Hace no más de un año, el director del Servicio de Impuestos Internos (SII), Ricardo Escobar, se reunió con las grandes firmas y estudios de abogados tributaristas. Quería explorar el terreno para una idea que nació en sus viajes a seminarios en el exterior: certificar a las compañías de acuerdo a su cumplimiento tributario y su grado de responsabilidad social en este ámbito. Distintas fueron las versiones que circulan en el mundo de los abogados tributarios sobre este cambio y algunas de ellas preocuparon a los especialistas.
Pero lo cierto es que se trata de un proyecto en estudio, cuya aplicación aún no está decidida, y que tiene por objetivo distinguir entre los buenos y muy buenos contribuyentes.
En este plan, las compañías que voluntariamente así lo decidan, recibirán una certificación y les será asignada una categoría: AAA o AA, una denominación similar a las que usan las clasificadoras de riesgo.
Las AA serán todas aquellas que tengan un buen comportamiento tributario: que paguen sus impuestos, y a tiempo; que no tengan deuda fiscal y que usen mecanismos como la factura electrónica. Todos los negocios, hasta el más pequeño, pueden optar por esta certificación.
Los requisitos para ser AAA aún están en estudio, pero se cree que se tratará de empresas de mayor tamaño. En parte, porque para contar con una clasificación AAA la compañía tiene que ir más allá: debe impulsar entre los proveedores la utilización de sistemas electrónicos que provee el SII, como las facturas electrónicas.
Por estar bien clasificados, las empresas reciben ciertos beneficios: "por ejemplo, que te entreguen una devolución de impuestos en forma más expedita o que una resolución la tomen en menos tiempo", explican abogados de la plaza.
El trato preferente se justifica porque las compañías que tengan un buen comportamiento tributario son las que tienen un riesgo más acotado y requieren, por lo tanto, una inversión menor en tiempo de fiscalización que aquellas sociedades que son más riesgosas. Esta idea se enmarca en las últimas tendencias de análisis de riesgo que realizan las administraciones tributarias, y que el SII ha ido recogiendo.
La iniciativa de certificar a las compañías en el ámbito tributario es completamente nueva en el mundo, pero se inserta dentro de los conceptos recogidos por el director del Servicio de Impuestos Internos entre las últimas tendencias internacionales y los estudios de la OECD.
El Servicio ha explorado esta idea en el ámbito empresarial. Aún no existe una fecha de aplicación de esta iniciativa.
En el SII comentan que el objetivo final es promover la colaboración e incentivar a que los contribuyentes tengan un alto grado de compromiso con la administración tributaria, más allá de lo puramente legal. Con la promoción de las facturas electrónicas, por ejemplo, se estimula una cadena virtuosa para las pequeñas empresas y para el mismo Servicio. Ambos ganan en eficiencia tanto en el pago como en la fiscalización de los impuestos.
Hecho tributario relevante: el tema causó polémica
Uno de los requisitos que se estudió exigir para optar a una alta clasificación fue el "hecho tributario relevante".
Este consistía en que las compañías informaran de las decisiones tributarias que le implicaran un ahorro mayor a US$ 1 millón.
Sin embargo, fue un punto que encontró resistencia entre los analistas, porque era difícil comparar contra qué se obtenía ese ahorro. Es decir, se deberían planificar los impuestos pensando en lo que se hizo y en lo que debería haberse hecho según el Servicio de Impuestos Internos.
Por su complejidad, el organismo optó por sacarlo de la iniciativa en estudio.