viernes, 23 de noviembre de 2007
Economía y Negocios, El Mercurio
Para el socio francés de Concha y Toro, la principal meta del joint venture es consolidar la inversión realizada y seguir liderando los vinos íconos nacionales.
Confiado en el trabajo realizado hasta la fecha se encuentra Xavier Eizaguirre, presidente del grupo Baron Philippe de Rothschild, la firma vitivinícola francesa socia de Concha y Toro en el joint venture Almaviva, una de las viñas íconos de la industria chilena.
Aunque Almaviva salió este año del listado de los 100 mejores vinos del mundo que elabora la influyente revista norteamericana "Wine Spectator" -en 2006 alcanzó el puesto 24 con su cosecha 2003-, las expectativas en torno al mosto siguen intactas.
Para Eizaguirre, la viña chileno-francesa que se comercializa en promedio a US$ 75 en el extranjero y a más de $60 mil en el mercado nacional, ya posee niveles de calidad que le permiten disputar el liderazgo de estas clasificaciones. En dos ocasiones Almaviva ha recibido 95 puntos del enólogo más influyente del mundo, Robert Parker, la misma puntuación dada por "Wine Spectator" en 2006.
"A nivel de la viña, el sistema utilizado para las plantaciones, al modo de Bordeaux, ha sido con un método de irrigación muy sofisticado, que ha sido la mayor evolución. A nivel comercial, la introducción mundial de Almaviva a través del sistema de los "negociants" -compradores de vinos de cosechas futuras- ha sido el principal logro", comenta Eizaguirre, quien destaca que gracias a este sistema sus vinos son vendidos en cada uno de los mercados clave a nivel mundial.
Para el socio francés de Concha y Toro, la principal meta del joint venture es consolidar la inversión realizada y seguir liderando los vinos íconos nacionales, en especial en momentos en que el mundo comienza a entender que Chile "puede ofrecer más que vinos buenos a un precio conveniente". Aunque destacó el trabajo entre las firmas socias, Eizaguirre descartó "otros proyectos" en esta etapa, aduciendo que Almaviva es el "foco principal".
