Cuando Edith Paulino muda a su hija Antonella, de siete meses, la interacción es constante. "La miro a los ojos y voy conversando con ella: '¡Hiciste pipí, mi pequeña! Este es el pañal que te voy a poner, estas son las toallitas. Vamos a limpiar por aquí, mi amor...'". La misma dinámica ocurre cuando la viste o la baña. Y el resultado que Edith percibe es casi siempre el mismo: "Ella me mira y se siente feliz". Claudia Martini aplica las mismas estrategias con su hija Isidora, de 8 meses. "Mientras hago costura, le cuento lo que estoy haciendo, le canto, le pongo música y ella me deja trabajar". Mientras Isidora duerme en su coche, Claudia reflexiona: "Me estreso mucho menos y estoy mucho más tranquila y relajada que cuando tuve a mis otros dos hijos". Las estrategias que aplican a diario Edith y Claudia con sus hijas son parte de lo que han aprendido en el último año en los talleres de Conversemos mamá (www.conversemosmama.com), un programa piloto de investigación y estimulación temprana en el que participan 40 madres de sectores vulnerables de Recoleta, Huechuraba y Santiago. La iniciativa -que se enfoca en los primeros mil días de vida de sus hijos, desde la gestación- entrega a las madres conocimientos y estrategias concretas para que pongan en práctica lo que la ciencia ha descubierto para fortalecer el desarrollo neurocognitivo y del lenguaje. Hoy se sabe que esos primeros mil días son claves para la conformación del cerebro y de sus conexiones neuronales. También que durante la gestación y la temprana infancia hay factores que limitan la formación de esas conexiones. Entre los principales están el estrés sostenido de la madre durante el embarazo y la falta de estimulación cognitiva. Estos factores, que ocurren con mayor frecuencia en condiciones de pobreza, son los que busca revertir Conversemos Mamá. "A las mamás gestantes les damos contención emocional y estrategias para reducir el estrés, como yoga y meditación, les ayudamos a reconocer y activar las redes de apoyo que necesitarán durante la crianza, a fortalecer el vínculo con su hijo escribiéndole cartas, cantándole y hablándole", ejemplifica María José Reyes, monitora de los talleres. Estimular el lenguaje Tras el nacimiento, hay un énfasis en fortalecer las habilidades parentales y la estimulación del lenguaje. Las mamás les cantan a sus hijos canciones acompañadas de movimientos, aprenden formas de hablarles amorosamente y les conversan, describiendo lo que están haciendo o harán, nombrando objetos del entorno, explicándoles o nombrando sus sensaciones ("debes estar incómoda", "tienes hambre"). Otras técnicas incluyen responder a los balbuceos o intenciones de comunicarse de la guagua. "Por ejemplo, dice Reyes, si apunta hacia una fruta, la mamá le dice 'estás mirando la naranja, fruta jugosa y redonda' y se la pasa para que la explore". El énfasis en conversarle a las guaguas desde la gestación responde a que "las conexiones neuronales se hacen a través del lenguaje y este es la base de los futuros aprendizajes", explica Rosita Puga, directora de Educación del programa. Una desventaja importante para los niños de sectores vulnerables, añade, es que a los tres años han escuchado 30 millones menos de palabras que los de familias con recursos. "Las consecuencias se traducirán en menor aprendizaje escolar, más dificultad para acceder a educación superior y trabajos de menores ingresos. La desigualdad se perpetúa", dice el psiquiatra Rodrigo Aguirre, director científico de Conversemos Mamá. "Lo que queremos demostrar es que si la madre tiene una contención y preparación integral desde la gestación, sus hijos van a tener más lenguaje, mayor capacidad cognitiva y de autorregulación y un desarrollo emocional más armonioso", concluye Puga. "Acá aprendí a tranquilizarme. Si ella llora, no me desespero, porque sé cómo calmarla"
EDITH PAULINO Y ANTONELLA
"Siento que mi hija me entiende y hace caso. Si le digo 'eso no se toca', ella no lo hace".
CLAUDIA MARTINI E ISIDORA