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Con un halo de misterio

sábado, 24 de junio de 2017

Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Vinka Quintana.
Patrimonio
El Mercurio

y forma parte del patrimonio cultural de Chile. Las cerámicas perfumadas de las monjas clarisas son una de las creaciones más singulares que hayan nacido en el país, e incluso en su momento fueron un producto de exportación apetecido por la clase alta europea. Una investigación de Ximena Gallardo, Alejandra Fuentes, Isabel Cruz y Alexandrine de la Taille las pone en valor por medio de una exposición en la Biblioteca Nacional.



La fama que lograron en Europa las cerámicas perfumadas de las monjas clarisas no deja de ser curiosa. Estos pequeños recipientes de arcilla policromados fueron fabricados por las religiosas para regalarlos a sus visitas o en agradecimiento a sus benefactores, pero mientras en Chile las familias los atesoraban y coleccionaban, las piezas que viajaban al otro lado del océano cumplieron otra función: fueron altamente cotizadas entre las mujeres, ya que al comerlas conseguían que su piel se volviera más pálida, una exigencia para los cánones de belleza en los siglos XVII y XVIII.

Estas delicadas figuras hechas por "mano de monja", muchas de ellas miniaturas, estaban finamente decoradas y tenían a la vez un uso decorativo y utilitario. Eran juegos de té, fruteras, teteras, mates y jarritas, por muchos cronistas llamados "búcaros de Indias".

-Prestaban aroma y sabor a los líquidos que contenían, siendo incluso degustados y masticados con deleite por las mujeres hispánicas de alta alcurnia, fenómeno conocido como bucarofagia -explican Ximena Gallardo y Alejandra Fuentes, investigadoras del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes; quienes formaron equipo con Isabel Cruz y Alexandrine de la Taille, profesoras del Instituto de Historia de la misma universidad, para realizar el proyecto de registrar, estudiar y dar a conocer estas piezas de gran valor patrimonial.

Ganadoras de un Fondart en 2016, su trabajo se plasma en un libro -próximo a editarse- y en la exposición "Contemplación y deleite de los sentidos. La cerámica perfumada de las monjas Clarisas", que se presentará en la Biblioteca Nacional a partir del 29 de junio. El mismo lugar donde entre 1604 y 1925 funcionó su convento es el que acogerá una muestra selectiva de las colecciones de cerámica de las monjas que aún se conservan en el Museo del Carmen de Maipú, el Museo Histórico Nacional, el Monasterio de Clarisas de Antigua Fundación y una colección particular.

Según cuentan las cuatro investigadoras, la cerámica que desarrollaron las clarisas -la primera orden en llegar a Chile en el siglo XVI- primero en Osorno y después en Santiago, "recoge la tradición hispano-morisca, en la que la cerámica juega un rol relevante, y le da gran importancia a la belleza de las vasijas utilitarias. En ese momento, probablemente llegó a América también por medio de artesanas que venían como esclavas o compañeras de los conquistadores". Explican también que la tradición alfarera y la existencia de centros de producción indígena en Chile favorecieron la fabricación, ya que había muchas mujeres con esos conocimientos ayudando a las monjas en el convento. "Su estructura no tiene relación con iconos de nuestra cultura popular, sino con indicios moriscos y/o del norte de África".

La fórmula secreta con la que le incorporaban su característico perfume sigue en manos de las pocas clarisas que quedan en Chile. Sin embargo, hay registros de la presencia de clavo de olor, agua de rosa, almizcle, ámbar, vainilla y otros ingredientes que hasta el día de hoy se conservan en la arcilla.

La fabricación fue decayendo en el siglo XIX ante la baja de habitantes en el convento, hasta que en el XX fue nula. Con menos ayuda y escasez de vocaciones, las religiosas no tenían tiempo para dedicarse a esta labor. Sin embargo, en la década de 1980 hubo una revalorización y las monjas volvieron a producirlas bajo la instrucción de la especialista en cerámica Vania Roa, quien reconstituyó parcialmente la fórmula de estas cerámicas. Tanto estas piezas más recientes como las antiguas se exhibirán hasta el 31 de agosto.

VARIAS DE LAS PIEZAS INCLUYEN TEMBLEQUES Y MOTIVOS DE LA HOJA-ALA, PROPIOS DE LA CULTURA MORISCA.

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