viernes, 23 de junio de 2017
Economía y Negocios Online
Alfredo Enrione
ESE Business School
Universidad de los Andes
El martes 20 de junio, y por primera vez en su historia, el aeropuerto Sky Harbor, de Phoenix Arizona, se vio obligado a suspender los vuelos entre 3 y 6 de la tarde por las altas temperaturas. Los probables 48 grados Celsius superarían el límite técnico de muchos aviones. Con una atmósfera tan caliente y poco densa, algunos jets no serían capaces de despegar ni sustentarse en vuelo.
Más allá de la anécdota y las molestias para los pasajeros que vieron suspendidos sus vuelos, los efectos del cambio climático ya están siendo materia de trabajo de los analistas de la industria. Mayores costos, destinos descartados, aviones obsoletos, pistas mucho más largas, más inversiones y nuevas formas de trabajo, entre otros.
Los estudios predicen que en un primer nivel, el cambio climático afectará aquellas industrias que trabajan directamente con la naturaleza y el clima como la ganadería, la pesca, la agricultura o la industria forestal. En un segundo, impactará industrias como la energía, los seguros y el turismo. Al final todos los sectores de la economía se verán afectadas en forma directa o indirecta.
Nuestro país tampoco está ajeno a estos eventos climáticos extremos. Este verano por ejemplo, tuvimos condiciones excepcionales de temperatura y humedad que originaron unos incendios forestales de proporciones épicas. Hace solo una semana violentos temporales dejaron vastos sectores de la población sin energía. En ambos casos las autoridades y las empresas se vieron totalmente sobrepasadas.
Esta vez los líderes podrán argumentar que fueron eventos extraordinarios y corresponde aplicar un criterio de “fuerza mayor”, pero a juzgar por la evidencia científica, será mejor que la próxima vez no los pille desprevenidos.
