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Candidato de la Nueva Mayoría se subió al carro del flamante Presidente francés:

¿Qué tienen en común Macron y Guillier?

sábado, 24 de junio de 2017

Tamara Avetikian
Nacional
El Mercurio

Según el senador, él hubiera votado por Emmanuel Macron en las elecciones francesas. Llama la atención, porque un apoyo de este tipo requiere estar de acuerdo en las propuestas programáticas, lo cual parece lejos de ser el caso.



El senador Alejandro Guillier dijo que si hubiera votado en Francia, lo hubiera hecho "por Macron, lejos", sin especificar cuáles eran las concordancias con el Presidente francés, quien en una fulgurante carrera llevó a su movimiento "En Marcha" a la victoria en las últimas elecciones.

Pero ¿qué tan parecidas son las propuestas de Guillier con las de Emmanuel Macron?

A simple vista, no mucho, más allá de una voluntad de ambos por "renovar la política". La estrategia de Macron fue alejarse de los partidos tradicionales y fundar un movimiento ciudadano propio, mientras que el senador por Antofagasta está apoyado por viejos partidos, tales como el Comunista, el Socialista y el Radical, además del PPD.

Y en las propuestas de gobierno, las diferencias se acentúan. Si se revisan las principales medidas que el francés va a implementar, destaca la reforma laboral, la cual ya comenzó durante el gobierno de François Hollande precisamente con la "Ley Macron", que tenía como objetivo "el crecimiento, la actividad y la igualdad de oportunidades", y permitió que los negocios abrieran los días domingos, se desregularan ciertas profesiones para permitir el ingreso de jóvenes, y se liberara el transporte interurbano. Sobre este último punto, Guillier se comprometió justo con lo contrario: crear una "red nacional de transporte interurbano".

Ahora, Macron busca una nueva ley laboral que permita que empresarios y trabajadores negocien la jornada laboral, la política salarial y las condiciones del trabajo. Para Macron, no es necesario cambiar la jornada actual de 35 horas, pero sí discutir la posibilidad, en cada empresa, de modificar los horarios y acordar las horas extraordinarias. Guillier, en cambio, quiere reducir la jornada laboral, aunque en nuestro caso es de 45 horas semanales, sumándose a una propuesta de la diputada comunista Camila Vallejo.

Para Macron, los acuerdos pactados entre trabajadores y sus empresas tienen prioridad por sobre los convenios sectoriales. En cambio, Guillier ha dicho que "en Chile tener negociación por rama parece de la Rusia revolucionaria, en circunstancias que en todos los países desarrollados se negocia así y no se desploma el mundo".

Macron, sin embargo, considera cambiar una norma de la reforma laboral de Hollande, que da solo a los sindicatos la iniciativa para llamar a referéndum sobre las condiciones laborales, para otorgarles el mismo derecho a los empresarios. Guillier, por lo que ha dicho, probablemente no estaría de acuerdo con una medida así: "Para poder negociar, requieres un sindicato legítimo y fuerte que se pare frente a la empresa".

Y sería interesante saber si Guillier está de acuerdo con Macron sobre imponer nuevos topes a las indemnizaciones por despidos.

En su entusiasmo por apoyar a Macron, Guillier no ha esclarecido si también comparte la idea de reducir el tamaño de la planta de funcionarios del Estado. Entre los compromisos de Macron está el de recortar 120.000 puestos públicos, al mismo tiempo que disminuir en 60 mil millones de euros el gasto público en cinco años y sanear las cuentas fiscales.

En un tema en que sí parecen coincidir Macron y Guillier es en que se debe reformar el sistema de pensiones, pero, al parecer, las soluciones van en orientaciones opuestas. El primero considera que el sistema francés debe unificarse, porque hoy conviven variados modelos, y moverse gradualmente hacia uno de capitalización. El plan aún no está afinado, porque Macron, sabiendo que es tema controvertido, se ha dado un tiempo para evaluar opciones. Por ahora, ha dicho que no pretende aumentar la edad de jubilación (62 años), porque eso debería ser una decisión individual, tomando en cuenta cuánto patrimonio se ha acumulado, la expectativa de vida y cuánto se espera recibir al momento del retiro.

Sería importante que Guillier dijera si está de acuerdo con Macron en que es bueno que trabajadores y empresarios negocien fuera de las centrales obreras, porque eso "ayudaría a salir de la trampa donde la acumulación de derechos dados a los trabajadores se transforma en el mismo número de obstáculos para los que no trabajan". Y si considera que Macron está en lo correcto cuando señala que si bien el socialismo luchó por los derechos de los obreros, ahora "la realidad invita a reflexionar sobre los derechos reales de todos, incluidos, en especial, los de quienes no tienen trabajo".

¿Y sobre el terrorismo? Macron no tiene dudas en aplicar las más severas medidas para evitar que individuos, organizados o no, aterroricen con sus actos a la población, sea con armas pesadas o con balones de gas, como en el último intento de un terrorista islámico. Guillier es muy cuidadoso en no aplicar el calificativo de "terrorista" a quienes utilizan la violencia extrema en La Araucanía.

Y en educación, es significativo en el ideario de Macron el hecho de que sea partidario acérrimo de darles autonomía a los directores de escuelas, tanto para contratar personal como para adecuar las labores académicas, según el contexto en el que se desarrollan. Al mismo tiempo, preocupado por la calidad de la educación, ha propuesto disminuir el número de alumnos por clase en los primeros años y "abrir las escuelas a los padres", para que tengan una participación activa en mejorar los resultados escolares.

Guillier, más allá de respaldar la gratuidad y el fin al lucro, poco ha dicho sobre cómo la actual reforma logrará mejorar la educación que reciben millones de niños y jóvenes, que deberán enfrentarse a la vida laboral en el mediano plazo.

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