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Talleres de la Fundación Mustakis y la UACh, sede Puerto Montt:

Escolares que aprenden a programar valoran hablar este nuevo "idioma" y trabajar en equipo

lunes, 12 de junio de 2017

Soledad Neira Farías
Educación
El Mercurio

Contra el viento y el frío austral, fanáticos madrugan para sumergirse en el mundo de la robótica y la tecnología satelital, que cada día atrae a más adeptos.



"Sin la tecnología ya no somos nada. Una persona ya no aguanta un día sin su celular", dice con convicción Francisco Quintupray, quien a los 14 años suma tres talleres de robótica, además del trabajo con su grupo del Colegio Salesianos de Puerto Montt.

Ni la lluvia ni el frío de la mañana en Los Lagos impiden que temprano, cada sábado, un entusiasta grupo de 45 niños llegue desde toda la región hasta la sede Puerto Montt de la Universidad Austral de Chile (UACh).

Tienen entre 12 y 17 años y los mueve un potente motor: los talleres de robótica educativa que imparte la Fundación Mustakis al alero de la UACh.

"Es un programa que busca mejorar oportunidades de acceso a educación y a redes de contactos que estudiantes de colegios vulnerables quizás no podrían tener", explica Marcos González, profesor de la Escuela de Ingeniería Industrial de la UACh y coordinador del proyecto.

Son dos talleres, uno de robótica y el segundo de satélites ArduSat. Este último es pionero, según Real Group, un equipo de fanáticos en su mayoría ingenieros y estudiantes de ingeniería de la UACh, a cargo del programa.

"La idea nació acá. Acá hicimos los módulos, la metodología para enseñarlo", dice González. En el taller ArduSat, los niños experimentan con un satélite de tipo CubeSat, en el que pueden simular experimentos espaciales. Los Kit ArduSat con los que trabajan están basados en Arduino (plataforma de prototipos electrónica de código abierto), incluyen todos los componentes básicos de un satélite de tipo CubeSat, integrando una serie de sensores para realizar diversos experimentos ambientales.

"Todo lo programan en el computador, lo simulan, y una vez al semestre tenemos la opción de poder correr este experimento. Estamos en contacto con una empresa en Estados Unidos que lanza los experimentos que hacen los niños" , cuenta González.

"Me empecé a interesar desde bien joven (en la robótica), desde que tuve la primera televisión. Quería saber por qué se podía ver la imagen, cómo sonaba y por qué funcionaba", explica Francisco, quien a estas alturas ya es un concursante profesional.

"Postulé tres veces seguidas y las tres he quedado", afirma.

La mayoría de los asistentes son hombres, "pero el interés entre las niñas es creciente", explica Fernanda Pizarro, mentora del grupo ArduSat.

"Siempre me ha gustado la programación, la robótica... desde que era chica y veía películas de Ironman. Me gustaba y quise probar, saber de qué se trataba", dice Daniela Narváez, en 2° medio del Colegio Inmaculada Concepción, quien trabaja con su compañera de curso, Javiera Barrientos.

"Es súper entretenido, súper práctico. Los profes te enseñan, te explican, se dedican a esto, entonces, como que tú aprendes harto", enfatiza Daniela. Y aclara, "no hay que saber tanta matemática o ser bueno en lenguaje, porque esto es programación, es un lenguaje que tienes que leer y aprenderlo, es como aprender otro idioma".

A los talleres "postularon cerca de 450 niños, de toda la región y algunos de muy lejos", cuenta el ingeniero Francisco Calfún, también mentor del proyecto.

Para asistir al taller, Roberto Leiva, alumno de 8° básico, viaja seis horas de ida y vuelta desde Castro, en la Isla Grande de Chiloé, donde vive.

"Vienen de muchos lugares y así se conocen personas distintas. Hay niños chicos a los que les va súper bien, me asombra que saben mucho de sensores, de las cosas que son capaces de hacer los robots. Quedé impresionado", reconoce Vicente Álvarez, alumno de 3° medio del Colegio Santo Tomás.

Cuenta que llegó dateado por un amigo. "Estoy aprendiendo cosas nuevas que me pueden ayudar, porque quiero estudiar una ingeniería y esto puede ser como un adelanto", afirma.

Vicente destaca un "súper buen ambiente. Lo que más me gusta es el trabajo en equipo. Podemos solucionar problemas en conjunto", dice.

Justo "uno de los valores que buscamos promover es el trabajo en equipo", destaca Calfún.

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