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Estrategia podría sustituir el uso de fármacos:

Tener un propósito en la vida se asocia a una mejor calidad de sueño en adultos mayores

martes, 11 de julio de 2017

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Estudio detectó que quienes tienen planes a futuro o comparten su tiempo con otros duermen mejor y tienen menos trastornos, como apnea del sueño y síndrome de piernas inquietas.



Para el 40% de los adultos mayores chilenos que, según la Tercera Encuesta Nacional Calidad de Vida en la Vejez, tienen problemas para dormir, un estudio publicado el domingo en la revista Sleep Science and Practice trae buenas noticias.

Según sus autores, para conseguir un sueño reparador, el plantearse objetivos y tener un propósito de vida puede dar mejores resultados que tomar pastillas para dormir.

Tras encuestar a 823 personas de entre 60 y 100 años, investigadores de la U. Northwestern y del Centro Médico de la U. de Rush (EE.UU.) determinaron que aquellas que reportaban mayores niveles de "sentido de vida" dormían mejor, tenían 63% menos de posibilidades de sufrir apnea del sueño y 52% menos de presentar síndrome de piernas inquietas. Aquellos con más bienestar psicológico fueron menos propensos a ser diagnosticados con estos trastornos en los siguientes dos años.

Según los autores, encabezados por el neurólogo Jason Ong, esto se explicaría porque "individuos con un alto nivel de propósito en la vida tienden a tener mejor salud física y mental en general". Estudios previos han mostrado que estas personas tienen estilos de vida más saludables, hacen más ejercicio, se hacen más chequeos preventivos y saben cómo relajarse.

En el estudio, quienes puntuaban más alto en "tener propósito de vida" concordaban con frases como "Hay personas que deambulan sin rumbo por la vida, pero yo no soy una de ellas", "me siento bien cuando pienso en lo que he hecho en la vida y lo que espero hacer en el futuro" o "la gente me describe como una persona generosa, que desea compartir su tiempo con otros".

Menos fármacos

Para la doctora Andrea Contreras, neuróloga especialista en trastornos del sueño del Centro del Sueño de la Clínica Las Condes, las conclusiones del estudio coinciden con lo que se ve en la práctica.

"En el adulto mayor, la calidad del sueño suele alterarse: su capacidad de dormir se deteriora y el sueño se hace menos profundo, pero se ve más alteración en personas que jubilan, son pasivas y se quedan en casa o duermen hasta tarde, mientras que los que se mantienen activos y hacen actividad física conservan un patrón similar al de personas más jóvenes".

El doctor Ong destacó que los hallazgos pueden contribuir a mejorar la calidad del sueño sin tener que recurrir a fármacos, un escenario especialmente favorable para adultos mayores. "En ellos, el uso de benzodiazepinas, como diazepam o clonazepam, aumenta el riesgo de caídas y su uso crónico se asocia a mayor riesgo de deterioro cognitivo", señala la doctora Andrea Slachevsky, subdirectora de GERO, Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo.

Asimismo -dice la doctora Contreras-, "las apneas del sueño pueden potenciarse con el uso de sedantes y pastillas para dormir, porque se relaja más la vía aérea. Y hay que considerar que en 50 a 60% de los pacientes la apnea severa se asocia a síndrome de piernas inquietas".

Aunque la edad promedio de los participantes en el estudio era de 77 años, los investigadores señalan que sus conclusiones pueden extrapolarse a personas más jóvenes.

Meditación y talleres

Ong destaca que "tener propósitos de vida es algo que se puede cultivar y aumentar a través de meditación tipo mindfulness ", línea que su equipo propone investigar como una posible terapia para mejorar la calidad del sueño.

Con este mismo objetivo -añade la doctora Contreras-, "a los adultos mayores les recomendamos que realicen alguna actividad interesante, se inscriban en cursos o talleres, hagan yoga o meditación o trabajen a tiempo parcial, si pueden".

A esto se suma el mantener una buena higiene del sueño, que en el caso de adultos mayores apunta a medidas básicas, como tener horarios regulares de sueño, no acostarse demasiado temprano -sobre todo en invierno, cuando el frío invita a meterse a la cama apenas oscurece-, no dormir hasta tarde, y si se duerme siesta, que esta no dure más de media hora.

La doctora Slachevsky agrega no consumir estimulantes como café o té antes de acostarse ni exponerse a pantallas, cuya luz azul inhibe la secreción de melatonina, hormona que induce el sueño.


"Ayudar a las personas a cultivar un propósito en la vida puede ser una estrategia efectiva para mejorar la calidad de su sueño, especialmente si sufren insomnio". JAMES ONG Profesor de Neurología, U. Northwestern



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