dos razones fundamentales. "Queremos que su legado se muestre a través de los ojos de su hija Luz, pero también quisimos dar cuenta de todo su proceso filosófico, de introspección espiritual que tanto investigaron Claudio Naranjo y Lola Hoffmann. A través de su creación, Tótila se trasladó al mundo de las ideas".

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